Mi pequeña historia de Almendralejo

jueves, agosto 24, 2017


                                     SERES QUERIDOS




Si yo pudiera alcanzar la luna  allí te llevaría, caminara por los caminos lunares por donde las escusas, sin saber como lo fue ni tan poco.

 El verano se fue sintiendo que las mentes se aguantan en caminos que nos encontramos, coger la mano, hablando de todo lo que nos gustaba confías, que están hoy gratas en el recuerdo.

 Senderos de viñedos que transformamos en nuestro caminar, como el lugar que una conversación hacia interminable como el lineo de la palabra de el saber que tu desprendías cordura y entendimiento.

 Quisiera volver a caminar, pisar conversiones que eran  lo grato de el caminar sintiendo el sol del atardecer y a la vuelta la puesta de sol.

La vida es lo que sabemos, empezamos nos enseñan nos hacen ver lo que es todo va enviando, compitiendo, quedando huellas en el sendero, sin saber como un día, solo  ves el día.

 Empezó el aburrimiento de la niñez, la lentitud sobre un cuerpo pequeño que no veía ni detenía el tiempo, sin saber que las calles, las casas, nuestra vista va dejando de ver, de vec en cuando las gafas te hacen ver, que hay algo dentro de nosotros que se revela, sale de pronto las apariencia de querer  la lentitud, mover las rápidas.

 No sentir ni parar la gente que van pasando, dejando una señal, parar un ratito, ver como se difumina todo.

Quisiera volver  al camino lunar  empezar conversiones detenidas, vivir todos los buenos ratos de tu saber.

Notas de recuerdos , que se fueron volaron por los espacio que no puedes atrapar ni colocar en el sitio que tan felices te hicieron.

Quisiera se una pajarita de papel que se llevara el viento, quedara prendida en el camino que tanto conversamos, se quedo prendido de risas de porfías de querer todos hablar a la vec.

Volver aquella tardes cuando íbamos por el camino, donde estaba aquel perrito que  íbamos y dábamos pan,  corría al vernos detrás de la alambrada,  ladraba en cuanto sentía nuestra presencia.

El perrito un día dejo de estar, el sembrado broto se convirtió en lineos de viñas.

Como reías al volver aquella felicidad que tu me dabas con tu saber , quisiera que todo volviera a ser como aquellos días, que hablábamos, conversáramos sintiendo el calor, el frió, al fondo las lomas y cumbres que reflejaban  nuestras miradas.

Nuestro café de media tarde, conversando, contándome lleno de felicidad tus inquietudes ilusione proyectos que tanto tan felices nos hacia.

No romper un trague para hacer otro, sin dolor ni pena, ver una puerta cerrada, un camino sin vuelta.

 Querer encontrar una llave que habrá esa puerta.

ISABEL CORONADO Zamora

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