PRUDENCIO ROMÁN DIAZ
El señor o maestro
Prudencio, Natural de Cristina, siempre se sintió Almendralejense.
Persona de gran inteligencia, con ideas claras, lograba
convencer con sus palabras llenas de liberalismos.
Cuando empezó la contienda Española era un jovencito inquieto,
lleno de ilusiones, inquietudes que se verán truncadas, cuando las fuerzas de
franco lo movilizan.
Nada más llegar al frente se pasaría a las líneas
Republicanas, con dos soldados más.
Al final de la guerra
Civil Española de 1936, lo coge, en el frente de Cataluña, siendo detenido y
encarcelado.
Pasando por campo de
concentración, varias cárceles, terminando en el penal del Puerto de Santa
María, de las cárceles más duras para
los presos políticos de la represión, por defender ideales, que como a él
los llevarían a ser condenados a muerte.
En el penal del puerto de Santa María pasaría tres años de su joven vida, en ella conocería
a prisioneros que sufrían igual represión.
Allí se encontraban desde albañiles, campesinos,,
profesores, y catedráticos, que daban clases a todas las personas, que
quisieran.
Prudencio enseguida
se pondría a prender al lado de estos profesores, por su inteligencia
asimilaba todo cuanto se enseñaba y
explicaban.
Día a día, con gran avidez, adquiría conocimientos, que en tiempos normales, con medios, le
hubiera supuesto ocupar cargos por su facilidad en asimilar la cultura.
En el mes de septiembre, de 1943 seria puesto en
libertad provisional y llega Almendralejo.
Al poco tiempo de su llegada empezaría en su casa a dar
clases a niños y mayores, por una
cantidad a la semana.
Pasando por su escuela, alumnos de toda clase social de
nuestra localidad, logrando muchos gracias a la preparación adquirida con él, cargos importantes.
Pero debido a sus
ideas políticas de izquierda, nada más a
ello, las autoridades locales, en varias ocasiones le cerrarían la escuela,
única herramienta de trabajo y de subsistencia.
Por más que hizo para que le permitieran seguir con la
docencia, no lo dejaron y ante la imposibilidad de trabajar en otra cosa en el
pueblo, ya que nadie lo contrataba, con
otros compañeros en su misma situación, marchan a trabajar a los túneles y
en Lobon, en obras del plan Badajoz en
sus inicios.
Al finalizar este trabajo volvería Almendralejo, trabajando
en las aguas, (depósito de abastecimiento
en la carretera la Fuente).
Al final de su vida, haciéndose asientos, de juncias para
las sillas.
En la vida del maestro Prudencio, como a él le gustaba ser
llamado, se destaca sobre todo por sus
principios, seriedad, trabajador, hombre liberal de izquierdas, gran
orador, querido por todos aquel que lo
conoció, que fue todo el pueblo.
Pasaron por su
escuela por cientos, lo respetaban y se
sentían orgullosos de haber recibido clases de tan gran maestro.
Prudencio sufrió en su vida toda clase de injusticias que lo
hicieron fuerte, para que nadie lograra hacerle callar.
Sus ideas, las defendió, en el lugar donde estuviera, en una
época que no había libertad, y hablar de
política que no fuera la del régimen no
se podía, como él lo hacía.
Había personas que por hacer daño, lo denunciaba y
perjudicaba aunque fuera amigo o vecino.
Su libertad fue su bandera y hablaba de ella sin miedo,
debido a este motivo tuvo que pasar muchas veces por el cuartel de la Guardia Civil,.
Su casa fue siempre centro de reuniones, los domingos sobre
todo los políticos de izquierda de nuestra ciudad, se reunían con él para
conversar y compartir sus ideas, en épocas de total represión.
Se casó con Isabel Rivera, mujer buena, que compartió sus
mismas ideas, tuvo cuatro hijos, Felisa, Mariano, Francisco y Miguel.
Y el 16 de agosto de 1964, después de varios meses de
enfermedad, calladamente como llego a nuestro pueblo y como si cogiera la vieja
maleta con la que llego un día, llena de
ideales, e ilusiones que fueron queda dando a lo largo del camino de su
vida tomo el tren del cielo.
Hasta última
hora defendería sus ideas, fueron mucho
los amigos y compañeros que le visitaban y el los alentaba a seguir en la lucha por las libertades,.
He querido traer al presente y reconocimiento el recuerdo de
una buena persona, que desde el cielo se alegrara de que sea recordado y
honrado.
El único daño que pudo hacer
fue defender unas libertades que hoy se disfruta con La Democracia por
la que lucho como otros ciudadanos de Almendralejo.
ISABEL CORONADO
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