HISTORIA DE UN PASADO “LAS CHIMENEAS”
Cada chimenea que vemos encierran vivencias de etapas
pasadas, de un Almendralejo inquieto deseoso de aperturas, progresos, las que
han logrado mantenerse, con su historia almacenada en su estructura, testimonio
de una industria en la quema y trasformación.
Las personas que formaron parte del lugar, con un trabajo
duro, soportaron con sacrificios por aportar un sueldo mayor a sus familias.
Nada queda de
aquella alcoholera y chimenea, que estuvo en la carretera Santa Marta, frente
las traseras del museo del vino, sus primeros
dueños fue Sociedad
Cueva y franco Alcoholes y bodega.
Esta sociedad se deshace y Franco se queda con la bodega
que hacia esquina con calle Ortega Muñoz y Santa Marta.
Alonso Cueva continua con la alcoholera con el nombre de
Alonso Cueva e hijos SL.
Industria que iba bien, pero Francisco Cueva Maqueda sufre
un accidente en 1973 cuando 51 año y muere.
Continuará, pero será vendida a Alfonso Iglesias Infante,
que, durante un tiempo continua, pero es vendida la industria y convertido en
el edificio de pisos que hoy vemos.
Empresas con
bastantes trabajadores, a mi memoria viene cuando de niña mi vecina Antonia
llegaba a casa y pedía que acompañara a su hija Domin, de edad semejante a la
mía a llevarle la comida al padre, a dicha Alcoholera donde trabajaba su marido
Juan Cuevas, pariente de los dueños.
Todos los días, íbamos con una cesta de mimbre roja, con
las viandas que tocara, para toda la jornada de 12 horas, de día y otras de
noche, vigilando la caldera.
Cuando íbamos llegando de la chimenea salía el humo que se
perdía en el cielo y el olor de los gases que expulsaba que nunca he olvidado.
El recuerdo, de
nuestra mano pequeña, llamando en la chapa y abrirse la puerta y escuchar la
voz de su padre, llamándola, bajando la escalera para ver a su hija y disfrutar
el único instante del día, de verla, pues cuando llegaba estaba durmiendo y se
levantaba ella él dormía.
Le tomaba la cesta que abultaba más que ella, de la mano,
nos subía a arriba a la terraza, al lado la chimenea, que no dejaba de expulsar
sin cesar.
Juan se sentaba pegado a la chimenea, indicando que hiciéramos
lo mismo, empezaba abrir la fiambrera blanca, herméticamente cerrada con, guiso
sabroso, degustando y acariciaba a su hija,
Trabajos muy duros,
olor pegado a su piel, que nunca más se le iba, sus poros absorbían la fetidez
que desprendían las calderas.
En la zona solo
había bodegas, la fábrica de hielo y en la esquina de Ortega Muñoz con
Carretera Santa Marta el chale de Lorenzo Albares.
Otra chimenea “ La Alcoholera Extremeña", hoy Museo del Vino, me trae el recuerdos del
Pedro Zamora, Padre de Conchi, era fogonero, surgiéndome imágenes viéndole echar las palas de carbón a la chimenea para
calentar las calderas, donde saldría el alcohol.
Trabajaban por
turnos lo mismo era de noche que de día.
Más de una vez acompañe a Conchi, con su cesta de mimbre
rojo a llevarle la comida.
Trabajo duro, arriesgado, de sacrificios, de día y noche
con turno agotadores.
Otra alcoholera fue
la de Zacarías de la Hera donde trabajaba el padre de Age Arrabal, de fogonero,
recuerda con amor el sacrificio que, hacia su padre, en las navidades, aun
viniendo de la fábrica hartito de trabajar, de una caldera de quemar alcohol,
su madre lo entraba en la habitación y le hacía vestirse de rey mago.
Las chimeneas hoy nos contemplan calladas y como compaña a
Cigüeñas que anida en su altura
Cada alcoholera tenía su chimenea de
diferente altura, donde se quemaban el vino convirtiendo se en alcohol.
La de Montero recordando un pasado glorioso.
Empresa punteras de Almendralejo, abrió
caminos, salida a la producción vitivinícolas en la zona y alternativa.
Bodegas Montero era conocida en el extranjero,
su ginebra, vermú, Ron caballo blanco, mistela o Brandy especial Magalino
de gran calidad.
En 1960 tenía más de treinta empleados, con
una flota importante de camiones cisternas para trasportar los caldos, oficinas
con un nutrido grupo de Escribientes.
Su sirena, potente señalaba la entrada
al trabajo, se espacia por todo el pueblo, señalando el comienzo de la jornada
y salida, sonido atronador que ha quedado en los sentidos y parece que las
oigamos.
ISABEL CORONADO ZAMORA
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home