Mi pequeña historia de Almendralejo

jueves, noviembre 14, 2024

 

LUIS BARRAGÁN BOTE

                              LA SAGA BARRAGÁN

Casa conocida por el chalets de los Bilbaino, hoy donde se encuenra el super de Lider, fue demolida. Estuvo en la Avd. de Sevilla


Estación Enologica de Almendralejo realizada por el

Luis Barragán Bote “abuelo de Paca Barragán” fue maestro Alarife de la Plaza de abasto de Almendralejo, ayudado por su hermano Nicolás. Hizo los aguaduchos habidos en la localidad, quedando uno en el paseo central de la Piedad. Al casarse se hizo su casa, aun igual en calle Zorrilla que luego fue de los Rosados.
El oficio de albaniñ no era suyo y lo aprenderia ya de mayor por su gran inteligencia.
Ocurrio que tenia una taberna en la calle el Pilar a la altura del llamado Pilar Viejo y ocurrio que le dicen que para dicho abrebadero fuera mas respetado que el estuviera altanto de cualquier vandalismo, entonces en pieza a entablar amistad con el maestro de la Villa y de hay empezo hacer obras de
Pavimento de losas de piedras las calles Piedad y Rano (Donoso Cortes), construyo el primer chalet realizado en el pueblo en la carretera Sevilla, conocido por Los Bilbaínos, cuyo dueño traía de empleado al padre de Alfonso Iglesia, (amigo del padre de Paca Barragán, siendo niños).
El final del tejado del chalet terminaba en una cúpula muy inclinada, que por su riesgo ningún trabajador quería colocar las tejas, recurriendo a su hijo Santiago (padre de Paca), un crio, al cual le rodean a la cintura, una cuerda que atan al para rayo del edificio e indicado le como tenía que poner la pizara lo realizo. Los ladrillos y tejas de estas construcciones eran suministrados por el almacén de materiales de Santiago Zapata en la calle Ortega Muñoz.

Entre sus trabajos esta el haber construido el Cortijo del Conde Bagai. Cuenta Paca Barragán, que estando haciéndose esta construcción, para suministrarse de cal, venían a Almendralejo a por los materiales, que era transportada con carros de arreatas, tirados por mulas, un día se presento una tormenta muy grande, cogiendo al padre de Paca en el trayecto y empezó llover intensamente, al caer el agua en la cal esta empezó arder y quemo el carro, los animales salieron en estapinda y su padre con poca edad corrió hacia el cortijo a busca socorro, en donde no lo estaba pasando mejor pues la intensa lluvia, havia anegado la obra y las chozas donde se quedaban los trabajadores, los colchones que eran de paja se estropearon igual que mantas y demas cosas.

Luis Barragán Bote, construyo la Estación Enológica, colaboro en la reforma de la plaza de toros, cambiando los escalones de adobes por los de cemento.

Su hijo Santiago Barragán, se caso con Guillerma Rangel Coronado, tuvieron diez hijos, de los cuales gustaba rodearse y por la noche leerles obras y novelas. El trabajo en estos años era duro y peligroso, al subir a los andamios con el Tablacho, (tabla rematada por un zócalo de madera, para evitar derramar la cal), que se colocaba sobre un Rodete de arpillera sobre la cabeza, asiendo el Tablacho con una mano y con la otra se agarraba a la escalera para subir al andamio, donde estaba el maestro esperando la masa, así empezaban los niños el oficio y se decía “ Si todos son maestros quien va a llevar el Tablacho”.
Santiago quería evitar a sus hijos trabajar ajeno y explotados, aprendido con los años, con él, era más rápido y mejor, así que compraba parcelas y construía casas para venderlas, no siempre le sacaba ganancias pues no cobraba mucho, si hubieran ganado lo trabajado las “Tejas de su Casa hubieran sido de Plata. Le contrataban personas necesitadas y las viviendas que realizaban eran de una nave, dos habitaciones y cocina, que le pagaban por meses a veces alquilando una habitación con lo sacado, lo contrataban para otras mejoras. El techos de las casa eran de tablas y cañas, al apilar los haces, criaban un polvillo entre las cascarilla al limpiar estas con el hocino las manos y genitales se hinchaban.
Cuando Vivian en la calle León XII, enfrente del estanco, a un había huertos, igual pasaba en la calle Divinos Morales y chavolas en los años 1940-1950.
Santiago Barragán socorría al necesitado, una vez un padre e hijo, dormían en el pajar del un labrador que los había contratado y por tomar dos huevos del gallinero, los echo, teniendo que ponerse a pedir, sabedor del desamparo y hambre de estas personas, los recogió en una habitación de la taberna que tuvo esquina carretera Sevilla con Alange, que le traspaso Maria Pulia, que puso al haber poco trabajo y dio en padecer del estomago.

Viviendo enfrente de la posada San Antonio su dueño fue Miguel Calado, vio desvanecer a una persona de hambre le dio cobijo y comida.
En la vivienda de la calle Espronceda a un pobre hombre sin y familia le dio cobijo y contrato de carrero, para llevar a las obras en un bidón el agua de los pozos del motor de Quesada, y de la seña Felipa en Ortega Muñoz, sacada manualmente pues la mitad de las veces se iba la luz. Su buena fe a veces era pagada con desagradecimiento.
Sus hijos desde pequeños trabajaban con él. La parte de arriba de la calle las Mercedes y casi toda la barriada San José fue construida por Santiago Barragán y cuenta que vinieron los misioneros al pueblo y le dijeron a un niño “Quien hizo el mundo” contestando le “Santiago Barragán el Viejo”que ha hecho mi casa y las del barrio.
Javier Barragán, por su estilo al realizar el trabajo fue conocido. Hizo la mili en Madrid y se fijaba en las cornisas las dibujaba y el molde se lo llevaba al carpintero y le realizaba las Tajadas (moldes) de madera. Las bóvedas, remates con florones y cornisas fueron sello de identidad de Santiago e hijos. A Javier no lo igualaron haciendo bóvedas, trabajo de chino, hasta no poner el ultimo ladrillo podía caerse, se empezaba por la “Pechinas”..
Las paredes de “Tapias” debían ser de escombros si no se desbarataban. Donde hoy esta el estadio Francisco de la Hera fue terreno desnivelado y para hacer un parque en el lugar el alcalde pidió que se echaran los escombros para rellenarlo, Santiago se vio obligado a cambiar los ripios por tierra del campo que encargo a los carreros. Para hacer las Tapias se ponía los tápiales ( planchas) de maderas sujetadas por dos agujas de hierros larga atravesando los largueros con unos tornillos para no moverse, en su interior se echaba la tierra regada con agua y tupida con los pisones
Las tapias matrices eran de Sesenta centímetros las demás de cincuenta y cuarenta.

Los tabiques hace años eran de ladrillos de adobes y lucido con barro mezclado con paja donde iba cereal para ligar, en ocasiones la humedad hacía brotar el grano en las paredes como un prado.
Los cimientos se hacían con las piedras de las pedreras de San Marcos y las Pizarrillas, detrás del Paraíso, los picapedreros al ir extrayendo las rocas producían una gran profundidad, inundada por manantiales y lluvia, las piedras tenían adherida limo y la extracción era peligrosa, las pizarras y piedras eran trasportadas con carros de arreatas de Mulas y la arena era traída por los carreros del rió Guajira.
La cal de lucir las paredes procedía de Fuente del Maestre y se debía apagar bien, si no le salía al lucido saltones (desconchones).
Las hijas de Santiago, ayudaban a la madre o de modistas y bordadoras. A Paca Barragán nadie le enseño el oficio de la aguja, fue autodidáctica. Cuando nada era comprado confeccionado, sino realizado por modistas y sastras del pueblo, que iban a las casas por días que las necesitaran o pudieran y le quedaban las ropas enjaretadas, ella se fijaba y fue aprendiendo a base de romperse la cabeza hasta lograr la prenda.

El buen hacer de Santiago y esposa fue premiado, cuando su hijo Manolo en Bilbao enfermo los emigrantes de Almendralejo, lo acompañaron hasta la llegada de su madre y nunca estuvo solo cuenta su hermana Paca.

ISABEL CORONADO ZAMORA

sábado, noviembre 02, 2024

                                               LA LEJANIA

De tanto soñar en un mundo que quería para mí, que no exitista, de tanto vocear, querer ser lo mejor a otros, me hicieron no sentir lo mejor de mí.

De caminar por una vida que no era lamia, de buscar en otros lo que fuera mejor para ellos, de hacerles sentir que yo era para ellos.

De tanto ver en mi la vida la lucha que era necesario, de no sentirme de soñar una vida que no existía.

A veces no sentirte no verte tu espejo, que lo que encuentras, no es correr en contra del reloj.

De dormir viendo una vida que no era la que cuando despertabas.

De tanto buscar sentimientos que convencer, de hacer lo que otros esperaban de ellos mismo, me hicieron sentir que todo era mejor menos yo.

Ansias de ser buena chica, para otros que me agradecieran acosta de un yo que no era.

Que se para el reloj del mundo, que me hace girar alrededor de una vida que no es la mía.

 Caer en un muelle que rebosa el choque de las olas que no son las que encuentro.

Trate de buscar un amor que no era mío, que el aburrimiento, ese aro, que gira, que hace infinita la eternidad.

 El amanecer es mío, ilusiones, que logren hacerte soñar, tus realidades solo mías.

Apartarme de este mundo dolorido enjuto, sin ser lagrimas que corre y no son merecidas.

Amar es la belleza la pasión de mis sentimientos.

Nadie es un fantasma, que no tiene ni forma ni risa ni perder ni ganar

Cuantas veces llores y fueron surcos perdidos en la pasión encontrada, esperando que era ese nadie que ni ama ni encuentra un camino, nadie es la palabra, sin forma ni futuro.

Mi vida, siento que se va, estoy viendo que el camino cada vez se hace más estrecho, pero cada día me encuentro con una personalidad escondida que me he perdido.

 Absurdas figuras, con una forma desconocida, un espantapájaros, en medio de mi vista, espantando todo lo que no es mío.

 Encontrando ese camino que se estrecha, que está lleno de locuras, de encuentros, de sentidos que esperan en cada recodo, lleno de alaridos de ilusión desconocidos.

Busco, es verdad, que estoy sola como siempre estuve, algo cansada de haberme olvidado de mirar paisajes, que hoy me parecen nuevos, que llenan el corazón, ese que deje apartado, olvido de dar le besos.

Cuantas ilusiones caídas, en ese camino de baches profundos, donde la liberta se anido en un amor que se quedó en el olvido.

Cansada de convivir con un niño, que está en lo alto de los sentimientos, atado, sin ver las montañas de la pasión de un corazón navegante.

Quizás, haga la noche ver las sabanas de arcoíris, donde la lluvia te caiga sobre la cara sintiendo el frio de un bello sueño.

Donde está en ese camino, un poquito de aquel sueño que fue quedado, en gritos sin compañía, falto de arrimarte a esa playa donde la marea, hizo desaparecer con el atardecer.

Nubes en el horizonte, que trajeron, lluvias de canciones, llenas de silbidos de amor soñador, que estaba tan lleno de aquella juventud, que viajo a ese mundo perdido, que no está en ti, ni en tus alas, que brotan de tu imaginación, que vuelan en busca de un mundo que no te pertenece, que quieres encontrar en medio de ti, ven a mi encuentro.

Que echo con la vida, la he dado sin pensar en mí, reclamarla hacerla regresar, alcanzar ese día, que se te acaba, no encontrabas, lo buscabas, que dabas sin recibir nada, cuanta soberbia ante una marejada.

Querer encontrar, lo hallado de otros, que no eras tú.

Cansada sin sentimientos, de amores prohibidos, sin estar contigo, besos en la piel, deseos de miradas que se prendieron en cualquier suspiro

Fantasmas que no eran tuyos, te hiciste dueña de obligaciones que no te pertenecían, obligaciones de otros viajeros sin zapatos, prohibiciones sin testigos, sin piel, ver el espejo de ti mismas que te hacia dar cuenta que era lo mejor de ti.

Mares perdidos de un ser enjaulado, sin puertas, que te impedía, volar, hacia ese castillo lleno de libertadas, de prohibiciones, que querían limar, tus sueños, en las noches que depositabas tu cabeza en la almohada, al lado de otros sueños que no eran los tuyos.

Nubes de encuentros, en un lugar marchitos, existir, respirar, la sed sedienta que abecés te asfixiaba, sin sentir un ser que almacenabas.

Bueno sería dar pasos, que llenaban de sueños conseguidos, manos que acariciaran, que recuperar, volar como ese gorrión, que avisa en los cristales, que, en la mañana, está aquí, sin respiración, encontrar el agua que calme mi sed.

Lamentos del viento sobre mi cara el frio de sentimientos que fueron muriendo en un cajón donde al abrir solo encuentras una pasión perdida, retratos que caen de tus manos, en visiones que se fueron con el sonido de la canción de juventud.

A veces te sientes perdida, sin encuentros que las olas te hagan ver esas nubes que empañan el horizonte.

Solo te encuentras en ti, saltas y encuentras las ganas de un ser que nunca te perteneció, solo anidaban ilusiones, que se fueron en la primera cita sobre la cama.

Soñar es un globo que flota sobre nosotros nada es imbécil, que se te adiare en contemplar lo que no es tuyo.

Dejar espacios que no pertenecen, tomar las vidas que habitan en ti, retomar tramos de camino tan estrechos, que perecen sobre los sueños, como piedras blancas que deje el en camino que no quiero buscar ni encontrar.

Sentirme dueña de mí, dejar lastres que se fueron haciendo maldades, que hoy veo, que me obligaron responsabilidades que no eran mías.

Personas que se hicieron dueños de mis dueños, que provocan tomar decisiones que no eran tuyas.

Lluvia sobre el cristal, que cegaban y no lograban mojar los sentimientos, que impedían poder vivir, nunca me dieron pasión ternura, no fue mío el fuego, sobre mi pasión.

Nunca sentí aquel mundo que navego sobre las hojas de árboles, que se fuero agarrando a mi alma.

Fui fiel a todo el que me prestaba atención, sentir una mueca de sonrisa, conformándome con poco, ver que estoy fuera de un circulo que me aburre, con personas que me obligaron hacer lo que ellos quisieron.

Lo mejor dónde está, no lo sé, que has dado todo, dar por dar toda la vida aburre.

Las palmeras baten y mis ojos, buscan el tren que me lleve a ese mundo sin destino, que se encuentra perdido en mi mundo, que no es otro que mi entorno, me salgo del espacio de otros buscando el mío.

Quizás es mejor mantenerte en el tuyo, salir de la soledad perdida, sin encuentros que navegaban en mis espaldas, sin contar con otros, sin pensar.

Todo lo que fue se dilato, no queriendo encontrar las ganas de un saber, de pensar, en el mundo de la imaginación que hizo esperar en ese camino que se estrecha, el amor que aún hay en mí, lleno de inocencia.

Dejar al fin que mis ser encerrado, salga, libre, sepárame de aquellas ramas que me impedían ver mi interior olvidado en un tronco marchito.

 La soledad, tristeza de un navegador en una barca, que nunca fue tuya, remando sin remos, que utilizaron por costumbre, perdido en la playa de la vida.

Buscar quien te quisieron, tu ser necesario de palabras, que avívenla la luz apagada, de estrellas que fueron depositadas en sentimientos derramados al principio de una juventud prendida en LA LEJANIA.

Isabel Coronado

 

 

lunes, septiembre 30, 2024

AQUELLAS NOCHES



 
MUSEO DEL MOSCATEL CHIPIONA


 Aquella noche como muchas la luz la daba un candil alimentdo por aceite sobrante de freir y una mecha pringada con la aceite que se iba consumiendo al compas de la llamita que desprendia.

El candil estaba colgado de una punta clavada e la pared.

Eran noches atoñales aun o se habia encendido ni cnadela ni brasero.

Toso reunidos en la cocina d ela noche.

Se hablaba como iba ser ogaño, la vendimia habia sido buena gracias a las ultimas lluvias.

Habia que pagar mucho, despues de un año habia que pagar a todos los provedores que los habian estado sirviendo, tiendas, y tantas cosas que se habian precisado, des de calzado y un largo ecetera.

La noche llegaba pronto, aquel olor en la casa meccla de olores de casa de labradores, donde te hacias  a los olores y todo te parecia normal.

Cuantas horas pasabamos juntos, deseoso qde la reuion para jugar a las cartas, parchis y sobre todo que nos narraran historias.

De como los susuroros en las noches parecian mas fuertes al crugir de las maderas secas.

Habia personas que se prestaban a las narraciones, siempre de miedo, se hacia habitual y normal el tema y nos hacia ver en las sombras de la pared producida por la llamita de la mecha del candil.

El sentir el frio en las espaldas del viento que lograba entrar por las muchas grietas d elas maderas de la puerta del patio.

Ha veces el viento era tan fuerte que era como si el viento estuviera detras de la puerta que tuviera cuerpo, manos y piernas largisimas que sobre pasaban el tejado y caminaba sobre las tejas y se introducia por la chimenea rectando `por las paredes buscando el calor de los cuerpos.

De pronto los sonido se hacian para nuestros oidos mas fuertes y nos hacian sentir y caninar el miedo, que se colaba por las palabras del narrador que sabedor de el iedo que era capaz de hacer sentir, hacia con sus palabras que la narracion se hiciera mas siniestras.

Cabi bajoz iba el narrador, logrando introducir a los presentes en vivencias de cualquier tema que convirtia en sucesar y causas que cas siempre eran las exageraciones de una vez y otra al narrarla se iba canviando y exagerando.

Isabel Coornado




UNA CANCION
Dibujo realizado por Flavia 2023

Hay canciones tan trasmisora de sentimientos, son letras que envuelven un poco los sentimeintos de las personas que la escuchan.
Canciones de una vida, y las empezastes a escuchar un dia atraves de la radio y de pronto estabas bailando.
Con ella luego vendrian dias y años y hoy te encuentras de nuevo esta cancion, que dice todo lo que cada persona siente en los momentos de su vida.

Que bonito es mirar el cielo el rayo del sol mientras las nubes hablan al pasar por el horizonte..
Sin mas amistad, que ver que tu estas conmigo, que la fortuna no me falta, sin mas poder que la orilla del camino de la tierra.
Cuando el tiempo ilumina el cielo, saber que la puerta esta abierta, que el llamador esta en la mirad de la esfera del reloj.
Vencedor del tiempo en la roca de la montaña, que lo bello pasa junto a la mirada del sentimiento del amigo, que formaste en tu vientre, que cada día buscas, como en la rama del olivo posa sobre sus hojas al rocío de la mañana.
Que esta cada día formando gotas de agua que calma la sed al gorrión al despertar con el sol.

Tarde de aventura con mis guerreros/a y mi maravillosa hermana.
Ha sido de descubrimiento en el Parque del Recuerdo, lleno de Almendros, aun había algunas almendras, que al verlas le ha sorprendido encontrarlas, cogerlas, partirla y saborearlas.
Una experiencia que le ha entusiasmado.
Han sembrado tres almendras, gesto que le ha llenado de ilusión, cuando salga el árbol dicen que lo cuidaran.
Han ido viendo los letreros que hay en cada Almendro, le hemos dicho que son de personas que están en el cielo, uno de ellos ha respondido, que es bonito que los árboles viajen al cielo.
Casa dia es un descubrimiento de amor de los niños entre ellos su abrazos, su entusiasmo y el cariño con abrazos que nos regalan..
Nos llenan de felicidad su cariño que disfrutamos todos juntos.
Isabel Coornado
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                                           NUNCA

PEPOTE EL GATO MAS DORMILON

HAY UNA PALABRA EN EL LÉXICO ESPAÑOL LLAMADA "NUNCA" NO TIENE OTRA QUE PUEDA SER SUSTITUIDA POR ELLA.
SIN EMBARGO ES DURA Y RETORICA, CUANDO SE DICE "NUNCA", SENTENCIAS CON LA PALABRA, UNA VEZ DICHA, ES COMO UN SENDERO QUE NUNCA VA UN FINAL PUES TIENES QUE SEGUIRLA Y CAMINAR A SU LADO.
"NUCA" ES COMO SI AL HABLAR TUVIERAS EL TIEMPO DE NO DECIR NADA, PUES ES CALMAR UN SENTIMIENTO GUARDADO EN UN RINCÓN DEL ALMA.

UNA REBELDÍA QUE TE MANDA Y DICES DONDE DEBES CAMINAR.
"NUNCA" PORQUE NO DECIR "AHORA" ES UNA PALABRA DISTINTA Y TAMPOCO DICE NADA.

PUES SIEMPRE LA EMPLEAMOS PARA DECIR ALGO QUE NUNCA SE HACE, TE DIRÁN TANTA VECES "AHORA" QUE TE CANSARAS DE ESPERAR PUES NUNCA LOGRARAS QUE ESA COSA SUCEDA.

LA PERSONA QUE TE DICE "AHORA" ES COMO DECIR SIÉNTATE Y ESPERA QUE TE VAS A CANSAR.
isabel CORONADO zamora

domingo, septiembre 22, 2024

  

 ANDAR



Por tanto, caminar por caminos sin momentos, por intentar de ser yo.

Pocas cosas, de juguete serví de mistifica los sueños que no eran míos.

Encuentro tan diferente, me siento que olvide en el camino tantos sentimientos, que siento en perchas colgados siniestros con amores secos de sencilla.

Noches de juegos olvidados que lo mejor se quedó sin sentir.

Me engañe sintiendo hoy, que me engañe, los demás nada ofrecían.

Eran espantos en mi vida, que surgían y se iban por puertas abierta.

Cuanto corrí, pensando que era mejor para todos, estar despiertas superando, descubrimientos que nada aportaban cada día.

Jugaron con mis sentimientos me revele, pero el viento tapo con el polvo del sendero, olvidos quedados en ramas de sentimientos, me descubrieron, que yo era yo, que lo demás era nada.

La vida se fue en pensamientos, tarde encontré lo que la vida comenzó a descubrirme.

 Los días pasados fueron rápidos y pensando que los llantos eran los que esperaban al final del camino.

Pero aquellos senderos vacíos que salían al encuentro escritos en las hojas de ramas, de árboles que salían a nuestro encuentro.

Llegue a destiempo sobre aquella playa plagada de olas que nunca alcanzamos sobre nuestros pies.

Seguiremos sin encuentros de amores perdidos de un ayer donde el día a día era distintos destinos plagados de hierbas para cada uno.

Hay cosas que oía, que parecían alternar con los vehículos de la imaginación.

Camisas, tan llenas de sentimientos, de pañuelos mejor entrar en caso de exagerar.

Llamada sin sentido, en caminos sin rodar en los picos de un corazón palpitando de sensaciones de llantos.

Vivir era liberar respirando el encuentro de seres distinto de ser tu.

Isabel Coronado


 

CAMINAR



Por tanto caminar por caminos, sin momentos, por intentar de ser yo.

Por pocas cosas de juguete servi, de misticidad de sueños que no eran mios.

Como me encuentro tan diferete, me siento que olvide en el camino, sentimientos que siento en perchas colgandos, siniestros con amores secos de sencillos.

Noches de juegos olvidados que lo mejor se quedo sin sentir.

Me engañe sintiendo hoy, que me engañe los demas nada ofrecian.

Eran espantos en mi vida, que surgian y se iban por puertas abierta.

Cuanto corri pensando que era mejor para todo, estar despierta, superndo descubrimientos que nada aportaban cada dia.

Jugaron con mis sentimientos, me revele pero el viento qué tapo con el polvo del sendero.

Olvidos quedados en ramas de sentimientos, que yo era yo, que lo demas no era nada.

La vida se fue en pensamientos.

Tarde fue lo que la vida comenzo los dias pasados fueron rapidos y pensando que los llantos eran los que esperaban al final del camino.

Pero aquellos senderos vacios que salian al encuentro, escritos en las hojas de las ramas.

LLegue a destiempo sobre aquella playa plagada de olas que nunca alcanzamos sobre nuesros pies.

Seguiremos sin encuentros de amores perdidos de un ayer donde el dia a dia era distintos destino,s plagados de hierbas para cada uno.

Isabel Coronado

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martes, septiembre 03, 2024

 

LA COCINA DE ANTAÑO

 

 


Cuando quieres hacer un relato la mente se bloquea un poco, las noches en que piensas, tantas horas perdidas en recuerdos olvidados, de pronto las lágrimas surgen.

Son llantos de momentos perdidos en semis oscuridad, dadas por la llamita de aquel candil, de mi niñez, junto al aparador, donde el reloj, de manecillas renqueantes, marcaba cada hora vivida y olvidada en los presentes.

Se iba, venía el marcador de horas, promesas para el día que vendrían, que no podían ser, le faltaban todos los olvidos, que junto aquel mecanismo que habían visto, sus manecillas cansadas marcaban sin cesar su cuerda de veinticuatro horas.

Eran días fríos, delante de la humilde hoguera, echa en el suelo de la cocina, donde el humo salía por aquella inmensa chimenea, por donde se colaba el agua de lluvia, que chisporroteaba, al sentir las llamas su humedad.

Hacia el frio de los hielos, los primeros que asomaban al otoño, que se filtraba por cada rendija de tristeza, que las secas maderas dejaban pasar, aliándose con el frio.

Nos arrimábamos unos con otros, para aprovechar el calor de la hoguera, mientras veíamos liar el cigarro interminable, que se hacía el abuelo, con la lengua mojaban el borde el papel y sellaban con los dedos con habilidad.

Ya estaba listo, el pitillo, sacaba entonces del bolsillo, el mechero de mecha, con el dedo frotaban una ruedecita, de la que salía unas chispas, con la que la mecha se encendía, dando lugar a una brasita, suficiente para encender el cigarro, luego daba larga chupada y con el dedo presionaba la boquilla candente, hasta que era apagada la brasa.

 Luego con el cigarro en la comisura de los labios, muy lentamente iba liando la mecha, lentamente hasta sentir que estaba frio el mechero, que guardaba en el bolsillo de la chambra con una mano y con la otra colocaba bien la pelliza sobre la espalda para refugiarla del frio.

Para no olvidar recuerdos que cada instante de ellos, permanecen unidos a nosotros, sintiendo el palpitar de aquella cara que tanto nos quisieron.

La cocina, Dios, aquel hueco que un día en la tapia hicieron para poner la radio, era el mejor sitio, dijeron los mayores, que pequeña era, poco comprendía, del latido del corazón de mis progenitores, al sentir que alguien se arrimaba, era como si allí hubiera un ser que yo creía, que estaba dentro del la radio, que sonaba tan maravillosamente, eso sí saltaba el elevador, haciendo estrépitos sonoros, mi padre, iba, con una clavija, tanteando hasta recuperaba la conexión y ondas sonoras.

En él, las canciones se escuchaban y sonaban tan bonitas, que a viva la memoria, de buenos momentos, en las noches alrededor de la mesa, de patas desiguales, renguean tés, jugábamos a las cartas, oyendo aquellos buenos cantantes del momento.

Eran adorables sentirte con tus seres, poco importaba sentir, un cielo encima de nosotros, que dejaba pasar por las cañas del techo el frio de las heladas, que en invierno dejaba caer sobre las tejas.

 Mi abuelo con la punta de las botas, movía las brasas del brasero y proseguíamos con el jugo, mientras mi madre escuchaba aquel serial interminable llevado al cine llamado “Ama Rosa”.

Lejos quedan las filas de los recuerdos, de los presentes, de pronto, regresaban a su destino, lleno de nostalgias, donde siempre surgirán comentarios, de una guerra cruel, donde los mayores nos miraban a los pequeños, no queriendo olvidar, nos decían que nunca conozcáis tanto horror.

Se sentían como renacer ante tanta pobreza, pero el sentirse alejado de momento de horror, sin querer olvidar en olas de recuerdos, nos lo hacían traer como en mareas de miedo, pero a la vez, nuestra curiosidad, los alentábamos noche tras noches a que repitieran vivencias, de herida de sufrimientos y necesidad.

 De pronto, espabilaban, la estancia, haciéndonos, sentir alegría, mirándonos, pensando con inocencia y escuchando canciones, surgiendo la risa y sentirse guerrilleros valientes de aventuras donde ellos siempre eran los héroes, de la cocina, queriendo, alejar el momento a dios hasta mañana y a dormir.

Aquellas paredes de noches de risas, llantos, mirando y sintiendo el olor, del pescado frito, en la sartén, que mi madre lo freía, mientras, hacia soplar con fuerza el soplillo, de aquella hornilla, llena de carbón, para que la aceite se calentara, en aquella sartén de porcelana con tan tas capas de negruras, imposible de volver a la brillantez de su origen.

 Para sentirse mejor, le hoy decir a mi madre, -- es mejor no fregar la, como le quite toda la costra surgirán piteras, latero no pasa y vale dinero.

¡Oh! cuantos recuerdos tiene aquel olor a fritura, aquel pescado, que siempre se le quemaba, me encantaba, igual que su tortilla medio cuaja y turrada.

Las cenas, café, que era suplantado por cebada tostada, echada al agua cuando empezaba a cocer, colado y vertido en tazas de aluminio irrompibles, líquido que era mejorado, con un poco de leche y pan migado con azúcar.

Aquel miajòn, de las teleras de pan que, Juan el mandadero del conde, dos veces en semana, a sus trabajadores, daba a cuenta, del sueldo, realizado, en la tahona del cortijo, donde trabajaba mi abuelo y tío.

  El mandadero, con su mulilla, que tiraba de una tartana, lo traía al pueblo, los familiares íbamos a su casa en la calle Villafranca, a por las teleras, Qué bueno estaba aquel pan tan blanco como pesaba.

Era la encargada de ir, tan pequeña que me costaba llevar aquella bolsa de tela realizada por mi madre, tan grande y pesada con el pan en su interior, que iba arrastrándola.

 Cuando llegaba a casa, iba pellizcado, era tanto el deseos de comerlo y mi madre veía bolsa rota, había que espera ser reñida y cachetes de todo menos como hoy se dice el rincón de pensar.

Pero qué bueno estaba el coscurro de pan, con un oyó en el miajon, bien regado de aceite y el terrón de azúcar.

Que poco cuesta recordar, cuando salimos a su encuentro, a veces hay que tomar y tirar de las riendas, que flotan como cintas de colores, que dan cada época.

 Vividas en pasos que el aire seco hace mover, surgiendo recuerdos, siempre lo vivido, es girar el rostro viendo, un sendero vacío donde se apean para dejar de andar, nuestros pasos en nuevos desenlaces de nuestras vidas.

Aquella cocina que encerraba tantos secretos, que las paredes recibían y callaban, que solo los años a los niños nos hicieron ver lo que guardaba, debajo, aquel radio Ondina, que le costó a mi padre 3500 pesetas, aquella antena que cada noche era pegada a la pared y luego guardada.

 El momento de cerrar la puerta de la calle, la del pasillo y cocina, para que nada saliera al exterior, de pronto las canciones, seriales, dejaban de sonar y empezábamos a escuchar interferencias, personas que hablaban por las ondas, la atención que prestaban los presentes a las ondas.

 Mi madre que repetía una y otra vez, las pares escuchan, palabras que los niños, en su inocencia eran silabas sin compresión.

Experiencia que quedaron en los recuerdos, como el hueco, que encerraban, las cuestiones de los mayores, que fueron un día, tan simple, como una emisora clandestina, que ocultaba aquel hueco.

 Que un día mi madre, años de paro (parola) quiso hacer dinero y se la ofreció al chatarrero, que pasaba todas las semanas con su carro rengue ante, tirado por una mulilla, donde toda mercancía era al trueque, bien por loza, aperos ect,.

Que al ver el aparto que le ofrecía mi madre, quedo sorprendido, sin saber que era, pregunto y la respuesta fue que había salvado vidas, el buen hombre pensó que era cosa de médicos y que tal curiosidad valdría, mucho dinero, contaba los presentes que fue la primera vez que pago con dinero y soluciono aquel día y el dinero se esfumo en comida.

Pero al pasar de los años, sus vidas que nadie como ellos había vivido, aquellos niños, logramos conocer el hoy.

 Y tiempos con amanecer y puestas de sol.

Isabel coronado