CALLE DIVINOS MORALES
CON MI TÍO FERNANDO
Lugar donde por
primera vez tomas con tacto con la vida, marcando, emociones, momentos felices de una vida.
Calle Divinos Morales; es Enriqueta, la que nos introduce en sus historia e inicios. Cuando el lugar fue una gran “Era” dedicado a trillar y limpia el grano, llena de pozos
para apaliar sed, refrescar segadores y
apagar fuegos si los hubiera.
El pozo de tomas
Fernández, hoy en la cochera de Santiago Mariñas, el de Salvatierra en la casa
de esquina con Tercio y Francisco Romero Guerreo.
Al final de la calle
Divinos Morales con Macarena, al hacerse, quedo en medio de la calzada un
altivo pozo llamado “Huevo”. Al quedar
en el medio, aguantando, toda clase de aberraciones, se optó, sin
valorar su buen agua y venero incansable,
en negarlo, olvidando, lo necesario que fue en años de sequía.
Hoy se habría ideado formas, que vuelven con la narración que me
cuenta Enriqueta , atrapando momentos de una infancia en esta
calle, días de reyes con un saltador de campanitas pasando horas, en el cemento de la cera
saltando.
Recordando, vecindad donde todos/as eran conocidas por los
apodos o motes, viviendo en armonía, familiarmente bien.
Calle que empieza a formarse por los años 1918 0 1919,
cuando la zona que hasta entonces había sido era, se empieza a vender por
parcelas. Vecinos que empiezan hacer sus casa poco a poco, siendo uno de los
primeros en hacer su vivienda y habitarla, la familia de a Anguelita la Bota y
Fernando Barranquero, que no eran apellidos sino los apodos por lo que eran
conocidos.
Estas dos personas fueron y son los abuelos de Filo
Fernandez (Coralito de Palma) Y Andele.
Casa que no ha dejado
de pertenecer a la familia, y una de las nietas, Piedad, su madre era Frasca, una excelente mujer, buena cocinera y repostera, su marido se llamaba
Manolo.
Seguida, estaba la
casa, de María Andito y Fernando, (apodado Andito), su nieta cuenta que
fue, porque el hermano pequeño de su abuelo, no sabía decirle Fernando y le
nombraba por “Andito”. Por este apodo
siguen siendo conocidos.
La vivienda, des de su construcción, ha sido de la familia.
Hoy viven en ella una nuera y cuatro
nietos, que cuentan, que su a su abuela
la vecindad nunca la nombraron María, siempre la llamaban Mariaandito.
Otra vecina de la Calle Divinos Morales, fue Dolores, apodada la Belmonta, que emigro a Madrid, Francisca
la Alcañila, María la Santa, una de las hijas de esta señora vive en la mima
calle, al final de esta.
Juana la Roia, Ana Barroso, las Catorzas, “La cabaña” cuyo mote le venía porque el
marido trabajaba de pastor y vivan en el campo en Cabañas.
El pajar de los de Merced, porque se llamaba la madre Mercedes y continúan siendo dueños la
misma familia.
Juan villa, nombrado más por el de los “Conos” por fabricaba
conos de cemento, para almacenar, el mosto de la uva que fermentado se
convertía en vino.
Seguida una Bodega llena de conos, en el suelo un pozo
llamado de “Casca” que al limpiarlo era peligroso, se encendía una vela, si se
apagaba indicaba que no había
oxígeno. Muy peligroso, los que bajaban a limpiar el pozos, al perecer
personas, porque era toxico y no daba tiempo, salir.
Por encima, la casa de Pepa la de Curro, conocida a si por
que el marido se llamaba Curro.
En el numero 26 vivía
Manuela la de cartilla, que era el apodo de su marido, Su padre s se
llamaba Juan y Catalina, cuando murió esta la hija mayor se hizo cargo de los
cuatro hermanos y el padre, que trabajaba en el cortijo del Conde Bagai.
Ell cual venia por
quincenas, el mandadero del conde, traía
todos los día las “Teleras de pan recién echo”
realizado en la tahona, del cortijo, para los trabajadores, había que ir
por el pan a la casa del mandadero, que se llamaba Juan, todos los día iba en
una tartana al cortijo a llevar los mandaos del día pasado y traerse los, recados que les dieran.
Guardaba el caballo
que tiraba de la tartana en un pajar que tuvo el conde en frente de la plaza de
abasto hoy tienda de los hijos de Alfonso. La señora del mandadero se llamaba Nati, vivían en la calle
Villafranca.
Otro vecino fue “El guarrero” apodo que era debido a que era conocedor de
enfermedades de los cerdos, y los castrarlo. Su señora era Amparo, tocaba muy bien la Acordeón, contratada
para las bodas, fiestas. Padres
del dueño del bar el Guarrero .
En esta casa tan poco ha dejado de pertenecer a la familia,
El “seño” Fabián, no tenía
hijos, vivía con su señora y dos sobrinos, y justo entre las calle el Tercio,
con Divinos Morales, tenía un pajar todo el emparrado, con un pozo de agua muy
fina, venero incansable, aun en los años de sequía. Vendía, el agua, que las vecinas acarreaban con cantaros de arcillas, cubos de ciz, para
beber, asearse, lavar ropa, fregar y comidas.
El agua se
almacenaba, en grandes tarros de
arcillas, apoyados en la pared, los
cantaros en las “cántaderas “ el rincón más
sombrío de la cocina para mantenerla fresca.
El trasportar el agua, fue penoso
se iba descansando y en los pajares justo donde se cruza con calle el tercio,
en la puerta había unos bloque de mármol, de grandes dimensiones, que estaba apoyados en el quicio de la puerta de
los pajares, era el lugar elegido para
hacer un breve descanso.
También estaba la Maria y Rivera,
los padres de Alejandro el del Casino.
Catalina la Bota, sus hijos era Felipa, Nandi, que era
barbero en la barbería que hubo detrás de la plaza de AbatoLa Toña Pitoña, Y Chanchi,
esta familia en los años sesenta del siglo pasado, emigraron a Barcelona, no
volvieron más, en el corral había un granado con un ramaje que cogía todo el
espacio.
Los Riverinas,, los de Simón, Kika “la buena moza”, Los
Lozas, Joaquín que tenía una taberna en la esquina calle tercio y carretera
Santa Marta, con paredes forradas de carteles de toros y su señora Pepa
encargada de hacerle los aperitivos en
una cutre cocina con una nafre apoyada con tres patas en el suelo.
María García en la esquina hoy, tienda de bombonas de
butanos. Pedro plaza y María que tenían
una tahona, en la otra esquina con carretera santa Marta, la casa daba para la
carretera, a la tahona se entraba por la calle divinos Morales tenia, esta una
cancela de hierro enorme para cerrar. Al
caer la tarde la noche daba, miedo pasar
por el lugar.
La señora Pilar la mujer del Sereno, sus hijas Trini, Manola
y Antonio.
Gonzalo el carnicero y María su señora, padres de “Nino” Eran
ganaderos la casa daba para la calle el tercio y tenía caballos y demás
animales y enfrente de la puerta trasera o falsa de su casa, un pajar con un rebaño de borregos que era la carne que vendía en la
plaza y a otros vendedores.
Francisca la Alcañila, María la santa, los Andújar, los
padres de Alejandro Molano, Juana la Roía, Ana Barroso, este si era apellido,,
Las Catorzas.
En el numero 26
propiedad del padre de Juan donde yo nací, Felicidad y cariño que llenaba toda
carencia si la hubiere. Pepa la de Joaquín, este hombre era muy grueso
se ayudaba con unas muletas y tenía una taberna llamada por su apellido (Loza)
esquina tercio con Santa marta. Donde también viviría Nicanora.
Le seguía Quica
apodad la buena moza, no se llegó a
casar y viva con su hermano.
Los apodados por Guarreros. la Familia de José en el del bar
del mismo nombre del apodo, su madre se llamaba Amparo y tocaba muy bien la acordeón,
era contratada en las bodas para amenizar el baile y en otros eventos, muy
buena mujer.
Los Riverinas, uno de
sus hijos vino enfermo de la guerra y murió, también una hija. Una de las
vecinas recordadas era” María la carnicera” su marido Gonzalo el carnicero. Que era el nombre de su marido era este ganadero
con un buen rebaño de borregos ovejas y también tenía caballos, vendía en la plaza carne. Marcelino (Nino que tomo
luego el puesto de su padre), Rosario Juan Mari y Periquín que quiso ser torero
y hoy es ganadero en Salamanca, orígenes
de sus padres.
La seña Pilar, que era de Sevilla y su marido era sereno y solía
vestirse en las procesiones de nazareno.
Las de Simón y más hacia delante una cochera donde en estos
años de pocos coches un señor guardaba el su coche.
Vidas en una calle,
Isabel Coornado
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