Mi pequeña historia de Almendralejo

lunes, marzo 11, 2019


VERANO CON  PAN Y POCO MAS




Los veranos eran calurosos, en aquella calle cuando llegaron todo era misera , no existían ceras, ni calzadas todo se confundía en una sola cosas.
 El padre confecciono una cera como había visto tantas veces hacer a su madre, con rollos desiguales, lo suficiente para que no hubiera barro delante de la casa y la humedad fuera menor en las filtraciones de las paredes.

Los vecinos eran  pobres, no pobrecitos. Se fiaban unos de otros, pero la envidia era el fenómeno mayor de aquel trozo de calle.

Eran diferentes, llegados a una miseria tan grande,  que  desplazaba ya que el  padre tan luchador buscando trabajo para superación.

Nada se necesitaba nada faltaba lo justo pero no necesidad.
Fue un cambio total en sus pequeños años, había estado tan a gusto en la calle donde nació, rodeado de tantas personas, vecinales que se apreciaban entre ellas, menos una que no se porque a la familia como decía la madre, le tenia interés, cosa que se paga con el desinterés, ante tanto interés.

 Fueron los mejores años de su corta vida, su calle, con  amigas y primas con las que jugar, sin cesar, pared por medio.

De pronto marcharon  a vivir aquella casa alejada de todo, como cerrada, aquel barrio habitado por hambre y necesidad.

La casa nunca, no  faltaba nada lo necesario par una vida digna, era lo suficiente para aislarnos lel entorno y considerarnos diferente.

Con los pocos años que contaba, le ahogaba en aquel lugar,  quería volver a su antiguo lugar, cuando lo hacia  a la  madre no le gustaba, la vigilaba no quería que hiciera amistad con las niñas de la nueva calle, las consideraba inferiores, a la vez no la dejaba ir a la antigua calle.
 No lo comprendía se  revelaba, cosa que la hacia rebelde, los mayores no lo comprendían.

Una etapa que estaba con ella, la  seguía como una prenda extraña, colocada  incapaz de desprender se de ella.
Las calles guardan vivencias de niños que aveces se sienten desamparados, que buscan como perritos una caricia estaña.

ISABEL CORONADO ZAMORA


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