CUADRO COMARCA DE BARROS
Sentir una huella al pisar sobre tus pasos, sabiendo que la estrellas se acercan al punto de una flor, sobre la tristeza de sombras que dan las montañas, valles que un día vieron los primeros ojos sobre un viñedo, formando vías de verdor, sobre una tierra roja de barros, como los puntos cardinales.
El olor del pámpano sobre el sarmiento que forman la cepa de las vides, refugios de racimos de uvas maduras puestas al sol, que las calienta y les catan a son de viento, que bajan de la sierra, soplando sobre los tornadas que mueven hojas secas, sobre surcos perenes.
Pisados por botos de labriegos, llenos de tierra de terrones de secano que fueron depositado sobre la sabana de Tierras de la Comarca de Barros.
Nunca una luna brillo tan fuerte sobre la playa de viñedos verdes que dan sombra a los nidos de tórtolas, que se esconden y espanta al sentir al intruso en los surcos.
La soledad esta formada por los rayos de sol, que se expande sobre lagrimas que dio el testamento de la magia del viento, al sentir el agua de una lluvia llena de sentimiento salpicando al olivo a son de las cuerdas que forman el vientos sobre el marco del viñedo que hace sonar se en silencio.
Mi tierra un pintor coloco sobre un marco formado por valles y regachos perdidos en senderos manantiales, pozos sobre lindes perdidas, en padrones que llevan al sentimiento de cortijos derrumbados, llenos de la nostalgias que da ver vidas pasadas.
Caminantes solos, donde el trigo se reflejaban en la manos del segador que con destreza con una mano manejaba el az de cereales y con la otra el hocino.
Segador cansado de sol y de tierra en los botos de piel de baca, que hacían rozaduras y escoceduras.
Ropas de telas ásperas que el sol sobre las espaldas del segador se descolorias y traspasaba la tela poniendo moreno hombros curtidos.
Rozaduras en ingles y en el cuerpo al mezclarse el sudor con tierra y polvo, de unos años de miseria cuando el agua que te esperaba era la del sudor y la frescura del sentimiento de aquellos años, que quedaron plasmado sobre las orillas de caminos, que las piedras fueron formando sobre las pisadas de pies que se perdieron en el infinito del horizonte.
ISABEL CORONADO ZMAORA
Sentir una huella al pisar sobre tus pasos, sabiendo que la estrellas se acercan al punto de una flor, sobre la tristeza de sombras que dan las montañas, valles que un día vieron los primeros ojos sobre un viñedo, formando vías de verdor, sobre una tierra roja de barros, como los puntos cardinales.
El olor del pámpano sobre el sarmiento que forman la cepa de las vides, refugios de racimos de uvas maduras puestas al sol, que las calienta y les catan a son de viento, que bajan de la sierra, soplando sobre los tornadas que mueven hojas secas, sobre surcos perenes.
Pisados por botos de labriegos, llenos de tierra de terrones de secano que fueron depositado sobre la sabana de Tierras de la Comarca de Barros.
Nunca una luna brillo tan fuerte sobre la playa de viñedos verdes que dan sombra a los nidos de tórtolas, que se esconden y espanta al sentir al intruso en los surcos.
La soledad esta formada por los rayos de sol, que se expande sobre lagrimas que dio el testamento de la magia del viento, al sentir el agua de una lluvia llena de sentimiento salpicando al olivo a son de las cuerdas que forman el vientos sobre el marco del viñedo que hace sonar se en silencio.
Mi tierra un pintor coloco sobre un marco formado por valles y regachos perdidos en senderos manantiales, pozos sobre lindes perdidas, en padrones que llevan al sentimiento de cortijos derrumbados, llenos de la nostalgias que da ver vidas pasadas.
Caminantes solos, donde el trigo se reflejaban en la manos del segador que con destreza con una mano manejaba el az de cereales y con la otra el hocino.
Segador cansado de sol y de tierra en los botos de piel de baca, que hacían rozaduras y escoceduras.
Ropas de telas ásperas que el sol sobre las espaldas del segador se descolorias y traspasaba la tela poniendo moreno hombros curtidos.
Rozaduras en ingles y en el cuerpo al mezclarse el sudor con tierra y polvo, de unos años de miseria cuando el agua que te esperaba era la del sudor y la frescura del sentimiento de aquellos años, que quedaron plasmado sobre las orillas de caminos, que las piedras fueron formando sobre las pisadas de pies que se perdieron en el infinito del horizonte.
ISABEL CORONADO ZMAORA
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