EL LABRADOR
JUAN CORONADO SUAREZ
Hace tiempo que no escribía en mi retiro de pensamientos como es este bloc, tan llenos de vivencia de lo que voy viendo y sintiendo, en mi tierra maravillosa Almendrlaejo.
Tierra de secano arcilloso, no falta el ca-leño, olores cuando las gotas de lluvias, dejan caer su llanto lleno de sentimientos, de una tierra tan agradecida como es Tierra de Barros.
Es este rincón, que nunca estuvo perdido pues sabéis que no fue abandonado del sueño de muchos labradoras, que amantes del compás del control de la razón del pensamiento, que nunca dejo pasar un tiempo ni dejar de mirar al horizonte, besando la besana que desnuda marcaba el sentir verdadero.
El viento arrastraba el alma de sus pesare de amarguras, que sus vistas dejaban ver la luz del miedo, que dejaban los sueños desnudos, pasajeros de sensaciones del polvo sobre sus labios llenos de verdades, queriendo toma la mano de la tierra, que se agarraba a camisa de enamorados.
Sus cuerpos a la tierra atrayendo los como un contrato de esclavitud, que lo dejaba de estar cuerdo sin saber donde iban los lamentos del labrador, amante de un campo lleno de luz de grandes extensiones de viñedos, que en la primavera empezaba a verdear sus yemas brotando a la vida que le trasmitía el labrador.
Convirtiéndose en sarmientes que sujetan vides de grandes racimos de grano apretado dorado al sol de secano.
No abra otro lugar tan maravilloso en verano, de sentir posar la vista en líneos perfectos que se van desde un origen hasta el fin del valle, tan perfecto sobre el rojo de la arcilla de la tierra de barros.
La mañana trasmite sensaciones de colores sobre el rocíos de sus hojas, atrapando en el resencio convertido en gotas de agua, que la planta chupa con ansias de saciar la sed que traerá el sol sobre el refugio de sus hojas.
No sintió un asta luego, ni el color de la tierra peinada por la reja del arado, sobre las miradas de las puertas del cielo, que vigilaba, el alma de un corazon palpitante, de las entrañas.
Leyendas que van mirando temores de tormentas, aguas con granizo, fríos que toman a la tierra y la manejaran, que acaba con la abundancia que empieza en primavera sobre los líneos de vides.
Sentimientos de tierra que se convierte en el paseo del labrador que en lucha con la tierra, hombre sigiloso, abriendo puestas al campo que con el canto de la chicharra lo acompaña en un compás de palmas, sin conciencia ni silencio que vigilan la tierra y planta.
El ladrador es el rey sobre sus tierra que recibo como legado.
El campo de Tierras de Barros es como las teclas de un piano lleno de ritmo de sensaciones que se van elevando, en un circulo que nunca esta en un nudo entre la vic olivar, que mira silencioso sin alas de ramas, que baten alejando los puntos que mantienen la vida de las plantas.
El labrador que palabra tan bella, manigero de manos diestras en sentidos y conocimiento, de hace que la ilusión hacia la tierra lo lleve a mirar o tomar la distancia de una vuelta al vació, cuando ves que no entiende la tierra, su circunstancia, y climatología.
ISABEL CORONADO ZAMORA.
JUAN CORONADO SUAREZ
Hace tiempo que no escribía en mi retiro de pensamientos como es este bloc, tan llenos de vivencia de lo que voy viendo y sintiendo, en mi tierra maravillosa Almendrlaejo.
Tierra de secano arcilloso, no falta el ca-leño, olores cuando las gotas de lluvias, dejan caer su llanto lleno de sentimientos, de una tierra tan agradecida como es Tierra de Barros.
Es este rincón, que nunca estuvo perdido pues sabéis que no fue abandonado del sueño de muchos labradoras, que amantes del compás del control de la razón del pensamiento, que nunca dejo pasar un tiempo ni dejar de mirar al horizonte, besando la besana que desnuda marcaba el sentir verdadero.
El viento arrastraba el alma de sus pesare de amarguras, que sus vistas dejaban ver la luz del miedo, que dejaban los sueños desnudos, pasajeros de sensaciones del polvo sobre sus labios llenos de verdades, queriendo toma la mano de la tierra, que se agarraba a camisa de enamorados.
Sus cuerpos a la tierra atrayendo los como un contrato de esclavitud, que lo dejaba de estar cuerdo sin saber donde iban los lamentos del labrador, amante de un campo lleno de luz de grandes extensiones de viñedos, que en la primavera empezaba a verdear sus yemas brotando a la vida que le trasmitía el labrador.
Convirtiéndose en sarmientes que sujetan vides de grandes racimos de grano apretado dorado al sol de secano.
No abra otro lugar tan maravilloso en verano, de sentir posar la vista en líneos perfectos que se van desde un origen hasta el fin del valle, tan perfecto sobre el rojo de la arcilla de la tierra de barros.
La mañana trasmite sensaciones de colores sobre el rocíos de sus hojas, atrapando en el resencio convertido en gotas de agua, que la planta chupa con ansias de saciar la sed que traerá el sol sobre el refugio de sus hojas.
No sintió un asta luego, ni el color de la tierra peinada por la reja del arado, sobre las miradas de las puertas del cielo, que vigilaba, el alma de un corazon palpitante, de las entrañas.
Leyendas que van mirando temores de tormentas, aguas con granizo, fríos que toman a la tierra y la manejaran, que acaba con la abundancia que empieza en primavera sobre los líneos de vides.
Sentimientos de tierra que se convierte en el paseo del labrador que en lucha con la tierra, hombre sigiloso, abriendo puestas al campo que con el canto de la chicharra lo acompaña en un compás de palmas, sin conciencia ni silencio que vigilan la tierra y planta.
El ladrador es el rey sobre sus tierra que recibo como legado.
El campo de Tierras de Barros es como las teclas de un piano lleno de ritmo de sensaciones que se van elevando, en un circulo que nunca esta en un nudo entre la vic olivar, que mira silencioso sin alas de ramas, que baten alejando los puntos que mantienen la vida de las plantas.
El labrador que palabra tan bella, manigero de manos diestras en sentidos y conocimiento, de hace que la ilusión hacia la tierra lo lleve a mirar o tomar la distancia de una vuelta al vació, cuando ves que no entiende la tierra, su circunstancia, y climatología.
ISABEL CORONADO ZAMORA.
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