Mi pequeña historia de Almendralejo

viernes, febrero 27, 2015


LOS PATOS DE LA PIEDAD EN ALMENDRALEJO

Los patos de la piedad, siguen siendo la diversión de los niños.
Hoy con mis nietos he estado y era supe divertidos, lo contentos que se han puesto viéndolos. Una gozada ver a Pablo y Adrian reír con tantas ganas y sentirse sorprendido por el aleteo de los patos, sorprendidos, apuntando con los deditos hacia ellos.
Hace apenas unas décadas estaba en el mismo lugar con su padre y tíos.
estar con ellos es un premio que la vida me da.

Los patos han contemplado durante años crecer a muchos niños de Almendralejo viendo pasar, sintiendo los tiempos, evoluciones de un pueblo, que se ha ido desarrollando, haciendo se creativo, avanzado y emprendedor,.

Los Patitos, como los niños jubilosos, corrían al encuentro de ellos.
Recuerdo, aquel domingo que a su padre quiso salir con los niños tan guapos que era para chillarlos, nada mas salir de casa justo delante de la puerta había un charco, donde fue aparar uno de ellos . 

Llorando lo tomo como pudo para no mancharse, lo subió mientras el niño pataleaba, se refregaba la cara toda en barrada, el traje acabado de estrenar.

Me lleve un sofoco tan grande cuando abrí la puerta, al  ver lo que tenia delante, no me lo creía, el padre me puso la mano en la boca, me dijo cállate, lo llevo a la bañera.

Lo puso debajo de la ducha, vestido lo enjabono, ducho,  le puso una ropa limpia y me dijo-- termínate de arreglar que me lo llevo a ver los patos no ha pasado nada.

Con la boca abierta, no daba crédito, viendo a los niños alegres bajar la escalera.
Iban contentos, a si entraron en el parque de la Piedad, corre que te corre, el padre de tras de ellos , llevaban tanta ilusión de ver los Patitos.

Que esperaban paciente mientras los niños le echaban mi guitas de pan, gusanito, delante de los patos unas plantan y un cerramiento de tela metálica para que no se salieran, delante un  enorme charco resultante de haber regado las plantas.

 Hay justamente fue, donde todo lleno de alegria puso el peciecito el niño, que  se resbalo de bruces,  al sacarlo todo el volvía a estar lleno de barros hasta las orejas.

Ante tanto desatino, al otro niño, lo deja al  cuidado de unos amigos, antes de que llegara la madre y lo viera tome otro camino, llegando a casa en el justo momento que ella bajaba, de que lo vio le dice- no es lo que ves, es solamente que se a vuelto a caer al barro, no es nada no te preocupes, ve te yo me ocupo de él.

Vuelto a meterlo en la bañera sacarlo bien y pelo también secado, listo para salir.
No había pasado nada, solo dos baños en pocos instantes, otra vez en la Piedad .

Allí estaban todos esperándonos, para jugar en el parque y pasar un domingo agradable, de no ser porque la madre le había comprado a uno de ellos una suculenta bolsa de gusanitos, que a los patos le vuelve loco.
Y que se fijaron en ella, de pronto el pato revolotea, va hacia el niño, le coge la bolsa, sale de tras del niño, por intentar quitarle el pato, saltando sobre el animal, pisando el charco, niño mama y el, al  charco.
Embarrados, sucios y muy enfadados, echando nos la culpa. Los amigos consolándonos y apaciguando nos.  Llevando nos a la fuente cercana, mientras nosotros nos peleábamos ellos nos limpiaban, como podían y nos empujaban hacia cual quier lugar donde no hubiera charcos. Salir de una pesadilla tan real como fue lo que os cuento.

ISABEL CORONADO

3 Comments:

  • Simpática, aunque embarrada historia la de los patos.

    Ciertamente, el "vamos a ver los patos", dicho además con el acento tan peculiar de Almendralejo, es una frase que forma parte de ese conjunto de expresiones que identifican a un lugar y sus gentes.

    Hace 50 años que mi familia, como tantas otras, emigró a Barcelona, coincidiendo sino recuerdo mal con la construcción del estanque alrededor del antiguo quiosco de música y la instalación de patos. Desde entonces, veo con agrado, la frase de "vamos a ver los patos", como justificación para dar un paseo por los jardines de la Piedad sigue estando vigente a pesar de los años que han pasado.

    Saludos cordiales de un hijo del pueblo que, siendo niño aun, tuvo que abandonarlo en búsqueda de mejor vida, aunque lo añoro y cuando puedo no pierdo ocasión en visitar.

    By Anonymous Anónimo, at 1:10 p. m.  

  • Se me olvidaba.

    En la calle Divino Morales (no recuerdo el número) vivían unos tío míos. Creo, que mi tía Catalina aun sigue viviendo allí a excepción de cuando va a Canarias a ver a su hija Isabel. Estaba casada con Antonio Hernández, que murió hace unos años. Tiene dos hijos, Pedro y la ya mencionada Isabel, primos hermanos míos por tanto.

    Seguro que les conocerá...

    Saludos afectuosos.

    By Blogger Alfonso, at 1:18 p. m.  

  • Hola paisano.
    No caigo quien puede ser tu familia pero tengo una amiga llamada Enriqueta, nacida en la calle Divinos Morales, que seguro que sabe quien es y se lo decimos que as contactado con mi blogger.
    Un saludo.
    Isabel

    By Blogger Isabel, at 4:39 p. m.  

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