Mi pequeña historia de Almendralejo

martes, octubre 11, 2011

EL CHOCOLATE


ATARDECER EN ALMENDRALEJO (COMARCA DE BARROS)

El chocolate decía Amalía que era "ESPESO Y LAS COSAS CLARAS”

Fue para ella, el chocolate una debilidad, no admitía que fuera claro y le ponía de mal humor, que lo sirvieran mal realizado y cuando así sucedía, se enfadaba
.
Y para demostar que era “agua chirri”, introducía, la cucharilla en la taza y la subía y la entraba en la taza, mientras, decía, “ESTO ES CHOCOLATE”.

No aguantaba que esta delicia, no estuviera bien espesado, y a la autora de la cocción, sin reparo ni temor a molestar, le decía - “que agua chirri" esto no es lo que ella conocía como chocolate a la taza”.

Lo mejor es que la realizadora que la había invitado a su casa, nunca se enfadaba y se reía de sus ocurrencias y lo tomaba a guasa, .
Amalía, decía que uno de los mejores chocolates que había degustado, había sido el del bautizo de su ahijada y sobrina Katy.

En aquella época, en Almendralejo, a las parturientas, era costumbre asequiar con una medía libra o una libra de chocolate (tableta), que era un lujo en aquellos tiempos.
Y es que a la madre de la bautizada, se volcaron en regalarle chocolate y fue tanta la cantidad, que el día del bautizo, se levanto temprano, y empezó a cortar el chocolate en finas laminas, hasta convertir las tabletas en virutas, que fueron fundidas, a fuego lento, y convirtiéndose, en un suculento manjar.

Que todos disfrutamos, acompañados con un biscocho, regalo de un pariente, que era lo máximo en una fista.

Los bautizos, eran cualquier día de la semana, y los asistentes, eran los niños que acompañaban a la madrina. Pues el padre estaba trabajando en el campo y la madre se que daba en la casa realizando el convite.

Como los bautizos, tenía lugar a las cinco de la tarde y amalia una vec en la casa de la ahijada, tomo a la recién nacida de la cuna
La vistió, con el traje bautismal, regalo de la abuela Isabel, realizado por una buena bordadora como fue; Mariana y confeccionado por igual costurera.

Una vez bestda la niña y en sus brazos, la madre, le puso Amalía, la capita del traje bautismal, por encima, del hombro y salieron, dirección hacía la parroquia de la Purificación.

Donde esperaba delante de la pila bautismal, el sacerdote, Don Jesús, que los recivio e invito a que se acercaran y empezó el ritual bautismal.
Finalizada la ceremonia volvieron, a casa, donde al ir llegando, el olor del chocolate, se iba percibiendo y mas al ir nos acercando y abrir la puerta de la casa, el olor era como si quisiera escaparse y volátilmente, buscaba la salida y en su huida, la aroma iba, chocando, con los olfatos que a parpaban con ansias desando degustar el manjar.
Una vez, en el interior, AMALIA, entrego a la cristianada, a la madre, que le lleno la carita de besos.
El padre; José miraba temeroso de expresar, sentimientos, pero contento y jubiloso invito, a los presentes a sentarse en la desvencijada camilla de la cocina.

Don de las tazas de las ocasiones esperaban delante de la cafetera de porcelana, para ser llenadas, del chocolate, humeante, que se colaba, por el chorro, por donde se iba deslizando y llenando, los enormes tazones, que eran colmados hasta los bordes.

La madrina tomo asiento en la butaca de mimbre, algo desmembrada por los años, la arrimo a la mesa y con sus manos regordetas, asio la taza y la puso a la altura de la boca.
Antes, introdujo, la cuchara en el recipiente y la puso de pie, en el chocolate para ver la textura y si estaba espeso.

Mientras, todos expectantes haber que decía la tita Amalia, que levantaba y entraba la cuchara, varias veces en la taza y volteando la , -DIJO-ESTO ES CHOCOLATE- DIGNO DE LA BAUTIZADA-

Y los presentes riendo y contentos, empezaron a migar , la porción de biscochos en la taza, que al ser comido, iban llenando comisuras y partes superior de los labios.
Mientras la madrina no dejaba de decir “ESTO ES CHOCOLATE PARA RECORDAR Y DISFRUTAR “
CONTINARA….ISABEL CORONADO ZAMORA

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