MANUEL ANTOLÍN Y ROMERO DE TEJADA
MANUEL ANTOLÍN Y ROMERO DE TEJADA nació en 1895 en la calle El Pilar de Almendralejo y murió a los 43 años de edad.
La infancia la pasó en varios pueblos extremeños, su padre era Juez de Primera Instancia e Instrucción y toda la familia se desplazaba con él donde era destinado.
Su padre murió repentinamente y tuvo que regresar a Almendralejo, instalándose la familia en el número 13 de la calle Palacio, hoy calle Ricardo Romero.
Desde muy joven mostró gran interés por la pintura, después de acabar sus estudios de bachillerato se dedicó de lleno a lo que más le gustaba, pintar.
Se marchó a Madrid, becado por la Diputación de Badajoz, donde estudió en la Escuela de Bellas Artes.
El joven pintor para obtener algún dinero extra se dedicaba a copiar a los grandes maestros del Museos del Prado y de la Academia de San Fernando, vendiendo las copias.
Durante su estancia en Madrid el nunca perdió el contacto con su tierra y partición en varios eventos culturales.
Con motivo de la inauguración en 1920 del Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz donó una obra a pastel llamada “Estudio”.
El Museo también adquirió dos obras más del pintor.
En 1921 regresa a Almendralejo desilusionado por la falta de apoyo prometida por los organismos oficiales.
Este mismo año se casó con su novia Josefa Sigffredi.
En 1928 consiguió una plaza como profesor de dibujo lineal y artístico en Instituto Nacional de Enseñanza Media de Zafra y años después también impartiría clases en el Colegio de Nuestra Señora de la Piedad en Almendralejo.
Su obra artística es muy amplia a pesar de su corta vida, participó en varios salones de pinturas, exposiciones y concursos; destacando las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y La Exposición Iberoamericana de Sevilla.
La crítica siempre le apoyó tanto en su forma de pintar como por su personalidad, pese a su juventud era muy conocido, estando a la altura de los importante pintores extremeños de la época.
En 1935 el Círculo de Bellas Arte de Madrid organizó una exposición monográfica de sus obras, la cual obtuvo grandes elogios por parte de la crítica y del público.
Sus obras se encuadran dentro de la pintura costumbrista extremeña de la primera mitad del siglo XX.
Son obras realizadas al óleo o pastel, que refleja la sociedad del momento, quizás algo idealizada, con trazos y pinceladas llenos de color, vivacidad, que muestran a unos personajes alegres y cercanos, muy próximo a la temática y colorido de otro ilustre pintor extremeño de la época como Eugenio Hermoso.
La temática de su obra fue variada como la campesina, la femenina o el retrato, fueron las más frecuentes.
El retrato de Antolín es un retrato realizado con minuciosidad y serenidad, quizás el género que el pintor más cultivaría a lo largo de su trayectoria debido a los numerosos encargos que le realizaban; también realizó numerosas obras de temática infantil creando en un álbum fotográfico de sus tres hijos.
Sus obras están repartidas por muchas ciudades de España, hay que tener en cuenta que la mayoría de las obras fueron por encargo o son retratos familiares y se encuentran en manos de particulares, hay muchas otras en paradero desconocido.
En Almendralejo se puede contemplar un enorme lienzo en el Salón de Juntas del Ayuntamiento llamado “El santo del amo” que se presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1926.
Algunas de las obras más conocidas son “Segador extremeño” reproducido en la portada de la revista Blanco y Negro en 1922, “La chaquetía,” “Fiesta en el campo,”“Violetas,”“ De lamesma cogolla,” “La novia del Grajo,” “La Morenilla,” “De la Tierra de Barros” o “La mujer del gallo” entre otras”.
Isabel coronado zamora
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