Mi pequeña historia de Almendralejo

martes, marzo 14, 2017


LOS RESTOS DE LA ERMITA QUE HUBO ARRIBA EN LA SIERRA DE ARROYO SAN SAN SERVAN

EL ABAD DE TIERRA DE BARROS






Cuando la música suenas salen a mi encuentros  lineas de vides que dormitan sobre el secano de un lugar tan fértil como es Tierra de Barros.

Siempre es bonito traer y llevar nostalgias que no fueron ni mejor ni peor,  diferentes momentos que nuestro ser padeció, sufrió y disfruto, en el lugar por donde sus pasos y destinos empezaron a caminar.
 Como teclados de piano, que iban marcando la escala que los pies iban avanzando, según la música que el compositor de la vida iba dictando y narrando.

Traer cualquier es cena de un momento es ver   un instante paralizado en la gran pantalla de tu vida, que hoy puedes ver sentada en el sillón de tu casa, eso si, sin poder mejorara ni empeorarla a aunque los años la vallan deformando y creando lo que tu quisiste que fuera distinto a  lo real.,

Hoy he pasado con Cesar por la carretera de Alange,  le he contado sobre la casa de los frailes que hubo en la orilla del rió Buenabal.

 Vega fértil que tomaría el nombre del abad que la cultivabas, por sus bondades con todas las personas que por el camino pasaban hambrientas y  raposos, en inviernos de duras escarchas, sintiendo el frió de los terrones sobre pies descalzos, siempre había para ellos, un  lado en la hoguera en el suelo que alimentaba a la casa de calor.

Fueron tierras dadas a los frailes, para su manutención, que el abad se encargaba de cultivar perdurando a un ( la verea del fraile)  que era por donde iban a este lugar que en sus origines era vergel de frondosidad un arroyo que pasaba por la vega con gran caudal necesario para alimentar de agua una huerta que crecía esplendida, dando tanta cosecha que sobraba para todo.

Para comunicarse usaban palomas y en una de las paredes tenían un columbario, donde las palomas mensajeras, se refugiaban cuando iban del lugar al convento, que estaba en Almendralejo trayendo y llevando noticias, para estar en comunicación en un lugar en aquella época, tan perdido y alejado, pero donde le Buen Abad era feliz con los trinos de los pájaros, olores  y animales de la campiña.

Mejor lugar seria imposible tener en tan extenso lugar, donde el alcornocal y la encina eran lindes de la huerta.

En el arroyo había mucha pesca que surtía de pescado. El Abad se hizo un Cenador que hasta no hace muchos años perduro y que la mano del hombre destruyo, porque estaban también realizado que ni las riadas, mas duras durante años  pudieron con él.

El abad realizo este cenador para su disfrute, a la caída de la tarde calurosa, donde a todo transeúnte  era  invitaba a un rato de conversación,  a cambio de compaña daba de comer sus hortalizas y hogazas de pan pringado de buena aceite.

Un inconveniente tenía el lugar, que cerca pasaba la vereda del Horcado patíbulo que hasta no hace muchos años se mantenía en pie.

Los ajusticiados pasaban por el camino, pobre gente que eran cruelmente  castigados, dejando detrás de ellos desamparos, sin juicios ni defensas,  cuando eran condenados por alimentos, cosa que al abad le heria en sus sentimientos y mas de una vec, se llevo palizas por defendedlos y reprimendas por sus superiores  por interponerse.

Cerca del lugar estaba la ermita del Padre Alonso, conservándose aun la vereda utilizada por el con el mismo nombre. A un quedan cimientos en el camino y arboles convertidos en silvestres, luchando entre zarzales por sobrevivir, echando de menos a las manos ásperas y queridas del hombre que los sembró.

La historia trasmitidas por la zona era que el  Padre Alonso  ermitaño  y buen hombre, vivía en este lugar aislado meditando,  ayudando en unos lugares que en la época que habitaron estas personas eran caminos de mucho transito, al usarse entre los pueblos y habitantes el trueque de mercancía,

El padre Alonso, Se dejo de tener noticias de él en la la guerra de la independencia, su ermita fabricada por él, con la  desidia de los lugareños y la necesidad le hacia que usaran la rapiña como modo de supervivencia, también tuvo que ve la desamortización la culpable de tanto atropello.

Esta historia se la he contado a Cesar poar su disfrute, de la historia de los campos que tanto gusta y pasa por caminos, saboreando  la felicidad de ser libre como el viento sobre   la nuves de sus sueños.

ISABEL CORONADO ZAMORA

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