EN LA MADRUGADA


En la madrugada, acompañada por mi gato Pepote, junto a mi, removiéndose  pidiéndome un ratio de atención, el justo de acomodarse y calentito junto a mi examinar la pantalla del ordenador, diciéndome, si esta todo correcto, me mira fijamente y deja caer su cabe cita sobre el teclado, queriendo poner fin y vayamos a la cama.
Es madrugada, de una noche silenciosa,  los ruidos sigilosos alertan a Pepote que sus tiesas orejas van de un lado hacia otro.
Como se puede estar junto una cosa tan pequeña como es Pepote, sentirte acompañada,  dejar salir de tus recuerdos, estancias y momentos.
Un animal es el complemento que la naturaleza puso en la tierra junto con una cosa llamad ser humano.
Ser un poco gato, estar tranquilo, teniendo una casa donde refugiarte, comida, mucho cariño y amor.

Madrugadas de reloj, que con su minutero va marcando uno tras otros minutos en la estancia de la esfera del reloj. Minutero que suben y baja dejado se coger por las agujas que van marcando las horas que nunca mas, se volverán a  repetir.
 Que es el presente de una madrugada que se aleja con las agujas que no dejan de marca runa hora en un cristal, que refleja el presente del futuro día.
La madrugada es un velo, o tal-vez un minutero, que se deja caer sin cesar, es estar pendiente de dejar, irte acostar.
 Las madrugadas atrapan,  alejan el sueño, lo incomodan, espantan, el sueño se revela, tira arena a los ojos, que empiezan a picar.
 Un cabezón, cerrar ojos es el momento de dejar la inspiración.
No es mas ni menos ni tan poco fue sin cesar aquello que juntos vimos y tomamos.
Quien piensa y dice suyo es el reproche para que guardar lo que molesta.