Mi pequeña historia de Almendralejo

domingo, agosto 08, 2010

NIÑEZ PASADA


                        FIESTAS DE LA PIEDAD







RECUERDOS ALMACENADOS, QUE DE PRONTO TOMAN VIDA.
CAMINANDO, GRACIAS A LA TECNOLOGIA POR EL ESPACIO, PARA ENCONTRARSE CON LOS OTROS PROTAGONISTAS QUE UN DÍA FORMARON ESTA HISTORIA

Recordaba cuando le hicieron la foto y todo lo que a lo largo de aquel día había ido sucediendo.
Al abuelo, que llego al pueblo para la fiesta, lo hacia por quincenas o por meses, y le traía, almendras, que le gustaban mucho, metidas en la fiambrera para que el amo nos las vieran, otras eran aceitunas para machar, trigo o cebada para los pollos del corral o bien garbanzos, para aliviar tanta penuria.
Entornaba los ojos y veía a su tio, que criaba en la cuartilla de tierra que le dejaba el amo, sandias y melones enormes, que vendían en la explanada de la plaza de abastos, amontonadas en el suelo junto a la de otros vendedores y cuando llegaba la feria, el dinero de la venta les ayudaba a pasar la feria.
Y el gran contento de su tío al llegar a casa, con las pesetinas sacadas, la alegría al tomarla embrazo y llenarle la carita de besos.
Su madre, los miraba, dichosa, rematando el traje de Sevillana, para estrenarlo el día de la feria de la Piedad.
Dejando de coser, cuando su tío le pregunto, si la pequeña, tenía todos los detalles, del traje de Faralá, sabedor del gasto del vestido, y deseaba ayudar, con unas perrinas sacadas de las ventas de melones y sandias.
Su desparpajo de media lengua le dijo a su tito que le hacía faltas un collar azul como la bata y pulseras, a juego. La tomo en sus brazos y se en camino a realizar la compra, mientras le daba besos.
Entornaba los ojos y se veía en brazos de su tito, entre los puestos del mercado buscando al vendedor de las quincallas, y las personas con que chocaban y saludaban.
El día de la Piedad había mercado, se llenaba de gentes bulliciosas, esperando, ser atendida por los vendedores, que se apresuraban, contentos en atender al publico, siendo uno de los día del año de más venta.
Cuando había feria los vendedores de turrones de Castuela y quincallas se ponían en las puertas del mercado, donde su tito le compro todo lo necesario para estar guapa como él decía.
El día antes, con cuanta ilusión su madre, de la mano la había llevado a la zapatería de Bargas, la sentaron en una silla donde los pies no llegaban al suelo, los dependientes divertidos le ponían y quitaban zapatos, hasta dar con el que necesitaba.
Todos los preparativos para la feria fueron llevados a cavo y como si de un estreno teatral sé tratar, los padres, orgulloso la llevaron a los paseos de la ermita de la Piedad, que en aquella época era donde se celebraban las fiestas patronales.
El retratista, conocido por “Larpi” los días de fiestas, maquina al hombro hacía fotos a todos aquellos que quisieran tener un recuero de un momento feliz.
Mucho tiempo le había costado a la madre, aleccionarla, como debían de ser las distintas posturas, para las fotografías, una para la abuela, tintas y familia de Madrid.
El padre no decía nada solo miraba los fogonazos de la maquina, savia que cada vez que se encendía la luz del flash, era dinero a pagar, la madre le decía, no te preocupes lo has ganado bien en la siega y la vendimia va a ser buena y luego el molino, y hoy es un día que debe ser recordado.
Y la niña, alegre, avispada, salada y graciosa pronto tuve un corro de gente que con entusiasmo le miraban el salero con que movía el traje de faralá y los zapatitos de tacones los cuales hacía zapatear, sobre el alquitrán, que así estaba pavimentado el atrio de la Piedad en el momento que se hizo esta foto.
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PREGON FESTIBARRO PRESENTADO POR ISABEL CORONADO ZAMORA--EL PASADO 31 DE JULIO EN ALMENDRALEJO

PREGON QUE TUVO LUGAR EN EL ATRIO DE NUESTRA S.R.DE LA PIEDAD




Buenas noches ha todos los presentes que nos acompañáis

Empezare a contaros, que al leer el correo que Juan me enviaba pidiéndome hacer esta presentación, sentí un escalofrió que aún me dura.

Mientras releía aquellas líneas aparecieron imágenes almacenadas en mi mente que atropelladas luchaban por salir al exterior, y empezaron a caminar por el teclado del ordenador.

Intenté recuperar recuerdos estancados donde aparecía la Sección Delegada Mixta, hoy instituto Carolina Coronado.

Y sentí nostalgia de aquella adolescencia deseosa como toda juventud de comerse el mundo y de abrir nuevas puertas.

Donde aparecía: Alicia Ruviales, siempre tan solicita y expresiva, exponiendo sus ideas juveniles, o Ascensión Abello, “Chenchi” intrépida y vital junto Antonia López y otras compañeras.

Los recuerdos me llevaron a las frías mañanas caminando hacía el instituto por la explanada embarrada, hoy parque San José, donde apareció aparcado el coche SEAT ochocientos cincuenta de Doña Antonia Cáceres, la profe de matemáticas y Don Isidoro, magnifico profesor, y Mariano el conserje en su casita, en soledad, pues aparte del instituto, laboral, hoy Santiago Apóstol, nada había construido en el entorno.

De pronto vi posarse en el teclado, con la vitalidad de siempre, a Victoria Rubiales, nuestra querida “Viti”, que dando volteretas se introdujo en la pantalla del ordenador.

La volví a ver con el pelo más largo y oscuro, pero como siempre, llena de inquietudes y transmitiendo ilusión y pasión por hacernos querer el deporte, sobre todo a las chicas.

Quisiera sacar imágenes de mi mente y proyectarlas en este lugar y que aparecieran las compañeras, mirando a Vity, llena de ilusión entrar en el gimnasio, mientras nos decía, este trimestre, vais a aprender bailes regionales.

Cuánto me pesa aquella vergüenza que solo fue vencida con los años y el esfuerzo de la profesora por enseñarme, logrando mi timidez que los pasos me resultaran enredosos y difíciles de coordinar.

Las compañeras si recompensaron el esfuerzo y empeño de Viti, y empezaron a entusiasmarse por lo nuestro, apareciendo en ellas el deseo de vestir el traje y aprender nuevos bailes.

Dando lugar a un despertar de lo nuestro y descubrimiento de raíces que hasta entonces habían estado aletargadas

Y Los mayores al ver, lo vistoso trajes recordaron sus años mozos en las verbenas de San Juan, en el Caño o fuente la negra.

Donde las campanas de la torre de la purificación repicaban al amanecer, poniendo fin a la fiesta y llamando a los mozos a la incorporación de las tareas de labranza.

La abuela que siempre nos contaba sus años mozos un día abrió el cajón llamado, secreto de la cómoda, cerrado durante mucho tiempo y sacó un mantoncillo, ya gastado en sus extremos, utilizado en su mocedad.

Que le trajo el recuerdo de bailes, y fandangos y volvió a verse dando vueltas alrededor de su pareja, mientras el mozo, pícaramente, al dar el giro, procuraba agacharse para verle las enaguas, y sintió la gracia del abuelo en sus movimientos y como resfregaba los dedos por la tierra entre vuelta y vuelta,

Para que los pitillos, sonaran más fuertes, y sintió los tonos y recordó letrillas mientras saboreaba imágenes de su mocedad.

Y Almendralejo se Identificaría enseguida con el Grupo Tierra de Barros, componentes, que empezaría a investigar costumbres, vestimentas, bailes y letras olvidadas.

Queriendo difundir lo nuestro y acercarnos a otros países, a través del baile, logrando año tras año hacernos viajar, sentados en el atrio, a lugares lejanos y a las diversas regiones de España que nos visitan.

Grupo que a lo largo del tiempo, ha logrado dar a conocer nuestra tierra, junto a los productos y la gracia y el salero de los Almendralejenses.

Y en las noches de agosto con el calor intenso que el viento no logra vencer, con frió o chispeando como decimos en Almendralejo, Festibarro la semana antes de las fiestas patronales, nos hacen sentir que las noches sean diferentes, llenándolas de alegría, a través de la gran variedad de trajes y ritmos de los diferentes grupos.

Sin olvidar la exposición de colorido de los tenderetes, donde los participantes muestran productos de sus lugares de origen, dando nos a conocer sus tradiciones, a través de lo expuesto.

Y el susurro de la brisa, trae nostalgias que se introduce en la imaginación haciéndome ver el lugar como lo vivieron y contaron sus PROTAGONISTAS.

Cuando para facilitar el acceso a la ermita se construyó el paseo llamado popularmente “La Sartén”, que se estrechaba hacía la ermita, disimulando el puente por donde pasaba un regacho formado por los aguajes.

El nombre de “Sartén” era porque el paseo, al final formaba una plazoletita con unos escalones para bajar a la zona más baja, donde en la feria se instalaba la caseta llamada “Casa Blanca”, era más selecta y para entrar en ella había que pagar.

La municipal estaba en el parque del León y otra caseta en el paseo llamado de los Pinos, hoy del Romanticismo, servidas por señoritas que iban cantando a la vez que servían la consumición.

También estaba la caseta Chicago y Cáceres y circos instalados en la parte baja.

Y en el paseo llamado de la Viudas, sendero serpenteado de eucaliptos de tronco centenario, (hoy parte de la residencia del Pilar), Acción Católica, ponía una Tómbola, donde también se instalaba una pista para bailar sevillanas para todo el que quisiera, menos para las organizadoras, que no se le permitía hacerlo.

El ramo de la Virgen y las diferentes donaciones de las personas del pueblo eran expuestas en el zaguán de la ermita, donde se ponía la recordada ”Visi” a vender las medallas.

Las ofrendas iban desde sandías y melones de más de una arroba de peso, racimos de uva de similares características, macetas etc.

Un hombre era el encargado de la subasta e iba por las casetas y paseos, que estaban llenos de gente, animando al personal a pujar.

El dinero sacado era para mantener la ermita durante todo el año, además de las limosnas de los fieles y una pequeña huerta que hubo en el pasado.

En la ermita, durante la novena se narraba el hallazgo de la imagen y la procesión de la virgen de la Piedad que era por los paseos.

Y el 15 de agosto a las ocho de la mañana, en el interior de la ermita, se celebraba la misa.

Dos horas después había otra misa llamada la “Función”, donde venían para cantar en ella, tenores de renombre nacional, debido al calor la asistencia era poca y dejó de hacerse.

Una vez recuperada para el culto la Purificación, se empieza a bajar a la Virgen de la Piedad a la Parroquia, donde en el transcurso de la novena, cantaba Evaristo Trujillo, de profesión marmolista y Juanito el Pintor, acompañados por el violín, tocado por, D. José Gutiérrez, Conde los Silos, el director de la banda D. Francisco Martínez y D. Isidro encargado de tocar el Órgano parroquial.

La procesión pasaba por la calle Palacio y Esparrilla, el primer tramo de esta era de piedra, cosa que hacia que las gentes al ir al centro la evitaran, prefirieran la calle Palacios.

Los toros eran muy esperados en la feria, las mujeres iban con mantillas y madroñeras a las corridas.

Teniendo Florinda Espino un arte especial para colocar la mantilla a las señoras.

Los palcos a un siendo de propiedad, había que pagar la entrada y en barandas, ponían los mantones de Manila, las mujeres que lo ocupaban que al ser gentes pudientes, iban muy bien vestidas.

Los tendidos por general lo ocupaban los hombres. Para ir a la plaza se hacia en coche de caballos, pues había pocos vehículos a motor por escasear la gasolina.

A las cuatro de la tarde ora “Lorquiana” según Claudio, el pintor, las gentes ya empezaba a irse para el coso de la Piedad, siendo la calle Palacio un trasiego de personal.

La banda iba siempre hasta la plaza tocando

Y las Charlotadas, eran divertidas, y venían de los pueblos cercanos a verlas y las mozas asistían a ellas con trajes de sevillanas, que debido al calor que hacia los volantes lo ponían por encima de la barrera para aligerar el sofoco y a la vez servia de adorno dando le al ruedo vistosidad.

Otra diversión, en la feria fue el Tiro de Pichón, que hacía venir de los contornos a mucha gente a ver este evento.

Había personas de pueblo, dedicados a la cría de pichones, que vendían para esta prueba, que se realizaba en los terrenos de la estación.

Donde se instalaba también una caseta, llevada por hosteleros de dulcería Delgado, en ella había bailes solo por la mañana llamados Matinée.

Durante la feria había también teatros, y en la plaza de toros por la noche cantaores y cine.

Y los gigantes cabezudos por la mañana paseando su gracia por todo el pueblo.

Sin olvidar los fuegos artificiales, según mi abuelo lo mejor de la feria.

El último día de las fiestas, delante del Casino, tenía lugar, una verbena popular.
Algunos padres, eran reacios a que sus hijas asistieran y con la propuesta de que empezaba la Veda de la Tórtola, se llevaban al cortijo a toda la familia, marchando a regañadientes las jovencitas.


A lo largo de años en las actuaciones del grupo Tierra de Barros he admirado su vitalidad y sus afanes por recuperar tradiciones.

Y lo feliz que fui un año cuando en una de sus actuaciones el público fuimos invitados a subir al escenario y los componentes del grupo Tierra de Barro, a todos los atrevidos nos ayudaron a coger el ritmo y bailar con ellos.

Soy mujer sencilla que me gusta estar con los que siempre han compartido y vivido mi existencia.

Desde niña disfrute escuchando historias, vivencias y tradiciones, oídas a mis mayores y a través de ellos, os he contado, historias de gentes sencillas, deseosas de dar a conocer vivencias y ver aparecer su nombre en unas líneas escritas, sintiendo se protagonistas de narraciones, cotidianas, viéndolas plasmadas en un papel de lectura, para así generaciones venideras, supieran, que ellos, estuvieron, como bien decía José Coronado allanado y haciendo camino.



Mi hogar fue lugar de veladas dicharacheras de cuentos y leyendas, donde los caminos y lugares de mi tierra servían de ejemplo en las narraciones sencillas que lograban sorprendernos y aprender de ellas.

Tuve la suerte de tener unos padres que las pequeñas cosas las hacían grandes, y así lograban que la felicidad y la fantasía suplantara lo material, de cosas en el pasado inalcanzables.

Con estas líneas espero haberos hecho viajar en el tiempo, logrando haceros ver, vivencias que son presentes, pues encierran la nostalgia del pasado.

Sin olvidar que nunca ningún tiempo pasado fue mejor, si lograron hacer mejorable el presente que hoy vivimos.

Que Festi Barro derrame su alegría por los rincones de Almendralejo, siendo un anticipo de las fiestas de Nuestra Señora de la Piedad.

FELICES FIESTAS.