LUIS BARRAGÁN BOTE
Casa conocida por el chalets de los Bilbaino, hoy donde se encuenra el super de Lider, fue demolida. Estuvo en la Avd. de Sevilla
Luis Barragán Bote “abuelo de Paca Barragán” fue maestro Alarife de la Plaza de abasto de Almendralejo, ayudado por su hermano Nicolás. Hizo los aguaduchos habidos en la localidad, quedando uno en el paseo central de la Piedad. Al casarse se hizo su casa, aun igual en calle Zorrilla que luego fue de los Rosados.
El final del tejado del chalet terminaba en una cúpula muy inclinada, que por su riesgo ningún trabajador quería colocar las tejas, recurriendo a su hijo Santiago (padre de Paca), un crio, al cual le rodean a la cintura, una cuerda que atan al para rayo del edificio e indicado le como tenía que poner la pizara lo realizo. Los ladrillos y tejas de estas construcciones eran suministrados por el almacén de materiales de Santiago Zapata en la calle Ortega Muñoz.
Entre sus trabajos esta el haber construido el Cortijo del Conde Bagai. Cuenta Paca Barragán, que estando haciéndose esta construcción, para suministrarse de cal, venían a Almendralejo a por los materiales, que era transportada con carros de arreatas, tirados por mulas, un día se presento una tormenta muy grande, cogiendo al padre de Paca en el trayecto y empezó llover intensamente, al caer el agua en la cal esta empezó arder y quemo el carro, los animales salieron en estapinda y su padre con poca edad corrió hacia el cortijo a busca socorro, en donde no lo estaba pasando mejor pues la intensa lluvia, havia anegado la obra y las chozas donde se quedaban los trabajadores, los colchones que eran de paja se estropearon igual que mantas y demas cosas.
Luis Barragán Bote, construyo la Estación Enológica, colaboro en la reforma de la plaza de toros, cambiando los escalones de adobes por los de cemento.
Su hijo Santiago Barragán, se caso con Guillerma Rangel Coronado, tuvieron diez hijos, de los cuales gustaba rodearse y por la noche leerles obras y novelas. El trabajo en estos años era duro y peligroso, al subir a los andamios con el Tablacho, (tabla rematada por un zócalo de madera, para evitar derramar la cal), que se colocaba sobre un Rodete de arpillera sobre la cabeza, asiendo el Tablacho con una mano y con la otra se agarraba a la escalera para subir al andamio, donde estaba el maestro esperando la masa, así empezaban los niños el oficio y se decía “ Si todos son maestros quien va a llevar el Tablacho”.
Santiago quería evitar a sus hijos trabajar ajeno y explotados, aprendido con los años, con él, era más rápido y mejor, así que compraba parcelas y construía casas para venderlas, no siempre le sacaba ganancias pues no cobraba mucho, si hubieran ganado lo trabajado las “Tejas de su Casa hubieran sido de Plata. Le contrataban personas necesitadas y las viviendas que realizaban eran de una nave, dos habitaciones y cocina, que le pagaban por meses a veces alquilando una habitación con lo sacado, lo contrataban para otras mejoras. El techos de las casa eran de tablas y cañas, al apilar los haces, criaban un polvillo entre las cascarilla al limpiar estas con el hocino las manos y genitales se hinchaban.
Cuando Vivian en la calle León XII, enfrente del estanco, a un había huertos, igual pasaba en la calle Divinos Morales y chavolas en los años 1940-1950.
Santiago Barragán socorría al necesitado, una vez un padre e hijo, dormían en el pajar del un labrador que los había contratado y por tomar dos huevos del gallinero, los echo, teniendo que ponerse a pedir, sabedor del desamparo y hambre de estas personas, los recogió en una habitación de la taberna que tuvo esquina carretera Sevilla con Alange, que le traspaso Maria Pulia, que puso al haber poco trabajo y dio en padecer del estomago.
Viviendo enfrente de la posada San Antonio su dueño fue Miguel Calado, vio desvanecer a una persona de hambre le dio cobijo y comida.
En la vivienda de la calle Espronceda a un pobre hombre sin y familia le dio cobijo y contrato de carrero, para llevar a las obras en un bidón el agua de los pozos del motor de Quesada, y de la seña Felipa en Ortega Muñoz, sacada manualmente pues la mitad de las veces se iba la luz. Su buena fe a veces era pagada con desagradecimiento.
Sus hijos desde pequeños trabajaban con él. La parte de arriba de la calle las Mercedes y casi toda la barriada San José fue construida por Santiago Barragán y cuenta que vinieron los misioneros al pueblo y le dijeron a un niño “Quien hizo el mundo” contestando le “Santiago Barragán el Viejo”que ha hecho mi casa y las del barrio.
Javier Barragán, por su estilo al realizar el trabajo fue conocido. Hizo la mili en Madrid y se fijaba en las cornisas las dibujaba y el molde se lo llevaba al carpintero y le realizaba las Tajadas (moldes) de madera. Las bóvedas, remates con florones y cornisas fueron sello de identidad de Santiago e hijos. A Javier no lo igualaron haciendo bóvedas, trabajo de chino, hasta no poner el ultimo ladrillo podía caerse, se empezaba por la “Pechinas”..
Las paredes de “Tapias” debían ser de escombros si no se desbarataban. Donde hoy esta el estadio Francisco de la Hera fue terreno desnivelado y para hacer un parque en el lugar el alcalde pidió que se echaran los escombros para rellenarlo, Santiago se vio obligado a cambiar los ripios por tierra del campo que encargo a los carreros. Para hacer las Tapias se ponía los tápiales ( planchas) de maderas sujetadas por dos agujas de hierros larga atravesando los largueros con unos tornillos para no moverse, en su interior se echaba la tierra regada con agua y tupida con los pisones
Las tapias matrices eran de Sesenta centímetros las demás de cincuenta y cuarenta.
Los tabiques hace años eran de ladrillos de adobes y lucido con barro mezclado con paja donde iba cereal para ligar, en ocasiones la humedad hacía brotar el grano en las paredes como un prado.
Los cimientos se hacían con las piedras de las pedreras de San Marcos y las Pizarrillas, detrás del Paraíso, los picapedreros al ir extrayendo las rocas producían una gran profundidad, inundada por manantiales y lluvia, las piedras tenían adherida limo y la extracción era peligrosa, las pizarras y piedras eran trasportadas con carros de arreatas de Mulas y la arena era traída por los carreros del rió Guajira.
La cal de lucir las paredes procedía de Fuente del Maestre y se debía apagar bien, si no le salía al lucido saltones (desconchones).
Las hijas de Santiago, ayudaban a la madre o de modistas y bordadoras. A Paca Barragán nadie le enseño el oficio de la aguja, fue autodidáctica. Cuando nada era comprado confeccionado, sino realizado por modistas y sastras del pueblo, que iban a las casas por días que las necesitaran o pudieran y le quedaban las ropas enjaretadas, ella se fijaba y fue aprendiendo a base de romperse la cabeza hasta lograr la prenda.
El buen hacer de Santiago y esposa fue premiado, cuando su hijo Manolo en Bilbao enfermo los emigrantes de Almendralejo, lo acompañaron hasta la llegada de su madre y nunca estuvo solo cuenta su hermana Paca.