Mi pequeña historia de Almendralejo

miércoles, noviembre 18, 2015

SENTIR LA TIERRA DE BARROS

SIEMPRE EN UN LAGO DE LA MENTE, DONDE SE SIENTEN LOS MOMENTOS QUE SE FUERON, RINCONES QUE CAMINAN EN LOS PUNTOS,  DONDE DEJO LA MENTIRA QUE SE FUE .



Como se fueron los momentos, se despejaron entre engaños olvidados que forjaron los sentimientos,

 alojados en sueños de príncipes encantados galopando sobre tierras rojas,  derramadas por padrones olvidados a orillas de caminos alojo de sembrados, derramados en colinas que se van en busca de  puesta de sol.

 Como dejar de pensar, no ver aquello que forjamos, sobre el mantel de un paisaje tan verde como el mar  de cepas, que en surcos caminan buscando horizontes, que daban la esperanza de un día en compañía degustando lo mejor de un paisaje perdido.

Cernícalos sobre lo alto de aquellos montes que ampara el valle mejor cultivado,  donde el sol se posa germinando la semilla mas perezosa en ser  una de vil planta de apena un tallo, unas hojas que perezosa se va estirando buscando esa vida que todo los seres buscan.

Que bonito ver la de vil plantita bailar con el viento, que empieza en la sierra, iba barriendo despistando, dejado se convencer, sintiendo los sentidos lo bonito de un caminar, luchando por avanzar por volver a su origen, mirando de frente yendo y viniendo.

Que caricias tan grandes, que  bonito regalo  sin envoltura,  buscando el ofrecimiento despistado,

 dejando ser, sin volver a caminar, mirando arrancando sueños, dejando de volver sin dar en soledad cuidando de frente y sin ver  lo que ellos pudieron alcanzar, en un valle tan inmenso como es la Tierra de Barros.

Tan bella, despistada, estilizada seduciendo a todo el caminante que arranca luchando por no perder,

 por volver en soledad por los caminos que mueren y nacen,  buscando sembrados nuevos y dejando olvidado lo bonito que fue aquella semilla olvidada que germinara año tras años en una vereda o en orillas de caminos.

ISABEL CORONADO

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