“VISITAR ALMENDRALEJO”
Visitar
Almendralejo, es pararse ante sus monumentos, y mirar a través del espejo de su
historia, como se ha formado un pueblo lleno de inquietudes y de afanes de
superación.
Sus calles limpias
de casas blancas, llenas de frondosos árboles para sofocar el calor del estío y
calmar con calido sol en invierno.
Sus monumentos
emblemáticos, te aran de seguro pararte imaginar, el lugar donde un día naciera
el insigne poeta del romanticismo, José de Espronceda.
Y entre brumas del pasado
podrás volver al romanticismo si lo visitas en
la fiesta del Romanticismo, participando, con el pueblo, que cada año se
renueva.
Donde
el romanticismo, toman vida y sus habitantes, salen a la calle para participar en tan bello
evento. Que a veces parece que al doblar una esquina te puedas encontrar a la
gran poetisa del romanticismo nacida en Almendralejo Carolina Coronado.
Sus iglesias están
llenas, de arte en pinturas y en
imaginaria.
Y en la iglesia de la
Purificación disfrutaras con la escultura de Juan de Abalos al igual que en la
avenida de la paz y plaza de Extremadura con la escultural “Jarifa”.
En los paseos de la
Piedad hallaras una ermita tan blanca que te cegara y en su interior la patrona
que siempre esta dispuesta a escuchar ruegos. Y en sus inmediaciones podrás
visitar, su museo devocionario, Museo del Vino y el coso de la Piedad de gran
belleza arquitectónica.
Si eliges para hacer un
breve descanso, el parque de N.Sra de la Pieda, sentirás la música, de sus
fuentes y el aroma de sus flores.
Almendralejo es tan
diferente y alegre, que te animaras, divertirás, con su feria, eventos y otros
monumentos por nombrar, unido a sus gentes, alegres y dicharacheras, que con
orgullo llevan, el titulo de “Ciudad de la Cordialidad, del vino, Cultura y del
Cava”.
Sus campos, fértiles al llegar
la primavera se van convirtiendo, en un mar de Esmeralda, cuyo verdor se pierde
en el horizonte, y al pasear por veredas, padrones, caminos y calzada Romana,
sentirás, los pasos de su historia impregnada del olor a “Caba”.
Al caminar por sus campos
de tierra arcillosa y rojiza, los surcos, sembrados de fértiles cepas de “vides”. Al atardecer el viento traerán aromas y la
brisas suave te ara sentir susurros pasados de otros moradores.
Campos convertidos en vergeles, regados
algunos por el agua sacada de las entrañas de “Tierra de Barro”. Donde las
diestras manos del agricultor, guía el arado, formando surcos tan derechos como
los renglones del mejor literato.
“ALMENDRALEJO BIEN BALE
UNA VISITA”
ISABEL CORONADO ZAMORA
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