OLIVARES
Todos somos un poco una rama de un olivo,que mas das lo que sus copas sientan por los rayos del sol. Cuando sobre el padrón redondo, lentamente cansado se deje caer sobre el circulo que forman las sombras de sus ramas.
El amor que se engendra que te llena de tanta ansiedad hacia lo que la rama engendra, cada hoja es reflejo de el tronco que ayudado por las raíces, se va caminando sin mirar hacia atrás.
Sin ver lo que deja sobre las copas de de tus sentimientos, cuando el encuentro de la luna menguante, se reflejara luchando por apoderarse de sus ramas, sin tener que ver las pinturas que forman sus rayos, de luz sobre el amor que se siente, cuando esa rama se quiebra y tu ves como se suelta los sentimientos,sin que los ciclos de la luna de nuestras vidas, sin ver los destellos del barco naufragando, sobre el lienzo de tierra que se va despojando sin saltar .
Ver la noche sin sentir el día, que se va despojando, dejando a su paso flecos de oscuridad sobre tinieblas que caen, sin tomar aire, sin saber como lo que hiciste fue en su momento oportuno, que circunstancia envolvió el tronco sobre las potreras que nunca las ganas de luchar se fueron.
Sin animo de negarse, por las suplicas de pensar de presentimientos de humos que sueltos navegan sobre nubes disipada.
El reloj, marcando agujas vencidas por el minutero de la vida, decaida por formar los sentidos de las flores desojada, sobre sabanas, olvidadas en que la quietud de la noche, unieron manos de muñecas grotescas, que el miedo formo montones de soledad.
No dejar lagrimas sobre hojas que el viento deposita sobre nuestras sienes.
Que ambición, formo el pensamiento por el camino de la mente, sin chocar con otro pensamiento decaído en la nostalgia.
El olivo se planto sobrevivió, un día, su robusto tronco de un tajo, fue depositado, sobre la arcilla que lo alimento, sus hojas se convertidas en lagrimas.
Todo se disipo, se olvido, el olivo que cobijo el nido, de las alondras, se quedo mirando para aprender, como querer, sin ver, borrando reglones torcidos, sin querer, sin mirar, dando vueltas de frente.
Decaído, por aguantar golpes del viento, que chocaban sobre la melancolía, de sus raíces, que se formo en la vida.
Sin cuido no volverá a nacer un olivo, en el que el daño de sus hojas, serán cariños borrados, líneos para ver lo bonito, sin empezar, ni terminar, dando vuelta sobre el cuadrado de su tronco.
Sin cuido no volverá a nacer un olivo, en el que el daño de sus hojas, serán cariños borrados, líneos para ver lo bonito, sin empezar, ni terminar, dando vuelta sobre el cuadrado de su tronco.
Círculos, girando sobre un olivo, que el viento arrastro, sus frutos maduros se dejaron arrancar sin ver lo bueno ni lo malo, que las pavesas son el resto del fuego, que calentó al transeúnte, debajo del olivo padecido que alargaba sus brazos buscando el cielo, con las nubes bajo sus pies.
ISABEL CORONADO
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