LA VIDA ES UN RACIMO DE UVAS ¿O SON PASAS?
La vida es el engaño mas grande que el destino nada mas nacer te pones en los brazos de tu madre.
Son los años con los pasos que vas dejando sobre el asfalto, nunca son las mismas pisadas, en cada momentos los zapatos son distintos, unos te hacen caminar por vencer optaculo, sobre tapias caídas, que te hacen chocar en las piedras que otros derrumbaron sobre los surcos de cada destino.
Siempre es caer, salvar muralla que te lleva hacia la verdad falsa, que te abraza, te hace beber en pensamientos, instantes de colores, que te hacen mirar hacia el cielo, ver estrellado en el firmamento, sin luna ni luceros.
Corazones que se unen buscando troncos de sillas donde grabar un momento de descanso para mirar, el echo de no tener el amor que tu enseñaste, la copa donde bebiste sin mas conocimiento que buscar el punto de lo bueno y encontraste lo malo.
Saboreando pi-ruletas, pasar por un camino lleno de puertas que intentas abrir a empujones para ver su interior, sintiendo el echo de no ter mas luz que una bombilla, tan opaca, que su energia se deja caer sobre lomos de libros, envejecidos de tus historias, aparcada en tu cuerpo, dejadas en cuentos que una vez una mariposa voló sobre ti, y se volvió libélula, creyéndose paloma.
Volar hacia el castillo de colmenas tan altas, donde aterrizar aquel viejo planeador, donde empezaste, dominando los vientos que chocaban sobre ti, haciéndote ir a castillos no deseados que el huracán de tu destino te impulsaba.
La tierra roja con sus matices, formando alfombras, donde caminaste y vistes el caleño duro de corazones blancos sobre pensamientos oscuros.
La música, de aquella guitarra que sonaba cada vec que tu cabeza te hacia sentía dolor en la madrugada, pensando en bailes, saltándote prohibiciones, que hiciste tulla, llevándolas guardadas, en cada pliegue de tu piel, que iba dejando sobre tu cuerpo, sin ser divisada por aquella luz donde crecisteis y creciste, que siempre iba a estar alumbrado sobre la puerta que un día desapareció y veto el deseo de abrir, sentir voces queridas, que te llevaran sobre pasos de zapatos viejos, a las colinas donde manaban sentimientos que la lluvia barría dejándolas caer en los arroyos.
Para ser bebidas por el viento de la vida que trasportaba en cintas de nubes, liando se, en ver aparecer una mano, con palma abierta y atrapar la vida, que es la ilusión, de sentimientos, que brotaron un día en el alma.
Para dejar de regar, sentimientos ajenos, diferentes, sin sombras sobre juramentos que el tiempo dejo morir.
La oscuridad de el empiece de la noche, ara escaleras, para juntar los astros, que dejan sentir escalones de recuerdos, que van cayendo sobre una pendiente, llena de callados renglones, con palabras, que van bajando, sin ver el dolor de un sol, que se pone en el horizonte, al calor de un sonido de mentiras que la soberbia, dejo sobre los prados, de aquel punto que oís tes.
Mientras reposabas, un momento en la alfombra que formaba tu alma, cansada de soportar maldades de un destino que te engaño, que vivistes sin darte cuenta, que todo era la vida.
Tan sorda, que no sabia ver el cielo cuando la fruta de los arboles tapaban los sonidos de un rumbo, sin volar sobre descampados donde esperabas los abrazos que quedaron sobre aquel primero, que te amamanto, como la tierra dio vida al árbol que es la vida, que fue la verdad que pensaste.
Empezó acrecer para dejarse caer sobre la tapia del camino, sin ver al caminante que pesadamente se agarro al árbol retorcido sin un alma que se cerro, dejo de mirar hacia arriba y dijo que gran mentira es la vida.
Isabel Coronado
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