Mi pequeña historia de Almendralejo

martes, marzo 29, 2011

CONVENTO DE SAN ANTONIO



Si las piedras del convento de San Antonio, hablaran, nos contarían, tantas secuencias vividas por personajes, de un ayer, lleno de historias menudas que reflejaban vidas que son continuidad de las de hoy.

Almendralejo, intento tener un convento, que en 1598, fueron infructuosas.

Sería Felipe IV, el 16 de mayo de 1654, el que autorizara a los frailes Franciscanos descalzos del convento de Nt Señora de la Luz de

Montanchez, que estaban en Alconchez, de la provincia de San Gabriel, de Extremadura, que se trasladasen a Almendralejo para fundar un convento.

Ya que el suyo había sido destruido en la guerra mantenida con Portugal.
Los religiosos al llegar, mientras encuentran patrocinadores, el ayuntamiento les arrienda y paga una casa, prometiendo les una cantidad anual para ayuda del futuro convento.
Durante cuatro años luchan por realizar la fundación a la que habían venido a Almendralejo

Obra que empezara en 1656, con capital testamentado de D. Fernando Nieto de Becerra, ascendiente de los Marqueses de Monsalud, por parte de baron y de los condes de la oliva de Plasencia, por parte de mujer.

Patrocinar la fundación los esposos, D. Fernando Nieto Becerra y Dña. Juana de Alvarado y Mendoza y la hermana de esta, Dña Leonor.
El 22 de marzo de 1856 estando presente, los patrocinados y el fraile Juan de San Agustín, prior provisional, se firman las escrituras de fundación y concesión de patronato.

Con las siguientes cláusulas: los fundadores pagarían la casa, que era abonada por el ayuntamiento, más cien ducados al año para sustento de doce religiosos y un lego, contando desde el día de San Antonio de ese año. A de más del solar para edificar convento, iglesia y huerta, estando el lugar elegido por los franciscanos, llamada, en aquellos años, calle Piedad, que cogía, toda la cera hasta el “Cortinal” (restos de muralla) de Don Gómez Golfín de Figueroa.

La obra empezaría por los cimientos del convento e iglesia y un cuarto grande, al que se le pondrá, puertas, ventanas, cerraduras, bancos y refectorio, para que se instalen los religiosos.
Finalizado el cuarto grande, se ara un claustro con una cisterna.
Continuando con la iglesia, dotando la con un cuarto pequeño y librería.
Una vez finalizada se llevara a ella el Santísimo Sacramento.

A las celdas se dotaran de puertas y ventanas, la sacristía con cajonería y alacena, el coro con sillería, librería y las aulas con asientos.
La capilla, con tres retablos de imágenes doradas, en el altar mayor Jesucristo con cuatro santos, en los laterales.
La provincia mandara doce religiosos, un lector de moral para dar clases por la tarde.

Los fundadores darán a la comunidad tres cálices, tres misales,
tres breviarios, vasos, una cabalgadura y 200 ducados por año para el sustento de la congregación, mas una campana y un cuarto.
Y cuanto se pueda, se pondrá una comunidad de veintisiete a treinta frailes, con estudios de arte, teología, que Irán durante tres año rotando por los que los fundadores tendrían que aumentar el pago del sustento dando, cuatrocientos ducados, cincuenta fanegas de trigo, dejando de percibir los doscientos ducados por los doce frailes que ya estaban.

Los arcos, de las puertas de la iglesia, convento, sacristía, esquinas, han de ser de piedras de cantera, las de más de ladrillos, las paredes de piedras.
La capilla, con canceles (marcos con cristales) también en enfermería, con dos sótanos debajo de ella. Los demás techos de madera de pino.

El nuevo patrón D. Juan Nieto, toma posesión del patronato hasta el veintiocho de enero de 1663, el mismo día el guardián del convento fray Pedro Golfín de Figueroa, ante el síndico D, Juan Fernández Vélez y otros toman posesión de la iglesia recién construida.


Los fundadores, darán seis mil ducados, más, en tres años y traer para la iglesia, la imagen de N.S de la Luz, del convento destruido de Montanchez, que estaba en Agua Santa, de Jerez de los Caballeros.
Los fundadores serían enterrados junto al altar mayor y llevados por los frailes hasta la tumba.

Las misas y oficios no serían cobradas, solo la cera.
Los dos primeros fundadores, señalaran, dos días de vigilia, misas, sermones y a sus muertes se mandara aviso a todos los conventos de la provincia, para hacerles los sufragios que se le hacen a los religioso, con vigilias y misas cantadas, oficio de difunto con religioso y sacerdotes que leerán dos veces los salmos, penitenciales y los legos trescientos padre nuestros.

Los asientos de los promotores en la capilla mayor, su escudo en la puerta de la iglesia, en el arco “Toral”( Cada uno de los cuatro [arcos] de la media naranja) y en su tumba.
Al morir, tendrán dos patronos, uno señalado por D. Fernando y el otro por Dña. Juana, siendo enterrados en la capilla colateral debajo de las escaleras.

Señalando ellos donde a de ir el monumento y el sagrario con dos llaves, que el convento dará ese día a cada patrón, que tendrán su asiento en la capilla del enterramiento donde podrá entrar a ella las personas que lo deseen.

En la tercera nave señalaran dos sepulturas para sus criados y en la capilla mayor solo se enterraran los religiosos.

La Provincia podrá conceder en la iglesia sepultura.
Los ducados y trigo dados por los fundadores al convento estarán al servicio de la (congregación).

Los testigos de la escritura de fundación fueron, D. Gómez Golfín de Figueroa, Caballero de hábito de Santiago, D. Alonso Becerra Figueroa y Sebastián Becerra Nieto, vecino de Almendralejo, el escribano Diego Ortiz de León y el vicario de la provincia de San Gabriel, frai Juan de Cilleros que estaba en el convento de paso.

El prior, síndicos y religiosos del convento durante tres días se reunierón para leer las escrituras de fundación, dando cada uno su opinión para admitir la fundación con dichas condiciones, levantando acta que le serían remitidas.

El prior y la comunidad darían conformidad para la fundación que sería aprobado por el provincial.
Las obras debían durar tres años según la escritura, a dos mil ducados por año.

Pero Doña Juana de Alvarado y sus esposo mueren y su hermana Doña Leonor de Alvarado, entrega al sindico del convento, D Juan Fernández Vélez, 23.918 reales, 13400 ladrillos, herramientas, carreta de bueyes, cal, piedras más dinero, las obras no terminan en la fecha señalada, al morir Doña Leonor, sus bienes son disputados entre los frailes y el párroco, ganando los primeros.

Las obras terminando en 1785 y los muros del convento tienen una anchura de casi metro y medio.
En la grada alta (piso primero) esta el escudo de armas de los marqueses de Monsalud.
En la guerra de la Independencia, los frailes abandonan del convento al ser expulsados por los franceses, convirtiendo se en cuartel militar y hospital, al finalizar la contienda, regresan, encontrando el edificio en ruinas y biblioteca destruida, la congregación queda en precariedad.

Y con la desamortización de Menizabal de 1835, los frailes abandonan el convento y su iglesia queda para ayuda parroquial.
Siendo comprado el edificio por los ascendientes de D. Félix García de la Peña, usando como pajares, almacenes de trigo, harina y fabrica de jabón.
Y en 1856 se monta una fabrica de alcoholes, en el claustro, con destilería. Según escritura establece compromiso entre Félix García Ortiz, Pedro Romero Romero Falcon, con el ingeniero francés Fernando Batalle que dirigiría la empresa, siendo la mas moderna de la región.

También hubo en el convento una fabrica de fideos.
La fértil huerta, es comprada una parte por los Marqueses de Monsalud y la otra, por D, Fernando Villalobos y riera.

Las sileras de los frailes ocupaban el hoy hogar del pensionista y entorno.
Y los pisos de funcionarios del ayuntamiento, enfrente del convento, fue en el pasado, semanalmente mercado, y convertido en parque y años después en cine de verano, S. Antono, sus paredes eran de cañas y el proyector estaba en la pared de enfrente (telefónica) la empresa era Ramos Perez.
El suelo del templo, esta enlosado de lanchas de granitos enumeradas, que cubren ochenta y una tumbas de frailes.

La iglesia en forma de cruz latina, mide treinta metros de larga por diecisiete de ancho, su bóveda es de medía naranja, el crucero con 16`30 metros, con cinco altares, y el mayor con cuatro cuerpo de estilo churrigueresco en dorado.

En el siglo XIX se instala en el convento la orden Pìa de S. Francisco, que facilitaba limosnas a los necesitados, recaudando desde ciento cincuenta pesetas hasta novecientas en un mes.
En la puerta principal, la hornacina con la imagen en piedra de San Antonio y el escudo de los fundadores.

Adosado a la iglesia, el claustro y las dependencias, de portería, aulas, refectorio, hospedería y escalera al claustro alto.
Un tercer patio sin pórtico daba acceso a la cocina, almacenes, bodega, sótano y a un edificio que comunicaba el convento con la huerta.
En la parte alta estaban los dormitorios, archivos y biblioteca.
En el extremo oriental, cinco celdas individuales, dos habitaciones y un pasillo central que desemboca en un claustro de pequeñas dimensiones sin continuidad a la planta baja.

La decoración del convento, es de principios del siglo XVIII, con técnica, a base de “Esgrafiado”, de fondo marrón claro y gris ceniza, motivos en blanco retocados con pintura roja o negra.
Zócalos de motivos geométricos, en zona de paso, claustro alto y bajo, escalera y pasillos.

En el Refectorio la decoración es más cuidada, destacan los esgrafiados de la pequeña bóveda, de motivos geométricos, igual, en la pechina y cuatro escudos fechados en 1703.

Tecnica de esta pintura, que se aplica directamente en la cal y a veces con un enlucido fino y embruñido, hechas a base de pigmentos naturales diluidos en agua mezcladas con algún aglutinante.

En el claustro un vía crucis y en la escalera principal quedan restos de la decoración que rodeo un cuadro de grandes dimensiones.
El pozo, con decoración semejante a escamas.

En las paredes del Camarín de la virgen, esta el mejor conjunto de pinturas logradas del convento, combinando los colores azul claro y marrón.

Años despues el ayuntamiento, habilita unas habitaciones del convento, para depositar grano y efectos de embargos.
El sacerdote D. Jerónimo Carballar, intento reconstruir el convento ya en ruinas, e hizo en 1900 la casita de la ermitaña.
Murió en la misma puerta del templo, cuando volvía de un entierro.

El convento es cerrado el 28-9-1935.
Pero se manda que viva el oficial y administrador de correos.
Un recuerdo a Paca Calero y Concha ermitañas del lugar de grato recuerdo

ISABEL CORONADO ZAMORA---ALMENDRALEJO

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