UN SURCO EN TIERRAS DE BARROS
ALBERCA VIEJA DE ALMENDRALEJO
Que decir ni pensar cuando una música te guían los dedos, sobre el teclado de tu ordenador, diciéndote que tecla tienes que rozar, que punto o pausa, para meditar, una corrección, un pensamiento, lleno de nostalgia.
Luego el dedo corre por coger el pensamiento, vendrán correcciones, que harán tu escrito mas a tu gusto.
Te llena un pensamiento, que quieres expresar que la canciones te motiva y se revela por no acoplarse, un pensamiento con alas, cual no fue concebida, la lleva a tu terreno y la asomas al lugar de la estaciones, mas preciosa de la comarca de Barros.
Puede reflejar prados verdes, salpicados de floras, viñas brotando, llenas de sarmientos vigorosos, para engendrar prosimios racimos para la cosecha que ira madurando.
Lentamente el despojo en la primavera, dará la aroma a la la campiña, es cuando el racimo que nace va dejando la protección, del futuro vago que se ira desarrollando.
El descogollo poblar el viñedo cuando se ve al hombre de campo con una fina vara de olivo, va cortando los brotes de los potentes y tiernos sarmientos, para vetarlos y se esmere en hacer un racimo, grande de uvas prietas, llenas de caldo para ser devoradas por el lagar, para convertirlas en los mejores vinos de la Rivera del Guardiana.
No hay mejor que la música para envolver un párrafo que se revela en quedar en blanco, pero al sonar, tu meditación y ver su asomo su vida, sin historia, sin nada, ni decir cuando el amor se estrella sobre la salida.
Cuestión, donde el horizonte es la meta, de un surco que busca el corazón de Barros, donde solo la referencia, tomara el arado del horizonte, alojo de montañas, cubres, cabezos y lomas.
Sembrados por la primavera de flora, reflejo de visiones, alojo de cielo e inmensidades de ilusiones.
Sin esconder nostalgias, como un gato agazapado, en busca de la hierba que le ara vomitar las historia de su estomago que le devuelve la paz.
Amor de los que te rodean capítulos deseosos de acabar, de olvida, que te hacer ansiar, terminar el libro, que es tu vida, lleno de preguntas, que no entiendes, pues la frente choca contra el dorso de la palabras.
Que bonito es todo, te siente anidado en una red que no te pertenece, que solo el fin te descubrirá que la vendimia esta lista, el racimo maduro, el surco, de la tierra áspera para ser desterronada por la pisada del vendimiador.
ISABEL CORONADO ZAMORA
ALBERCA VIEJA DE ALMENDRALEJO
Que decir ni pensar cuando una música te guían los dedos, sobre el teclado de tu ordenador, diciéndote que tecla tienes que rozar, que punto o pausa, para meditar, una corrección, un pensamiento, lleno de nostalgia.
Luego el dedo corre por coger el pensamiento, vendrán correcciones, que harán tu escrito mas a tu gusto.
Te llena un pensamiento, que quieres expresar que la canciones te motiva y se revela por no acoplarse, un pensamiento con alas, cual no fue concebida, la lleva a tu terreno y la asomas al lugar de la estaciones, mas preciosa de la comarca de Barros.
Puede reflejar prados verdes, salpicados de floras, viñas brotando, llenas de sarmientos vigorosos, para engendrar prosimios racimos para la cosecha que ira madurando.
Lentamente el despojo en la primavera, dará la aroma a la la campiña, es cuando el racimo que nace va dejando la protección, del futuro vago que se ira desarrollando.
El descogollo poblar el viñedo cuando se ve al hombre de campo con una fina vara de olivo, va cortando los brotes de los potentes y tiernos sarmientos, para vetarlos y se esmere en hacer un racimo, grande de uvas prietas, llenas de caldo para ser devoradas por el lagar, para convertirlas en los mejores vinos de la Rivera del Guardiana.
No hay mejor que la música para envolver un párrafo que se revela en quedar en blanco, pero al sonar, tu meditación y ver su asomo su vida, sin historia, sin nada, ni decir cuando el amor se estrella sobre la salida.
Cuestión, donde el horizonte es la meta, de un surco que busca el corazón de Barros, donde solo la referencia, tomara el arado del horizonte, alojo de montañas, cubres, cabezos y lomas.
Sembrados por la primavera de flora, reflejo de visiones, alojo de cielo e inmensidades de ilusiones.
Sin esconder nostalgias, como un gato agazapado, en busca de la hierba que le ara vomitar las historia de su estomago que le devuelve la paz.
Amor de los que te rodean capítulos deseosos de acabar, de olvida, que te hacer ansiar, terminar el libro, que es tu vida, lleno de preguntas, que no entiendes, pues la frente choca contra el dorso de la palabras.
Que bonito es todo, te siente anidado en una red que no te pertenece, que solo el fin te descubrirá que la vendimia esta lista, el racimo maduro, el surco, de la tierra áspera para ser desterronada por la pisada del vendimiador.
ISABEL CORONADO ZAMORA
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