EL SENTIR
Los navegantes de los sentidos, son espacios amparados en los limites de la inconciencia.
Los postes de la meditaciones, son las esquelas de un trabajo puestos en los demonios de los pensamientos, que dicen que nunca dejan subir hacia las esquenas de la mente.
Ver una puesta de sol es mirar el pasado y el futuro que llega dejando dormir la claridad del día,
La placidez, de tus sentimientos fijos en las olas llegar en la orilla queriendo apoderarse del infinito.
Coger con tus manos el puñado de arena que acaricia tus pies, bajo la plantas.
Son olas sin limitaciones, que amparan la llegada de los lamentos de las islas de la inconciencia, sin saber donde ir, por los puntos de llegadas, de idas y venidas de las lejanas  marismas de los sentidos.
Cara abatida por la brisa  de la suavidad del atardecer, viento de misterio que vate  todo obstáculo para llegar hacia el horizonte bajo la mirada del universos .
Cuando el misterio de la noche se va deslizando dejando caer los mechones de la oscuridad que dejara pronto la oscuridad apoderase de tan maravillosas puestas de sol.
Nunca se podrá ver y sentir,  los unos que van al encuentro de los pasos perdidos, de la sonrisa de la pareja que a tu lado se asoma de tras de tu hombro.
Truenos de la nostalgia, que galopan en las empatías de la conciencias, nunca vistos sobre los cauces de los lamentos de las olas que se resisten a dejar la playa que intenta apoderarse de ellas.
Soga de los lamentos de sirenas, que su canto emergen de las aguas  tentando a marineros y navegantes, hilo de música que va sobre las escamas de las aguas al encuentro de navegante.
ISABEL CORONADO



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