Historia con sabor a nostalgia.
Recordar no es que aquel tiempo fue mejor, nunca diré algo así.
Es nostalgia para mí no.
Recordar es quedar testimonio de cosas que deben ser etapas para permanecer en el presente y hacer lo positivo más unión con el presente y lo malo no volver a repetir generaciones venidera
De niña todo era eterno, los días largos, hoy comprendo a mi nieta Atenea, cuando le anuncian por la mañana, hacer una actividad o divertimiento o pasar la tarde con los primos a los que adora.
Se le hace todo eterno y se pone hasta malita para a si no ir a colegio o otro lado para a si meterle más prisa al tiempo.
En algún momento hemos sentido ese niño que quedamos aparcado en un momento de nuestras vidas y nos gustaría recuperarnos y sacarlo y verlo ante nuestros ojos y ver las circunstancias y el momento.
Yo siempre he tenido el recuerdo que mi niña interior se quedó a los cinco años en esa calle divino Morales una casita lo más humilde que había pero donde había tanto amor o a mí me lo parece en la distancia yo siempre recordaré a mis tíos a mi abuelo a los vecinos vestícula perra y amarilla o mal tantos no queríamos también cuando venían mi tía Lola de Madrid con su sobrina Rosa Mari Josefina templó lo entrañable que era todo aquellas dos jovencitas que venían de la capital con unas comodidades de la década de los cincuenta en Madrid que no se parecían nada al pueblo donde todo se hacía las necesidades en la cuadra o en el hoyo del estiércoles sin ninguna intimidad que lavabo estaba en el patio en una palangana algo boyada y escuchada donde colgaba una toalla que era usada por todo es que un día Lola tenía el escrúpulo y hacía toallas de gasa para ella y su sobrina.
. Quizás me gustaría por un momento ver si yo he idealizado demasiado aquellas dictantes en mi infancia pero eran tan gratos con la frutalidad que sentían porque.
Por parte de trataban a los niños tan cruelmente tan perversamente tan chiquititos que éramos nos daban responsabilidades pero yo recuerdo que la una de las paredes de la casa estaba caída y entonces los vecinos pues imaginaros se veían de una casa a otra y yo cuando me querían pegar me iba corriendo saltaba por aquella Tapia y me iba completa la.
Donde lo hacían era una cocina que ni era cocina era una habitación sin ninguna ventilación y en el suelo tenía una nafria que le echaba carbón leña Ramón por donde la casa había siempre hace uno y ahí ponía una sartén y freía el pescado y las mijitas que sobraban del pescado frito porque era confucha decían que era jeringuita y me elegiba guardando y allí yo al lado suyo con el peligro que existió hoy en día sería una Mapfre con una sartén agachada a la mujer y agachadas dos.
Tenía cabras en un cobertizo de mala muerta atrás en la casa que la llenaba de de Ramón que se comían las cabras y cuando ya estaban pelados los usaba la mujer para calentarse porque era tanta la escasez
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