ANTONIO Y VITORIANA
Siempre los recordare como uno de los seres mejores que tuve a mi lado, maravilla de personas que me dieron tan grata infancia.
Era Antonio y Vitoriana dos seres tan enamorados uno del otro que se miraban cada mañana en la misma mirada.
Años de muchas necesidades pero la felicidad llenaba todo, .
Decidieron casarse recuerdos, en blanco y negro: los preparativos, el hacer el ajuar, el criar el borrego para la boda, un enorme carnero de hermoso cuernos retorcidos, que alimentaban con esmero, pobre animal de largos mechones de lana.
El pelorio, fue divertido realizado en un corral lleno de otros animales, que había que sortear, la boda y sus vidas que empezaba.
Se fueron a vivir con caseros, una gran casa donde en cada habitación vivía una familia y la cocina para todos.
Que amor tan grande se tenían . Fueron con sus afanes prosperando, haciéndose de una vida mejor viendo con los suyos alcanzando sus logros.
Que buenos bailarines eran daba gusto verlos bailar paso-dobles .
Querido Antonio, que bueno eras que sana fe reinaba en tu alma, como querías a los tuyos.
Tuvo varios oficios siendo el repartido de pan donde se jubilara, cada día temprano con su carrito, tirado por la mula, que el mismo alimentaba, llegaba a casa para no tener que levantarse, la hermana tan temprano, a la puerta le ponía, una silla. En aquella casa apenas se usaba la llave, para cerrarla, el la empujaba y la silla chillaba lamentándose, quejándose, haciendo su recorrido.
Èl con grandes zancadas hacia todos los día el mismo recorrido, dejaba el pan en la camilla y una gran caja de empanadilla, como regalo para las sobrinas y colines largos . El importe una veces lo tomaba y otro lo que le parecía.
Que generoso fue tan grande voluntad.
Siempre estará con nosotros caminara pisando nuestros pasos.
Isabel Coronado
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