Mi pequeña historia de Almendralejo

martes, diciembre 21, 2010

LOS PRIMOS


ERA DE LAS MERCEDES, EN LA LEJANIA SE VE LA QUE FUE LA COPERATIVA SANTA ANA-------
DONDE APARECEN PERSONAS COMO COLAS AMIGO DE lOLO, DIOS QUE JOVENES ERAMOS.
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Siempre es grato correr una cortina en nuestro cerebro y dejar suelto recuerdos y olvidos de un tiempo visto en papel de sepias,
Cuando el jugar en la calle era lo más divertido del mundo.
Volvías del colegio, con tanta hambre, que devorabas, el pan aceite y azúcar o una jícara de chocolate, de Matias Lopez, que era la llamada merendilla,en la mano comiéndotela a volcados tu madre te decía " a la a la calle" y corrías en busca de otros niños con que jugar hasta el anochecer .
En invierno con el frió cortándote el cutis y las manos llenas de sabañones, pero apurando el juego hasta que oía la voz de tu madre llamándote para que volvieras a casa y tu pidiendo que te dejara un ratito más.
Cuan llegaba la hora de recogerse los niños la calle se volvía solitaria, reinando un silencio, que para los vecinos era tranquilizante.
La cenar: mientras comía mirabas como entretenimiento las agujas del reloj despertador enorme herencia del abuelo, marcando las ocho, pero el anochecer era aplastante y todo se volvía misterioso y el miedo te embargaba y te hacia sentarte en la silla y no querer levantarte de ella aunque los chinches entre la juncia buscaran tus nalgas.
En aquella cocina de paredes encalada,y amarillentas por el humo de los braseros y de la leña de la chimenea, todos sentados alrededor de la camilla, esperando que comenzaran los comentarios de los presentes, mientras se iniciaban los juegos, de las cartas "brisca ronda".
Recuerdo que Domin, vecina amiga unos años mayor, nunca ganaba a los naipes, pero una noche, ocurrió todo lo contrario, llenando de rabia a los niños, cosa que divertía a José el padre que dio en decir que era por que la silla donde estaba sentada, le daba suerte, ni corto ni perezoso, los críos la hicieron levanta y que cambiara de asiento, pero la suerte no dejaba de beneficiarla hasta que los chiquillos, se artarón y le dijeron que se marchara.
Aquí empezaba el calvario para Domin, pues tenia que atravesar el pasillo oscura de la casa, hasta la calle.
E ir a su casa, que era medianil,donde se encontraba, el miedo le hizo pedir que la acompañara, pero aquella noche el haber ganado tantas veces la había vetado, que fueran con ella, hasta su casa.
Acongojada les dijo juguemos ala Oca o al Parchi y me dejo ganar cosa que había pasado siempre hasta aquella noche.
Que crueles son aveces los niños.
Otro juego ala vuelta del colegio era el pincho que era clavar un hierro en el suelo cuando llovía y el barro se hacia dueño de la calzada y cera inesistentes.
A las damas y tres en ralla, jugando, José era un espeto , lo había ha prendido cuando estuvo en la mili con los oriundos de Cazaquivir, era muy diestro y enseño a sus hijas, a las cuales en este bonito juego era difícil ganarle.
Eran noches sentados uno enfrente del otro callados pensando y si ganaban al padre cosa que no le gustaba decía siempre" me he dejado ganar"
Las matanzas eran reuniones familiares divertidas, los niños no iban al la escuela y compartiendo juegos, trastadas y podían quedarse en la casa, donde tenía lugar la matanza a dormir.
Un disfrute era ir a la alberca nueva y en una de las rama de los eucaliptos con una cuerda se hacía un remo donde se columpiaban.
Cuando se aburrían, hacían trampas, en el suelo, recuerdo que una vez hicieron una tan profunda que iba aser par el que pasar, pero para probar lo efectiva que era no tuvieron mejor idea, que la pro varan los más pequeños, uno de ellos, aquel día había estrenado unas botitas realizadas por Domingo del Hoyo, pagadas con mucho sacrificio para que duraran todo el invierno, la cual fue la elegida para que pisara, la trampa, donde se hundió hasta la rodillas, provocando un gran sofocon a la cría al ver todo el calzado en barrado, imposible de limpiar y sabedora que la paliza era segura.
La alberca y sus entorno era peligroso, su fondo muy fangoso, todos los años alguien se quedaba atrapado en el légano y moría pero los padres con tal de que les dejaran tranquilo con los que aceres de la matanza ignoraban tal peligro y se hacían no sabedores de donde estaban los niños
Al lado de la charca, había un pilar lleno de agua, para abre bar, ganado y vestías, camino del campo, los más pequeños al ser ignorado por los niños mayores, empezaron a jugar por el brocal del pilar haciendo equilibrio,cuando estaban pasándolo mejor, se oyo un chapoteo, era, Lolo que se había caído al agua.
La hermana, corrió a socorrerlo y reñir a los mas pequeños y llevarlo con la madre.
Volviendo rápido, el hermano mayor, muy enfadado por lo sucedido, que a todos le había hecho gracias y aguantaban la risa, pues ver a Lolo como caía y luchaba por salir del agua.
Después del tiempo pasado, al recordarlo hace gracia como el hermano pedía responsabilidades a los demás que apenas podían aguantar la risa y el otro entre mas cara de guasa veía mas enfadado se ponía.
Acabando por volver cada uno a su casa, evitando volver a la casa, donde tenía lugar la matanza, para evitar más reprimenda y eso que el comer las migas con café negro de puchero con algo de achicoria, era duro dejar y mas todavía los cuentos.
El hermano mayor se quedo solo y los demás marcharon y las de las votas embarradas como no sabia volver a casa se perdió y cuando logro llegar donde no recuerda hoy, fue objeto de una fuerte bronca, al ver las botas con tanto barro.
Lolo fue el que mejor escapo, lo envolvieron en una cubierta,fue arrullado por su hermana y los presentes, calentito al calor de la candela mi entra se secaba la ropa al calor de la lumbre.
Culpando a los demás del suceso padecido por Lolo, que feliz después del susto, comía aquel café tan bueno con migas mientras su madre no dejaba de secarle con un trapo la rubia cabellera.
La llegada de la noche, no fue divertida, como la de otras matanzas. Los vecinos lo agradecieron, pues aquella noche no abría "Pegas " que eran bromas pesadas dadas a la vecindad, como era,llenar una lata pequeña de brasas en la que se quemaba una guinda muy picante,y al ponerla en el zaguán, de la casa de la vecina, la combinancion de la mescla daba lugar a que empezaran, a ventosear sin parar todos los de la casa que dormitaban sentados en la mesas al calor del brasero de picón.

ISABEL CORONADO

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