PERICO EL BORRICO

PIEDRA RESBALADIZA

Cuando eres niño todo es eterno los días son largos las semanas siglos y los años corren lentamente como nuestro tamaño al crecer.

El pasillo de la casa es largo larguero interminable parece que de las puertas van a salir manos de las puertas de las habitaciones.
El patio de tu casa  es un lugar lleno de macetas de arboles y parras que ocupan un espacio que te deja ver una estancia fresca en verano y buena zona para jugar.

El corral que tienen una puertas de madera realizada por el padre algo desvencijada que apenas recordabas mal pintadas de verde con una aldaba para que los animales que abitan en él corral no pasen a la zona habitada.

La cuadra donde el borrico de nombre Perico habitaba que cuando dejo de ser útil,  a la madre se le puso en que tenia que ser vendido sin compasivo y el pobre padre se había pasado todo el verano rebuscando trigo cebada y garbanzos espigando y llenando grandes costales para que a su amigo no le faltara el alimento y no costar dinero a la familia.

Pero la mujer le formo tal escando lo que fue bendido el pobre borrico a unos gitanos.
Jose le causo gran dolor y mientras estuvo en la era hasta que se lo llevaron los gitanos por la noche se iba con el y lloraba y le hablaba pues era su amigo de penalidades en un mundo hostil y por no oir a su mujer lo vendió hiriéndole en el alma.

Cuando volvió a casa vio los costales de tarigo y cebada pegadas en la pared que el había espigados y sintió rabia y ganas de poder ir a por el mientras oía a sus niñas llorar por el pobre animal y su debilidad ante su mujer.
ATENEA

Isabel Coronado Zamora