Mi pequeña historia de Almendralejo

miércoles, diciembre 11, 2013


“VISITAR ALMENDRALEJO”


Visitar Almendralejo, es pararse ante sus monumentos, y mirar a través del espejo de su historia, como se ha formado un pueblo lleno de inquietudes y de afanes de superación.

Sus calles limpias de casas blancas, llenas de frondosos árboles para sofocar el calor del estío y calmar con calido sol en invierno.

Sus monumentos emblemáticos, te aran de seguro pararte imaginar, el lugar donde un día naciera el insigne poeta del romanticismo, José de Espronceda.

Y entre brumas del pasado podrás volver al romanticismo si lo visitas en  la fiesta del Romanticismo, participando, con el pueblo, que cada año se renueva.

 Donde  el romanticismo, toman vida y sus habitantes,  salen a la calle para participar en tan bello evento. Que a veces parece que al doblar una esquina te puedas encontrar a la gran poetisa del romanticismo nacida en Almendralejo Carolina Coronado.

Sus iglesias están llenas, de  arte en pinturas y en imaginaria.
Y en la iglesia de la Purificación disfrutaras con la escultura de Juan de Abalos al igual que en la avenida de la paz y plaza de Extremadura con la escultural  “Jarifa”.

En los paseos de la Piedad hallaras una ermita tan blanca que te cegara y en su interior la patrona que siempre esta dispuesta a escuchar ruegos. Y en sus inmediaciones podrás visitar, su museo devocionario, Museo del Vino y el coso de la Piedad de gran belleza arquitectónica.

Si eliges para hacer un breve descanso, el parque de N.Sra de la Pieda, sentirás la música, de sus fuentes y el aroma de sus flores.

Almendralejo es tan diferente y alegre, que te animaras, divertirás, con su feria, eventos y otros monumentos por nombrar, unido a sus gentes, alegres y dicharacheras, que con orgullo llevan, el titulo de “Ciudad de la Cordialidad, del vino, Cultura y del Cava”.

Sus campos, fértiles al llegar la primavera se van convirtiendo, en un mar de Esmeralda, cuyo verdor se pierde en el horizonte, y al pasear por veredas, padrones, caminos y calzada Romana, sentirás, los pasos de su historia impregnada del olor a “Caba”.
Al caminar por sus campos de tierra arcillosa y rojiza, los surcos,  sembrados de fértiles cepas de “vides”.  Al atardecer el viento traerán aromas y la brisas suave te ara sentir susurros pasados de otros moradores.
 Campos convertidos en vergeles, regados algunos por el agua sacada de las entrañas de “Tierra de Barro”. Donde las diestras manos del agricultor, guía el arado, formando surcos tan derechos como los renglones del mejor literato.


“ALMENDRALEJO BIEN BALE UNA VISITA” 
ISABEL CORONADO ZAMORA


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