PEPI BOTE
COPERATIAVA SANTA ANA
QUISIERA QUE ESTA HISTORIA VOLARA Y SUVIERA MONTAÑA, GRUZARA REGACHOS, RIOS Y MARES Y EN CADA SITIO QUE SE POSARA, SIRVIERA DE ALIVIO Y CONSUELO.
PEPI BOTE
Pepi Bote, buena amiga de sus amigos, una tarde, me empezó hablar, de una vida como la suya, similar a la de otras mujeres, puede de pronto, cambiar la felicidad en sufrimientos, y sentirse engullida por las tinieblas de la pena, que solo el tiempo logra vence y deja ver un rayo de luz.
Pepi es la menor de cuatro hermanos, su infancia fue feliz, en la casa que le compraran sus abuelos a su padre en la calle Santa Maria de Cora, donde todos trabajaban y nada faltaba.
A temprana edad le dice a su madre que no quiere ir mas a la escuela y empieza, en el taller de tricota de Concha, Chenchi y Pili, conocida más por las hijas de “Radio ALER” a coser, don se hacia con la tricótoma, jerséis por encargo, los legendarios Mini Pun, ñiques muy cortitos que acompañaban a las minifaldas
Pero el destino mueve fichas y con diecisiete años, muere su padre de una peritonitis. Sus hermanos todos estaban casados y sequedad su madre y ella sola.
Y Pepi empieza trabajar en la Cooperativa Santa Ana, de seis de la mañana a dos de la tarde o a diez de la noche.
Recuerda a las compañera; Toni la Panchica, Francisca Machió, que le hacia pasteles, que comían en los descansos.
Pero a los nueve meses de la muerte de su padre, fallece su Madre, Pepi que había sido alegre como una castañuelas, ve como su mundo se desploma y se queda sola en un tiempo tan distinto al actual, donde una jovencita estaba mal visto que viviera sola en su casa, que hubiera sido lo mejor, a ser una incomodidad para los demas.
La vivienda es vendida, y repartida entre los hermanos, su hermana Mari Bote, empieza los trámites para irse Alemania con su marido. Pero en el reconocimiento es echada para tras por problemas con la vista, diez meses después es reclamada por su marido y marcha con él, con pena al pensar que va a ser de su hermana, viendo después que estaba bien con sus tíos.
Su hermana quiere llevársela Alemania pero ella ya tenía novio y no quería dejarlo.
Pero además le daba miedo irse a un país extranjero sin contrato, teniendo a cada tres meses que ir a la frontera o al consulado a renovar el pasaporte, decide no ir, por miedo a lo desconocido y temor a rodar por esos mundos.
Se va a vivir con sus tíos: Mercedes e Isidro, que la recibe con sumo cariño, haciéndole la vida feliz y a los que no tiene palabras de agradecimiento.
La enseñan administrase, para juntar para el ajual y no tomándole nunca ningún dinero, que ganaba, guardandolo todo.
Enseñándola a organizarse, para ir comprando sus ropas, en casa de Manolito Arias que pagaba, por meses.
Pero el trabajo en la cooperativa, cesa, al ser cerrada y se pone a servir (trabajar de empleada de hogar), cosa que no estaba acostumbrada, teniendo la señora, que ensañarla, si le decía que el trabajo estaba bien se alegraba y lo pasa mal cuando la dueña le decía, que estaba mal, cosa que le hacía llorara al recordar a sus padres y hermana y su circunstancia, de tener una vida en la que nada le faltaba, a estar sola sin saber por donde tirar.
Se casa con veintitrés años su marido veinte cuatros, albañil y un buen hombre
Y tiene a su hija que cae malita, padeciendo la niña y todos, tan dura enfermedad durante diez años.
Agradece al doctor Moneo y sanitarios, del hospital, en Madrid, el trato.
A vivido veintiocho años en las trescientas viviendas, quedando al marchar más que vecinas una familia, y sintiendo añoranza de ellas, que le ayudaron en los momentos difíciles, de la enfermedad de su hija, al igual que los padres de su marido que también estuvieron en todo lo que le hizo falta a ella y su familia.
Dice que es persona de perdonar y no de enfadarse, es feliz a su manera pues le falta su hija, pero esto no la hace ser una amargada y se resigna, es alegre por naturaleza.
Para ella, todo el mundo es bueno y sus hijos extraordinario.
La venida de otra hija, les lleno de felicidad, a toda la familia, Dios la mando como una bendición.
Esta estudia I.T.A, algo introvertida, devido a su niñez, pues con la enfermedad de su otra hija no tenía gusto de nada y la niña esto lo fue acusando.
Don Rafael párroco de San José, tiene a Pepi como un ejemplo a seguir.
Cuenta la oscuridad que sintió con la muerte de sus padres y hermano nada comparable con el mundo oscuro en que caes con la muerte de su hija.
Su hijo ha estudiado la carrera de música y es profesor, a ella le apasiona la música.
Pepi, va tirando de la vida con esperanza, en el día a día, mujer de gran fe de la que nuca se ha apartado, siempre se ha dirigido, a su Dios, diciendo le en sus momentos terribles, “que no le mande más que no pueda llevar).
Va tirando de la vida con alegría, pues es persona vital y piensa que nadie tiene la culpa de lo que le ha pasado.
Tiene muchas amistades que la llaman y confortan, es persona desinteresada, de ayudar a todo el que la precise y guardar intimidades que se le confían.
Vida similar a la de otras muchas, mujeres sencillas de nuestro entorno, que merecen ser reconocidas y valoradas.
ISABEL CORONADO ZAMORA
QUISIERA QUE ESTA HISTORIA VOLARA Y SUVIERA MONTAÑA, GRUZARA REGACHOS, RIOS Y MARES Y EN CADA SITIO QUE SE POSARA, SIRVIERA DE ALIVIO Y CONSUELO.
PEPI BOTE
Pepi Bote, buena amiga de sus amigos, una tarde, me empezó hablar, de una vida como la suya, similar a la de otras mujeres, puede de pronto, cambiar la felicidad en sufrimientos, y sentirse engullida por las tinieblas de la pena, que solo el tiempo logra vence y deja ver un rayo de luz.
Pepi es la menor de cuatro hermanos, su infancia fue feliz, en la casa que le compraran sus abuelos a su padre en la calle Santa Maria de Cora, donde todos trabajaban y nada faltaba.
A temprana edad le dice a su madre que no quiere ir mas a la escuela y empieza, en el taller de tricota de Concha, Chenchi y Pili, conocida más por las hijas de “Radio ALER” a coser, don se hacia con la tricótoma, jerséis por encargo, los legendarios Mini Pun, ñiques muy cortitos que acompañaban a las minifaldas
Pero el destino mueve fichas y con diecisiete años, muere su padre de una peritonitis. Sus hermanos todos estaban casados y sequedad su madre y ella sola.
Y Pepi empieza trabajar en la Cooperativa Santa Ana, de seis de la mañana a dos de la tarde o a diez de la noche.
Recuerda a las compañera; Toni la Panchica, Francisca Machió, que le hacia pasteles, que comían en los descansos.
Pero a los nueve meses de la muerte de su padre, fallece su Madre, Pepi que había sido alegre como una castañuelas, ve como su mundo se desploma y se queda sola en un tiempo tan distinto al actual, donde una jovencita estaba mal visto que viviera sola en su casa, que hubiera sido lo mejor, a ser una incomodidad para los demas.
La vivienda es vendida, y repartida entre los hermanos, su hermana Mari Bote, empieza los trámites para irse Alemania con su marido. Pero en el reconocimiento es echada para tras por problemas con la vista, diez meses después es reclamada por su marido y marcha con él, con pena al pensar que va a ser de su hermana, viendo después que estaba bien con sus tíos.
Su hermana quiere llevársela Alemania pero ella ya tenía novio y no quería dejarlo.
Pero además le daba miedo irse a un país extranjero sin contrato, teniendo a cada tres meses que ir a la frontera o al consulado a renovar el pasaporte, decide no ir, por miedo a lo desconocido y temor a rodar por esos mundos.
Se va a vivir con sus tíos: Mercedes e Isidro, que la recibe con sumo cariño, haciéndole la vida feliz y a los que no tiene palabras de agradecimiento.
La enseñan administrase, para juntar para el ajual y no tomándole nunca ningún dinero, que ganaba, guardandolo todo.
Enseñándola a organizarse, para ir comprando sus ropas, en casa de Manolito Arias que pagaba, por meses.
Pero el trabajo en la cooperativa, cesa, al ser cerrada y se pone a servir (trabajar de empleada de hogar), cosa que no estaba acostumbrada, teniendo la señora, que ensañarla, si le decía que el trabajo estaba bien se alegraba y lo pasa mal cuando la dueña le decía, que estaba mal, cosa que le hacía llorara al recordar a sus padres y hermana y su circunstancia, de tener una vida en la que nada le faltaba, a estar sola sin saber por donde tirar.
Se casa con veintitrés años su marido veinte cuatros, albañil y un buen hombre
Y tiene a su hija que cae malita, padeciendo la niña y todos, tan dura enfermedad durante diez años.
Agradece al doctor Moneo y sanitarios, del hospital, en Madrid, el trato.
A vivido veintiocho años en las trescientas viviendas, quedando al marchar más que vecinas una familia, y sintiendo añoranza de ellas, que le ayudaron en los momentos difíciles, de la enfermedad de su hija, al igual que los padres de su marido que también estuvieron en todo lo que le hizo falta a ella y su familia.
Dice que es persona de perdonar y no de enfadarse, es feliz a su manera pues le falta su hija, pero esto no la hace ser una amargada y se resigna, es alegre por naturaleza.
Para ella, todo el mundo es bueno y sus hijos extraordinario.
La venida de otra hija, les lleno de felicidad, a toda la familia, Dios la mando como una bendición.
Esta estudia I.T.A, algo introvertida, devido a su niñez, pues con la enfermedad de su otra hija no tenía gusto de nada y la niña esto lo fue acusando.
Don Rafael párroco de San José, tiene a Pepi como un ejemplo a seguir.
Cuenta la oscuridad que sintió con la muerte de sus padres y hermano nada comparable con el mundo oscuro en que caes con la muerte de su hija.
Su hijo ha estudiado la carrera de música y es profesor, a ella le apasiona la música.
Pepi, va tirando de la vida con esperanza, en el día a día, mujer de gran fe de la que nuca se ha apartado, siempre se ha dirigido, a su Dios, diciendo le en sus momentos terribles, “que no le mande más que no pueda llevar).
Va tirando de la vida con alegría, pues es persona vital y piensa que nadie tiene la culpa de lo que le ha pasado.
Tiene muchas amistades que la llaman y confortan, es persona desinteresada, de ayudar a todo el que la precise y guardar intimidades que se le confían.
Vida similar a la de otras muchas, mujeres sencillas de nuestro entorno, que merecen ser reconocidas y valoradas.
ISABEL CORONADO ZAMORA
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