Mi pequeña historia de Almendralejo

martes, junio 26, 2012







                                    EMPRESAS PARA RECORDAR

En Almendralejo su fuente principal ha sido la agricultura pero alrededor de ella personas con visión e ilusiones formarían industrias que se surtían  de su materia prima. En la historia del pueblo son muchas las fábricas y empresas que han surgido e igual que con pena hemos visto desaparecer a otras que están en el recuerdo de quien las conocieron.
Cuando nombramos los pisos de los Camachos, enfrente de la plaza de toros, hoy que poco nos dice este nombre. Pues en 1920 y mucho después, estuvo en el mismo lugar, el taller de los hermanos Manuel, Francisco, y José Camacho Martín de Vicente que abarcaba parte de la  carretera Santa Marta y sus traseras llegaban hasta la carretera Sevilla, El taller de Tornero de los Camachos tuvo fama y prestigio, ya que un solo motor alimentado con aceite pesada ya que en aquella época el gasoil no existía para la maquinaria movía todos los tornos con los que se hacían las piezas que se les encargaban, bien del pueblo o de fuera. Con un numero de unos doce empleados y de el saldrían especialistas como Manolo Pérez Mariña,   
Bodegas Montero, fundadas en 1908, cogían parte de la cera de la avda de la Paz y toda la cera de la calle San Roque. Sus licores tuvieron fama y la Ginebra destiladas en sus bodegas eran esportada a Inglaterra, sus caldos eran comprados por bodegas de Jerez de la Fronter.  Bodega con solera y bonita,  pena es que hoy la veamos convertida y dividida en bares y discotecas, donde aun se aprecia restos  que parecen querer hablar y contarnos momentos vividos en sus lagares, vinos conservado en conos de cemento, hechos por Juan Villa maestro en este trabajo y con fama en la provincia y fuera de ella. También se usaban barricas de maderas para los suculentos caldos. Paredes que hablan y donde resuenan los pasos de su fundador, queriendo traer al presente un pasado. Esta bodega en su entrada por la calle San Roque tenía un patio muy bonito que algo queda de lo que fue.
En este lugar se quemaban el vino convirtiendo se en alcohol, aun esta en pie parte de lo que fue la alcoholera y su altiva chimenea, recordando un pasado glorioso. Empresa de las más punteras de Almendralejo, que se adelanto a su tiempo o abrió caminos a industrias que hoy tiene la ciudad. En una época en que no había salida a la producción vitivinícolas en la zona ni alternativa, Bodegas Montero era conocida hasta en el extranjero, ya fuera por su ginebra, vermú y Ron caballo blanco, mistela o Brandy especial  Magalino, todo de gran calidad cuentan los expertos que saborearon estos caldos. En los años 1960 tenia más de treinta empleados, con una flota muy importante de camiones cisternas para trasportar los caldos.
Sus oficinas tenían un nutrido grupo de Escribientes, llamados así a los encargados de llevar las cuentas, con estudios muy elementales, que se esforzaban en aprender. Se contrataban a personas que escribieran bien y con letra bonita, llamados con buena pluma, para redactar cartas, que se escribían a mano, había  pocas personas que sabían realizar este trabajo, pues a la escuela se iba poco o casi nada.
Los que siendo niños nos despertaba su sirena, que señalaba la entrada al trabajo, se espacia por todo el pueblo, señalaba el comienzo de la jornada y salida, sonido atronador que ha quedado grabados, al recordar lo parece que las oigamos.
Fueron industrias que abrieron puertas a otras, con su visión de futuro hicieron camino y merecen ser recordadas.
ISABEL CORONADO ZAMORA   

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