Mi pequeña historia de Almendralejo

lunes, septiembre 01, 2014

ADRIAN nieto de Faviola 



El pueblo de los TALLARINES

Érase una vez un pueblecito que estaba en la orilla de un camino, se podía divisar nada más doblar la curva del sendero.

 Las casas eran tallarines, tenían ojos bocas, el techo, tapas de botes de cacao.
 De los arboles colgaban los tallarines que se liaban en las manos de los niños, para que se los pudieran comer, las hojas de los arboles eran rebanadas, para untar de pan crujiente, por donde se deslizaba el queso.
Del tejado de los tallarines salían cascadas de caco recién hecho, que iba cayendo en tacitas, los niños la bebieran, mojando, churros sabrosos de Chipiona. (Recuerdas,  con que cariño todos los días os lo compraba la abuela FAFA)
Tallarines y niños Vivian felices, de pronto llego un enorme Macarrón, con su escudo de Beicon. Y es que estaba envidioso, porque los niños nada más que querían comer TALLARINES.
El suculento Macarro capitán de la pasta, que creéis que hizo, que introdujo en una olla tantos macarrones que al ser cocidos, se hicieron fuertes y empezaron a salir de la olla, apoderándose del pueblo de los Tallarienes, que fueron empujados hacia una laguna.
Llorosos por la destrucción del pueblo un duende que habitaba en el lago, se despertó, sabedor de sus desdichar hizo magia “ABRA CALABRA PATA DE CABRA” y de pronto los tallarines empezaron a ponerse derechos,  ayudados por el duende del lugar.
 Recuperados, se encaminaron a conquistar su pueblo,  que estaba lleno de macarrones grasientos de salsa de tomate,  que dormían a la sombra de los tejados de cacao.
Don Cacao, al ver a los Taallarines,  le preparo a estos, una gran taza humeante de chocolate, que les dio vitalidad.
El duende, con la magia fabrico para  los Tallarines, una gran escoba de verduras, con la que  empujaron a  todos los macarrones del lugar,   estos de oponían,  pero no pudieron, hacer frente ante la fuerza que el cacao  había dado a los Tallarines, que con ayuda de las escoba de verduras, fueron, introducidos   a una gran olla, siendo degustado por los niños de una excursión.
Y los tallarines vivieron felices y su pueblo resplandeciente, siendo guisados por mama y degustados por niños estupendos como ADRIAN E IBAN.
Espero que te guste amiguito ADRIAN

ISABEL CORONADO


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