UN DIA
Era una niña cuando mi madre llego con una volita rosas, que había tomado de los arboles, en el paseo de los Padres.
Las fue pasando con una aguja por un hilo, hasta confeccionar un collar que me puso en mi cuello.
Era tan bonito que salí a la calle para que me lo vieran las amigas.
Sentí orgullo, le pedí que quería conocer el lugar.
Decidió darme a conocer el lugar, salimos por la mañana, tomamos la calle hasta la carretera, calle Villafranca, bajamos por la plaza de abasto, proseguimos por los cantones, desembocando en la plaza de la hierba, tomando por un tramo de la calle real para desembocar en la parroquia de la Purificación, Calleja del ayuntamiento, era muy estrechara, teniendo que dejar que los carros, burros y otros animales pasaran, entonces los coches eran pocos apenas nada.
La calle era empinada y mi madre recuerdo que se fatigaba, paramos para tomar aire, siguiendo hasta desembocar en el paseo de los padres.
Los arboles estaban alineados des igualmente, sus ramos colgaban hacia abajo no eran sauces llorones, años después, para re modelar el parque, fueron talados, sobrevivido, dos, uno en la puerta de la iglesia, el otro junto al juzgado, que esta en esta en la misma plaza.
Fuimos hacia los árboles, debajo de ellos se desprendía un aroman, que nunca he sabido darle y situarla en otra parecida.
La luz del sol se filtraba entre el ramaje, sus destellos me deslumbraban, sentí augusto, mientras mi madre me tomaba en sus brazos, para llegar a las volitas, fui tomándolas y guardándolas en una bolsista que llevaba.
Me sentía feliz, era tan divertido sentirme en brazos de mi madre, gatear por sus brazos hasta lo lato de aquella ramas que para mi crecían hacia abajo.
El paseo de los Padres, la callejita, que habría la puerta que hacia encontrarme con un punto en mi existencia, con mi progenitora, cuentos donde los sueños se colman, donde el universo toma los pasos que nunca se ven y se sienten en nuestras fuerzas.
Fue y sera la proximidad de mi ser querido lo que siempre me ara ver la visión de un día, un instante colmados de felicidad, donde lo mejor se pasa tan rápido y los recuerdos se colman.
Almacén de nuestro cerebro colmado de cosas gratas, deseosa de salir constantemente y hacerse notar.
Fue y sera uno por lo que siempre estar, sentir las personas que reinan en mi, que son las que me ampara y me guían en un mundo raro y difícil.
ISABEL CORONADO
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