continuación:cuando el miedo ataca
El miedo a Ester unido al cansancio y montones de cosas que en breves momentos pasaron por su cabeza la hizo rendirse cayendo en los tiernos brazos de Morfeo. No supo el tiempo que estuvo dormida, solo que al despertar su cuerpo estaba dolorido, pero a gusto entre las sabanas, de pronto volvieron sus temores al recordar, los ruidos de la noche y de un salto, echando la ropa de la cama hacia a tras se puso de pie sintiendo el frió del suelo en los pies, busco los zapatos que estaban debajo la cama junto el orinal, se calzo con ellos y con la luz que entraba por la ranuras de la madera de la ventana a tientas se fue hacia ella y corrió los cerrojillos de los postigos.
Al abrirlos la luz entro a raudales deslumbrándola y obligándola, a ponerse las manos en los ojos, cuando se hizo a la claridad de la luz, fue viendo lo que había fuera, unos hombres, estaban arreglando aperos de pescas, dando se cuenta que la casa estaba en las cercanías de la playa, desde ella se veía al fondo el mar y en el horizonte un barquito faenando.
Ester, con pereza dejo la ventana y empezó a sacar la ropa del baúl, que estaba arrugada y empezó alisarlas con la mano y estirando las, para ponerse alguna de ellas.
Cuando estuvo vestida, mientras se miraba y peinaba en el espejo que estaba encima del lavabo, se sintió observada, pero queriendo tranquilizarse y liberadse de miedos tontos, sin más, salio de la habitación y en el pasillo fue examinando la casa donde pudo ver que era humilde, pero limpia, la vivienda tenia en la parte trasera un patio de altas tapias, cubiertas de hiedras y el medio un surtidor con una bomba para sacar agua, la mucha fue examinando el lugar, que le daba desasosiego, mientras se iba poniendo los pendientes, a la vez, que examinaba todo, cuando se le cayo uno, sin saber donde habían caído, movió, la enredadera de la pared, vio, que habían caído en una oquedad del suelo, al intentar cogerlo el baldosín, cedió un poco y el zarcillo se introdujo más en la grieta, para cogerlo, tomo un palo que había cerca y lo hundió en la oquedad haciendo palanca con fuerza, logro arrancar el baldosín y vio en el hueco el pendiente y algo, se agacho más para ver que era, viendo que era una especie de llave de paso, que al tomar el zarcillo, movió y cedió, sintiendo un ruido como si chillaran a su alrededor, se volvió hacia donde sonaba y vio en la pared, que la enredadera había desaparecido, dejando ver una puerta que había cedido sobre sus pernos.
Ester con terror se incorporo del suelo y atónita sin saber que hacer pero con curiosidad vio que la portada estaba llena de telarañas, del interior salía un olor a moho.
Armándose de valor con una mano rompió la tela de araña cayendo un arácnido gordo y peludo, que la hizo soltar un grito, que a la vez por inercia piso con sumo asco. Sin atreverse a entrar en el interior se asomo sin distinguir lo que había en el interior a la vez que sintió sobresalto al sentir unos porrazos fuertes en la puerta de la calle. Sin saber porque se sereno y cerró el artilugio que había movido y dejado al descubierto todo lo que tenía delante.
Al hacerla girar todo volvió a estar como estaba. Alisándose el vestido y algo alterada se dirigió hacia la puerta para ver que pasaba, cuando la abrió vio ante ella a una mujer que no reconocía, ella se identifico como Aurelia, la mujer del cochero que la noche anterior había estado con ella en la aventura pasada y quedado par la mañana siguiente, ella en la oscuridad y lo acontecido por la mañana no se acordaba de ella.
Una vez aclarado, la mujer se presento y le dijo que se llamaba Aurelia y que venía a ayudarla a cuenta del municipio.
Mientras hablan cosas banales, llegaron a una parte de la casa que hacia de cocina, en ella había una especie de nafre grandota para guisar la comida que funcionaba con petróleo, que se le echaba en el deposito que tenia al lado, junto a ella un baño para fregar los platos y una lacena en la pared con unas puertas de madera agujereada haciendo dibujos, una mesa y una silla algo desvencijadas y en muro un ventanuco junto a un enorme topetón sobre una chimenea que debajo en el suelo tenia unos troncos para encenderla.
Este sin saber porque, no quiso comentar nada de lo hallado a la mujer y se mantuvo callada, mientras veía a la lugareña, como sacaba suministro del interior de una enorme cesta de mimbre…..continuara
ISABEL CORONADO
Al abrirlos la luz entro a raudales deslumbrándola y obligándola, a ponerse las manos en los ojos, cuando se hizo a la claridad de la luz, fue viendo lo que había fuera, unos hombres, estaban arreglando aperos de pescas, dando se cuenta que la casa estaba en las cercanías de la playa, desde ella se veía al fondo el mar y en el horizonte un barquito faenando.
Ester, con pereza dejo la ventana y empezó a sacar la ropa del baúl, que estaba arrugada y empezó alisarlas con la mano y estirando las, para ponerse alguna de ellas.
Cuando estuvo vestida, mientras se miraba y peinaba en el espejo que estaba encima del lavabo, se sintió observada, pero queriendo tranquilizarse y liberadse de miedos tontos, sin más, salio de la habitación y en el pasillo fue examinando la casa donde pudo ver que era humilde, pero limpia, la vivienda tenia en la parte trasera un patio de altas tapias, cubiertas de hiedras y el medio un surtidor con una bomba para sacar agua, la mucha fue examinando el lugar, que le daba desasosiego, mientras se iba poniendo los pendientes, a la vez, que examinaba todo, cuando se le cayo uno, sin saber donde habían caído, movió, la enredadera de la pared, vio, que habían caído en una oquedad del suelo, al intentar cogerlo el baldosín, cedió un poco y el zarcillo se introdujo más en la grieta, para cogerlo, tomo un palo que había cerca y lo hundió en la oquedad haciendo palanca con fuerza, logro arrancar el baldosín y vio en el hueco el pendiente y algo, se agacho más para ver que era, viendo que era una especie de llave de paso, que al tomar el zarcillo, movió y cedió, sintiendo un ruido como si chillaran a su alrededor, se volvió hacia donde sonaba y vio en la pared, que la enredadera había desaparecido, dejando ver una puerta que había cedido sobre sus pernos.
Ester con terror se incorporo del suelo y atónita sin saber que hacer pero con curiosidad vio que la portada estaba llena de telarañas, del interior salía un olor a moho.
Armándose de valor con una mano rompió la tela de araña cayendo un arácnido gordo y peludo, que la hizo soltar un grito, que a la vez por inercia piso con sumo asco. Sin atreverse a entrar en el interior se asomo sin distinguir lo que había en el interior a la vez que sintió sobresalto al sentir unos porrazos fuertes en la puerta de la calle. Sin saber porque se sereno y cerró el artilugio que había movido y dejado al descubierto todo lo que tenía delante.
Al hacerla girar todo volvió a estar como estaba. Alisándose el vestido y algo alterada se dirigió hacia la puerta para ver que pasaba, cuando la abrió vio ante ella a una mujer que no reconocía, ella se identifico como Aurelia, la mujer del cochero que la noche anterior había estado con ella en la aventura pasada y quedado par la mañana siguiente, ella en la oscuridad y lo acontecido por la mañana no se acordaba de ella.
Una vez aclarado, la mujer se presento y le dijo que se llamaba Aurelia y que venía a ayudarla a cuenta del municipio.
Mientras hablan cosas banales, llegaron a una parte de la casa que hacia de cocina, en ella había una especie de nafre grandota para guisar la comida que funcionaba con petróleo, que se le echaba en el deposito que tenia al lado, junto a ella un baño para fregar los platos y una lacena en la pared con unas puertas de madera agujereada haciendo dibujos, una mesa y una silla algo desvencijadas y en muro un ventanuco junto a un enorme topetón sobre una chimenea que debajo en el suelo tenia unos troncos para encenderla.
Este sin saber porque, no quiso comentar nada de lo hallado a la mujer y se mantuvo callada, mientras veía a la lugareña, como sacaba suministro del interior de una enorme cesta de mimbre…..continuara
ISABEL CORONADO
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