Isabel Cano Gonzalez, “La Nena”
Así era llamada cariños-amente, por haber sido junto con su hermana Manuela ,( para nosotros llamada la Chacha) las menores de un montón de hermanos.
Se dedico a muchos oficios durante toda su vida: lavandera, curaba a los animales, costurera, ama de cría, pero sobre todo Curaba huesos a todas as personas de Almendralejo y contornos.
Hacían colas, delante de su casa para curarse, un médico llego a mandarle apersonas para que les curara los huesos, nunca cobro dinero por sana, fue honesta hasta su muerte.
La ultima noche de su vida fueron a curarse una persona y no se negó ,
Le gustaba saber de todo.
Tubo un huerto en el lugar conocido por las Cavernosa en Husero, causaba embeleso pasar por el lugar, se paraban para ver una tierra también cultivada, por sus hijos y marido, y ella misma, que hizo una casa de adobe en dicho huerto.
De todos los hijos que tuvo le vivieron cinco, Antonio, Amalia, José, Dionisio Manola Catorce nietos de los cuales uno soy yo Isabel Coronado Zamora
Quisiera con esto darle un homenaje a tan gran mujer “LA NENA”.
Isabel Coronado Zamora
2 Comments:
Isabel Cano Gonzales "la nena" fué una mujer singular en el duro tiempo en que se discurrio su existir, aún hoy sigue siendo, a través de la memoria colectiva de lo-as que la trataron, un actualizado paradígma de persona consecuentemente querida por sus valores esenciales, honesta, valiente, solidaria. Su integridad personal hizo que se entregara a lo que ella considedaba normal y justo (independientemente de opiniones oficiales o costumbres del momento) que era simplemente vivir, sacar adelante a su familia, compatiendo en plenitud y desarrollo, el potencial creador propio y de cada uno de lo-as que por su vida pasaban, yo, que tuve el privilegio de conocerla en vida,puedo afirmarlo.
En su faceta curativa, no fué una milagrera al uso actual o del pasado, no expresaba falsas expectativas ilusorias ni se rodeaba de amuletos o vana iconografia, era totalmente prágmatica, sencilla, como en su quehacer diario; sanadora innata, certera en su diagnostico de tendones o huesos dañados, lo que ella podía curar lo sanaba, lo que no, era directa en su veredicto; y o bién te mandaba al médico, o te exponía la realidad de la fractura tal como ella lo percibía. El acierto en su arte sanador le venía(creo yo, aparte de su dilatada experiencia acumulada en estos menesteres) a través de una aguda, fina, e intuitiva observación y exploracion sensorial táctil que ejercía con sus manos,sobre la parte dañada de lo-as que a ella acudían, luego su dón natural, manipulaba en movimiento infaliblemente rápido y seguro los huesos y tendones discolocados, volviendolos a poner en su correcto lugar, el alivio del-a herido-a era inmediato, otras veces con friegas de alcóhol farmacéutico o aceite de oliva, masajeaba con tesón y paciencia, una y otra vez, los músculos inflamados por golpes o torceduras accidentales.
Su menuda humanidad física irradiaba gran vitalidad y energía, muy trabajadora, luchadora, sin estudios pero no inculta, tenía genio y porte, sabía las reglas básicas ; sumar, restar, multiplicar...., no por operaciones númericas, sino por medio de un sistema de montoncitos de legumbres que ponía sobre la mesa, su memoria y habilidad con esta forma de contar era tal, que como si de un arcaico ábaco se tratase, los montoncitos de garbanzos le daban las cuentas claras.
Ella me curó (al margen de recibir su cariño y otras sanaciones) siendo yo niño, una dolorosa dislocacion de huesos del brazo, que me aconteció al caerme de un burro, por medio de su diligencia me fué sanado un peligroso herpes, llamado comunmente culebro, que me salió alrrededor del cuerpo y en los albores de mi asdolescencia también de ella aprendí, mis primeras lecciones de valentia y humildad social, la recompensa que emana de la genuina y justa actitud ante uno mismo y los otros.
Tuvo el talento de ser ella misma dandose a los demas, generosamente transmitió, genética y popularmente, fuerza, voluntad y amor.
Sirva este escrito como pequeño y merecido homenaje a tan singular mujer y tan grande persona. Me posibilitó la honra de ser uno más de sus catorce nietos. ¡¡Gracias Abuela!!
Manuel, 52 años, Castellón.
By Anónimo, at 7:28 p. m.
El amor que procesamos a esta grata abuela perdura y se hace mas fuerte con los años que hace de su partida.
By Isabel, at 12:12 a. m.
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