EL SECANO QUE CRECIÓ
Aquel niñito que un día llego a nuestras vidas, aquel cielo que siempre era moderado.
No se que se hace mal o bien el amor, las luchas te preguntas porque este campo no florece, si yo lo abone.
Eligiendo los sueños sobre el llano, de sementera mojado por una lluvia de nubes que se mecían,sobre las lomas del cielo que divisaban, ha su lado paseando por los caminos que serpenteaban nuestros pies.
Con conversiones tan diversas, llenas de tierra regada por el secano, empapado de flores silvestres en primavera y espinos en verano.
El camino aquel pasando el puente en busca de aquel perrillo que nos esperaba, deseoso de beber el agua y comer el pan, que corría detrás del cercado hasta que nos dejaba de ver ladrando.
La vuelta o antes, con café mientras contábamos nuestras cosas, pues la vida es un campo con sus limitaciones y cercas.
un día ves que puedes sembrar y producir amor y cariño huyes de la mala semilla de la hierba que no deja producir y empiezas a elegir la mejor planta, que cuidas y la proteges con tu trabajo.
El amor es tan grande, por ella ves como una nube se a posado sobre tu campo, ves como los granizos se despojan de su nube, van en busca con traición de tu campo, ves como el lienzo es destrozado sin saber, como el tiempo no es verdad, lo oculto desaparece sobre hogueras de sentimientos.
Bajar cuestas sobre la raíces que están tan ondas que no es fácil que al amor, sentimiento tu tiempo lance un pase torero sobre tu campo, dejando el abito colgado sobre la percha del tiempo, desconforme.
La falta de un ser que se aleja por el camino transitado, dejando en el alma del camino la tristeza de un campo sin semilla ni cosecha.
El esconderse cuando todo sin nombre pasa, sin hacer falta romper el charco que pisas y el piano que suena en el horizonte de la vida.
Isael Coronado Zamora
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