LA PATA LARGA
CUENTOS NAVIDEÑOS-- LA PATA LARGA
El cuento de la PATA LARGA, surgio por la gran imaginación de un hombre llamado JOSE CORONADO, amante de los niños, a los que gustaba intrigar por ser la unica forma de mantenrlos quieto.
Lo que a continuación os voy a contar tal vez fue leyenda, cuento o historia imaginada para la chiquillería por mi padre, o sencillamente realidad, lo cierto es que lograba mantenernos sentados alrededor de la mesa camilla, cuando llegaban las frías noches de invierno o en las mantazas de los cerdos, centro de reunión familiar
Siempre fue el encargado de mantener entretenidos a los niños con sus narraciones que quedarían grabadas en las mentes infantiles para el resto de sus vidas, logrando hacer que la imaginación galopara libre como el viento.
Recuerdo con nostalgia el caer de aquellas noches familiares, cuando parte del guarro estaba aliñado para el día siguiente ser embuchado y quehaceres adelantados, los mayores empezaban a hacer planes para el día siguiente alrededor de la candela hecha en el suelo de la cocina, sentados debajo de una enorme chimenea con topetón, cansados del duro día sólo querían que se les dejaran tranquilos.
Mis primos, desde que se levantaban además de hacer las travesuras propias de la edad, deseaban que la noche llegara y ver entrar a mi padre para escucharle los cuentos, sobre todo el de La Pata Larga, era uno de los favoritos. Antes de comenzar nos hacía sentar en una camilla apretados unos contra otros para no perder palabra, la mesa estaba en uno de los extremos del enorme comedor, la única luz apenas iluminaba y nuestras sombras al ser reflejadas en la pared se alargaban y tomaban movimiento, cuando alguien al pasar le daba con la cabeza a la bombilla, mirando todos de reojo temerosos de sus propios miedos.
Ya metidos en situación observábamos a mi padre que sacaba del bolsillo de la Chambra ( camisa especie de chaqueta típica de los hombres de campo de Almendralejo hoy en desuso) lentamente la petaca y el librito de papel del que tomaba una hoja, donde derramaba la picadura de tabaco y empezaba a liar el cigarro con calma, mientras con voz y mirada misteriosa nos hacía sentir el miedo de tal manera como si a nuestras espaldas estuviera sucediendo lo que le pasó aquel día, cuando con su primo José el cano y otros compañeros decidieron ir juntos a comprar ganado y bestias de labranzas a la feria de Zafra, como la compra fue buena y rápida emprendieron la vuelta para el pueblo y llegar antes del anochecer.
Llevarían una legua recorrida y vieron que se habían equivocado y les iba a coger la noche, empezaron aligerar azuzando a las bestias y ganado. A esto que se empieza a oír en el silencio del campo, con la claridad que daba el ocaso ya en el horizonte, el berreo de una chivina, que debía haberse perdido y estaba debajo de una cepa, su primo al verla de un salto bajó del burro, donde iba montado y fue a cogerla, mientras los demás le decían que era mejor dejarla donde estaba, que seguro que la madre o el dueño la encontrarían. Cosa que el otro no estaba por la labor pues vio en el desvalido animal un juguete para sus hijos y también una suculenta caldereta.
La tomó en brazos y la puso sobre el asno, a la vez que también se montaba él en el borrico, mientras la sujetaba con una mano, para que no se cayera, retomaron el camino con premura pues la noche ya era dueña del día, alumbrados solo por la luna llena iban esquivando los obstáculos con que se encontraban.
Las ramas de los olivos en la oscuridad eran como brazos enormes que el viento al moverlas parecían tomar vida. Los tenues rayos lunares provocaban sombras en los troncos milenarios, que los hacían parecer fantasmas de bocas enormes, como si quisieran comerse todo lo que pasara por las lindes.
Ninguno de la comitiva decía nada, el miedo era libre y cada uno llevaba el que quería y empezaron a darse más prisa por llegar, a sus casas.
Todos iban callados y entrando en el camino de Villafranca, en la parte conocida por las Cumbres, al doblar un recodo divisaron las primeras luces de Almendralejo y empezaron a relajarse. A esto que uno pregunta –¿oye José parece que la chivina se ha dormido, no berrea?- mientras decía esto iba volviendo el cuerpo hacia el compañero, cuando el gesto de su cara en la oscuridad sobresaltó al amigo que le preguntó que le pasaba, tartamudeando les dijo a los demás que miraran, cosa que hicieron, viendo que detrás del Cano la cabrilla se había vuelto tan grande que las patas iban arrastrando le por el suelo, éste que se vuelve para ver lo que le indicaban viendo por encima de él una vestía gigante, con dientes enormes que no dejaba de reír, a la vez que se iba incorporando para ponerse de pie, sus patas eran deformes una más alargada que las demás. Los hombres aterrorizados empezaron a jarrear a las bestias como si el demonio fuera detrás de ellos, mientras aquella terrorífica cosa ya en el suelo era el doble que ellos, la extremidad más corta no le impedía correr para alcanzarlos, a la vez con grandes carcajadas dejaba ver su enorme dentadura y resonaban en la quietud del campo y de la noche, mientas les decía no corráis que os alcanzaré, el que iba más retardado era José que del susto al ver aquella cosa terrorífica se cayó de su burro y se subió al trote de la mula de un compañero de un salto.
Él miedo les hizo volar más que correr hasta llegar a las primeras casas del pueblo, para escapar y esconderse de aquella cabra gigante, que en medio del camino daba alaridos de rabia por no alcanzarlos mientras se iba encogiendo y desapareciendo y a la vez recobrando el tamaño la bestia de la cabrita que encontraron debajo de la cepa.
Los vecinos salieron a ver que pasaba, solo vieron a un grupo de escandalosos que habían abusado del vino y les había hecho perder la vergüenza. Nadie los iba a creer y antes de que los tomaran por locos cada uno se fue para su casa pues era mejor olvidar lo sucedido.
Cuando el cuento terminó en las caras de los crios se veía el espanto, uno de ellos con la narración aun en su cabeza al sentir una mano tocarle la espalda para llamarle la atención, fue tal el susto y miedo que sintió, que dando un salto dijo ¡TITO LA CABRA ESTA AQUÍ¡.
Felices fiestas y prospero año nuevo os deseo con todos los vuestros
ISABEL CORONADO ZAMORA
1 Comments:
Esta historia o cuento junto con el llamdo de la COGUTITA,Fuero los dos cuentos que durante toda la vida de Jose contó a a sobrinos hijas, nietos y los niños dl vecindario, que ensimismaba, no pestañeaba y siempre pedían que se lo contaran una y otra vec con algunas variantes.
By Isabel, at 8:36 p. m.
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