NOCHE DE INVIERNO
NOCHES DE INVIERNOS
Pegados unos con otros sin más distracción que mirarse unos otros. O contar cuentos y lellendas pasadas de padres a hijos.
Cuanto más miedo llevara la historia mejor, y como la luz que daba la bombilla era poca y quedaban ángulos oscuros en la estancía, no había que esforzarse mucho para que los presentes, sobre todos los niños dejaran entrar en sus mentes el miedo, cada cual tomaba de él lo que quisiera.
Contaba el abuelo que cuando niño su abuela le había narrado lo sanguinaria que fue la batalla de la Albuhera y como gentes de Almendralejo había ido a luchar a ella requeridadas por el marque de Monsalud y otros militares del pueblo.
su abuelo era un labriego con pocos haberes y una prole de hijos que le hicieron abandonar para ir a esta batalla.
Suplico que no lo hiciera pues su pobre familia quedaba desamparada, todo fue en vano, y en unos días el pelotón de hombres, mandados por superiores, se a grupa ron en la plaza delante de la iglesia.
Algunos mientras esperaban, fueron hacia el cementerio, que estaba detrás de la iglesia, para rezar en las tumbas de sus seres queridos, que dormían el sueño eterno.
Cuando todos estaban dispuestos, con más haber que un zurrón con apenas un trozo de pan con queso y una orca o hacha en el hombro por arma, en fila de dos se encaminaron andando a la Albuhera, a ocho leguas a campo través.
Al ir saliendo del pueblo por la calle que iba hacia el camino Arnina, miraban a la familia, de la que se había despedido con abrazos y llantos.
Por más que pidieron, no ir, fue inútil y con resinación, miraban hacia tra, dandose cuenta, lo falto de protección que quedaba el pueblo, sin apenas hombres y poca guarnición.
Algunos iban contentos, ignorantes, hacia lo desconocido y con deseos de aventura.
Las personas del pueblo se refugiaron pronto aquel día en sus casas, la noche no tardo en llegar y aunque era mayo, el frió se hacia sentir y la lluvia se sentía en los tejados.
Aquella noche fue terrible, pues unos soldados franceses, sabedores de que el pueblo se quedaba sin apenas protección, se presentaron en el lugar, donde entraron a galope con sus caballos, que relinchaban y sus cascos castañaban sobre la tierra y piedra de la calzada.
Uno de ellos hizo que su caballo, con las patas empujara una puerta de una casa, abriéndola, montado sobre el animal con la espada en la mano, se introdujo en la casa, sus ocupantes se había refugiado en la cuadra, ullendo de aquellos vestías, que robaban los pocos en seres que aquella pobres personas poseían.
Después de realizar toda clase desde manes, se dispusieron a buscar diversión y entraron en una casa, que había una madre con varias hijas, que las hicieron bailar, y ellos se sentaron alrededor de la lumbre, mientras devoraban lo que en contraban en las alacenas.
Tanto miedo sentenia, que atodo cedían por salvar sus vidas .
La madre saco un buen vino y sirvió con abundancia y les dijo a las hijas vailar, no dejéis y hacerles beber.
Cuando estos estaban borrachos, sentados alrededor de la candela que había sido avivada con demasía.
Los oprimidos, con palos los empujaron ala lumbre, donde perecieron. Sus cuerpos carbonizados fueron arrojados a un pozo que fue cegado.
Historias que tanto gustaba escuchar a la gente menuda , se narraban oyendo caer el agua de las canales en los recipientes, para coger el agua de lluvia..
O sintiendo en las espaldas , el frio entrando por rendijas de puertas mal cerradas que dejaban pasar ruidos estraños del esterior , provocado por el viento al chocar con ramas y puerta de la cuadra que despertaba al burrico que dormia sobre la paja.
El miedo deica mi padre que es libre y cada cual siente lo que sus ser percive.
ISABEL CORONADO ZAMORA
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home