UNA PALABRA PARA EL QUE ESCUCHA
Los retos nunca los vi, si los senti apenas me di cuenta, una sombra en el camino señalo que el marcador de vivencias estaba dando señales, del rumbo que iba cambiando hacia el punto no deseado.
Las calles volvieron a ser puntos de encuentros donde los corros de las personas, hacían conversaciones.
Dichos diarios que iban manoseandose, de corro en corro, pasando silabas sin rumbo, que iban hilvanando palabras, para dar conversaciones que formaban personas, dando visiones según capacidad, explicaciones de los oyentes, habladores de lengua fácil.
Siempre me sentí descalza antes personas de verbo fácil, era como si el cuerpo tomará su origen desnudo de su nacimiento.
Con cuerpo arropado de palabras, clavadas como dardos sobre espalda, pecho, piernas, atravesando la diana que estuviera detrás de mi.
Cuando una palabra se suelta toma caminos para dejar senderos, acabando en veredas en barradas de una calle de pueblo, cuando la lluvia iba llamando a los tejados para escurrirse por ellos, por canales y canalones, la palabra era empujada por la lluvia, colándose por las cañas de los tejados, que formaban refugio de habitantes, replegados en manadas al calor de la lumbre conseguida con leña arrancada, encontrada donde el frío se hacia sentir sobre cuerpos desnudos, esperando el calor, refugio de la hoguera, secándose ropaje y cuerpo al calor de las llamas.
La palabra tiene piernas de caminantes, corre rápida solo necesita unas cuerdas bocales, una lengua enseguida es lanzada al exterior, recogida por el oído embriagador de recibir sonidos, que aveces confunde con coces de mulas en estampidas, corriendo ladera abajo chocando con alcornoques que intentara reprimir.
La fuerza de la palabra rompe muros sólidos, donde las llamas de oradores hablantes despliegan sonidos bucales, derramando sobre cabezas insípidas que escuchan esperando tomar una silaba y hacer suyas cada una, con forma de egos diferentes, que van marcando según el pensamiento del que hace una palabra.
La facilidad de reaccionar, confeccionando una conversación que no van a ningún sitio en principio, hasta que toma los raíles de una oración, con verbos, adjetivos, adverbios, sin mas lo que fue una letra, se convierte en la palabra del mas ávido en una conversación, que formamos según nuestras apetencias, sin ser nada al igual una vez escuchada, dialogada, comprendida por cada individuo,.
Escuchada según oído, fiel o radiante que va dando vueltas, en su oreja, formando divagaciones que nunca sirven para verdad.
ISABEL CORONADO
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home