Mi pequeña historia de Almendralejo

miércoles, diciembre 11, 2013




ALMENDRALEJO HISTORIAS POPULARES DE VIDAS ANOMIMAS

Las vecinas-os, en tiempos pasados, la  unión les llegaba a ser una parte de la familia.
Se reunían, en aquellas tranquilas tardes de invierno, en la cocina sentadas  unas veces alrededor de la candela y otras en la mesa camilla.
Los niños, mientras se comía la merendilla; un bollo con una jícara de chocolate, o pan con mucho miajón bien impregnado de aceite y el terrón de azúcar, encima  del hoyo.
Atardeceres, donde no había reloj, el tiempo pasaba tan lento que para que mirar el minutero del despertador, de la mesilla que por la mañana temprano, sonaba escandalosamente.
Los niños, reunidos mientras comían, la merendilla, sentados en el asiento de uncía de la silla, que  en dos patas la ponían apoyada en la pared mientras se balanceaban, a veces esta cedía y se daban contra el suelo,  sufriendo chinchones y el bofetones por no estar se quietos.
Llantina , que iba cediendo, mientras se refregaban con los puños de las manso, los ojos,  al oír en la emisora de radio Madrid  (S:E:R) el programa, Perico Periquin y Matilde, interpretado por Pedro Pablo Ayuso Matilde Conesa y Matilde Vilariño, serial radiado muy divertido, que se emitía los martes a las siete y media o las ochos de la noche. Una vez terminado, a la cama, las demas noches oír cuentos o narraciones.

La buenas vecinas, compartía, problemas, necesidades y alegrías sí las hubiera.
En la calle Divinos Morales, estaban la familia Andito, una de sus hijas se llamaba, Enriqueta, los villas con sus hijas Mari y Aleandra.
Familias que a veces, habitaban todas juntas en la misma casa: abuelos, padres hijos y nietos ect.

 Estaba los apodados Anditos, Roía, Catorce, Bota, Maria la de Gonzalo, Pepa la de Joaquín Loza, Catalina la Bota, Frasca. Los Riverina ect.
Las casas en estos tiempos, las paredes medianiles de los corrales, se caían, unas veces se restauraban otras se dejaban caídas y se remplazaba por tabla de cajas de pescado, para separar y no ser visto el corral y el hoyo del estierco donde se echaba la basura y se hacían, las necesidades y la paja vieja y suciedad de los animales.
 Las cuadras, llenas de telarañas, las paredes de tapias sin lucir y sin blanquear, y a veces en el medianil había un pozo de agua salobre, usada para conservar las aceitunas.

 La vida transcurría todos los días prácticamente igual, la Navidades, lograba alterar la monotonía, al reunir después de la cena, a familiares, vecinos y amigos, para cantar y tocar la zambomba, mientras se tomaban, unas copita de anís, acompañadas con dulces y papas de harina.
 María la de Gonzalo, nombrada a sí por ser el nombre de su marido, el cual se dedicaban a la compra venta de ganado y tenía una carnicería,  en la plaza de abastos, su casa era la mejor de la calle, en la primera habitación, cosa no habitual en aquellos años, había sillones, vivienda donde no faltaba de nada. Tenían cinco hijos: Juan, Rosario, Mary, Periqui y Marcelino.
En la parte trasera de la casa, tenían una gran variedad de animales: pichones, palomas, y un caballo.



  Frasca la Bota, casada con Manolo,  primo de Manuela que siempre en las bodas de los hermanos de esta, le ayudaba hacer los dulces para el festín.
CONTINUARA

ISABEL CORONADO 

0 Comments:

Publicar un comentario



<< Home