Mi pequeña historia de Almendralejo

jueves, noviembre 25, 2021


UNA TARDE DE TOROS EN EL COSO DE LA PIEDAD EN ALMENDRALEJO

                              1955




Una fotografía es un momento para toda la vida, refleja instante, imágenes , la historia de una época. Atreves de ella ves la evolución de los años en modas y estilos. Las jóvenes con ilusiones las madres felices que disfrutan junto a los  que más quieren con una corrida de toros. A Manuela no es que le gustaran la corridas de toros, era admiradora, diestra en saber hablar del arte de Cuchares, sabedora de valorar una faena. La ultima corrida que vio fue para ella inolvidable la vivió desdés que su nieto César le dijo --abuela te invito a ver una corrida  al Puerto de Santa Maria-- Eso la hizo asaltarles chis pitas a los ojos, era su máxima ilusión. Pues decía, "Quien no ve una corrida de toros en el Puerto de Santa Maria  no sabe lo que es ver toros",

La entrada le supuso a su nieto un sacrificio que disfrutaron, desde el mismo memento que salieron del piso de Chipiona. Bajaron aquella escaleras riendo, montaron en el coche saboreando hasta la brisa, durante el camino valoraba cada visión que le daba el paisaje. El verdor que  le gustaba, el viento que entraba por la ventana del automóvil, todo para ella era bonito. Se acariciaban se decían chistes reían, por todo se sentían tan felices que apenas se dieron cuenta del trayecto. Una vez en la plaza como era temprano admiraron el coso.  Desde que entro no hubo instante que la felicidad reinara en su semblante . Abuela y nieto se dispusieron haber la corrida y disfruta del diestro admirado de ambos, toreaba aquella tarde nada mas y nada menos que  el "JULI" aquella corrida fue una buena tarde. La felicidad quedo en los recuerdos que  los años pasados ha echo mas fuerte de evocarla a la viajera  de nubes de la eternidad.  César recuerda con cariño,  instantes, mira para el cielo pues sabe que están todos juntos muy juntos a su lado y bien lo sabe él.

ISABEL CORONADO

miércoles, noviembre 24, 2021

 

FABRICA DE LA LUZ DE ALMENDRALEJO

DE PINCIPIOS DEL SIGLO XX

 



Edificio de la arquitectura industrial del siglo XX

Manuel Diez Moreno industrial emprendedor de logros.

Casado con una oriunda de Villafranca de los Barros, con la que tuvo una sola hija te tomaría los hábitos de monja.

 

Disfruto de éxito como empresario, con una calle en Almendralejo hoy conocida por calle la Cruz.

Que construiría en 1880 la fábrica de la luz en la carretera de Badajoz hoy desaparecida dicha fabrica.

Que generaba la luz, con generadores de gasolina, que durante años permanecieron allí abandonados.

 

Después, pasado un tiempo se creó la Sociedad para el alumbrado eléctrico, “La concepción”, que permitió llevar la electricidad para que Almendralejo tuviera luz y contase con iluminación pública a finales del siglo XX.

 


Sociedad que suministradora de luz eléctrica.

Después esta empresa pasaría a una de nombre J. Mandroñero y compañía.

 

Posteriormente, esta fábrica de luz, ubicada en la carretera de Badajoz a las salidas de Almendralejo.

 

Fue adquirida por la compañía Sevillana de Electricidad, que daba servicio a Sevilla a Badajoz.

 

Creándose la entrada y salida de líneas eléctricas de media tensión que llegaba des de Villafranca, sirviendo dar electricidad a toda la ciudad.

 


  A este nudo llegaba la línea de 1500 voltios, saliendo otra que circulaba a la ciudad, aunque no llegaría.

 

Aunque no llego a ser una subestación eléctrica confirma trabajadores de la antigua empresa Sevillana.

 

Fue entonces el despliegue que se hizo en Almendralejo en el sector vinícola y para su pujanza fue clave para este suministro de electricidad.

 Sirviendo dicha fabrica para guardar como alancen de material y herramientas, de la compañía eléctrica contando con una vivienda.

 

Ella residía en Juan Carrasco residiendo en dicha fábrica, además de electricistas, hacía de guarda de las instalaciones.

 



Estando hasta que Sevillana la vendió a manos privadas.

 

En el año 2004 el ayuntamiento tuvo una acción de hacerse con el local para un centro de salud.

 

Pero finalmente no se asumieron y la fábrica de la luz pasa a una empresa catalana.

 

 Se estaba en estos años trabajando por la elaboración de un plan generan de Municipal, incluyendo catálogo de inmuebles, protegidos en cuya  relación aparece esta Fábrica de la luz.

 

Basándose en que era uno de los inmuebles, que quedaban de una antigua arquitectura industrial testigos de la frenética actividad industrial que llego a ser Almendralejo a principios del siglo XX.

 

Sin embargo, la aprobación definitiva sigue sin llegar tras el boom, inmobiliario, la empresa entraría en quiebra   y en concurso de acreedores.

 

 

Precisamente el juzgado de lo mercantil de Barcelona se pondría en contacto con el de Almendralejo en 2017, para ofrecerle la cesión gratuita   de los terrenos, con la condición de que se le diera un uso dotacional al mismo.

 

Lo hizo después cuando la cesión era más razonable de asumir, la única oferta que    había ávido durante el proceso de concurso, que establecía un precio de 2000 euros, para hacerse con el terreno, de la Fábrica de la Luz según documentación que ha tenido el periódico Hoy.

 

 Pero cuando el nuevo equipo de gobierno se pone en contacto había sido vendida y pasado a otras manos privadas de empresas.

 

Isabel Coronado Zamora

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

 

 

 

lunes, noviembre 22, 2021

                                 MERCADO DE CALATRABA EN MÉRIDA 



Partiendo de la idea de que el Mercado de Calatrava es una huella del tiempo donde pasado y futuro deben dialogar en armonía, el propósito ha sido generar un espacio único, cambiante y expresivo. Para ello, los volúmenes y materiales tradicionales, como el ladrillo visto de la fachada, la cubierta de madera, las columnas de hierro de forja, se han mantenido y potenciado combinándolos con elementos modernos que los reflejan e iluminan, como son las celosías y el techo en el patio principal. 



Un ejemplo de esta propuesta es el uso de los mosaicos romanos para crear patrones que delimitan las diferentes zonas y alturas del edificio.

La estructura de la planta, fiel al espacio central planeado por Ventura Vaca, estará lleno de vida y contendrá diversos usos conectados entre sí.

Ventura Vaca fue contemporáneo a la Revolución Industrial y la Exposición Universal de París. En el Mercado de Calatrava, el arquitecto quiso fusionar los paramentos o muros de carga de fábrica de ladrillo de influencia Neomudéjar con el hierro de fundición en los pilares y las cerchas de su interior, e incorporó pinceladas de color al conjunto mediante la cerámica que viste el perímetro de su cornisa exterior.



El propio autor concibió el Mercado de Calatrava de esta manera: “Por regla general estos edificios están exclusivamente dedicados al comercio de comestibles y no son frecuentados más que por ciertas clases de la sociedad. 

la venta de abastos, actividad fundamental en la ciudad burguesa del siglo XIX. Por ello, pronto se evidenció la necesidad de construir un mercado, al amparo de la ciudad moderna y de las nuevas medidas higienistas y de salubridad. Así se constata en 1856 en las actas de plenos cacereñas:



No fue hasta 1931 cuando se construye un edificio ex profeso como mercado de abastos. A pesar de que fue precedido por varios intentos –en diversos emplazamientos– dilatados en el tiempo, lo cierto es que no llegaron a darse las condiciones adecuadas para ello, por lo que el Ayuntamiento se limitó a conceder soluciones temporales que nada satisficieron a la población. 



El primero de estos proyectos, fechado en 1848, fue firmado por el arquitecto Calisto de la Muela2 , que planteaba su emplazamiento en el solar del entonces recién derribado Convento de la Concepción. Otros emplazamientos barajados fueron la plaza de Santo Domingo, la de San Juan o el solar de las antiguas casas consistoriales, donde finalmente fue ubicado. Es probable que la polémica generada y la falta de decisión municipal –motivada también por la falta de fondos– impulsasen al Consistorio cacereño a solicitar al Ayuntamiento de Mérida en un momento incierto los planos de su mercado de abastos, quizá para tener una fuente fiable de información a la hora de decidir el proyecto más conveniente. O tal vez con la finalidad de conocer las necesidades que el edificio debía cubrir. Sea como fuere, lo cierto es que el proyecto nunca fue trasladado a su natural contenedor y quedó almacenado en el archivo cacereño.


La ausencia del material gráfico original del mercado en el Archivo emeritense contrasta con el rico legajo conservado acerca de su proceso de construcción3 , episodio bien estudiado por Sánchez Gajardo4 . Este legajo recoge la desamortización, venta y posterior derribo del ex Convento de San Francisco, así como con un temprano proyecto de ampliación del mercado –con presupuesto pero sin planos– del 17 de septiembre de 18965 .

Los documentos conservados en Cáceres corresponden a la memoria descriptiva y planos originales del Mercado de Calatrava6 , siete en total: planta general, fachada principal, detalles de construcción, dos secciones, fachadas laterales y plano de detalles decorativos. Están fechados el 7 de abril de 1885 y firmados por Ventura Vaca y Parrilla7 en Badajoz. Titulado en 1882, Vaca fue un fecundo arquitecto que llegó a ocupar el cargo de Arquitecto Provincial y de la Diócesis de Badajoz. Su obra se extiende por toda la provincia pacense, siendo autor de interesantes proyectos como el edificio de las Tres Campanas de Badajoz, el Palacio de Justicia de Almendralejo o la Plaza de Toros de Mérida. Fue un arquitecto de corte ecléctico, que incorporó las corrientes historicistas y los nuevos materiales arquitectónicos como el hierro8 . Al igual que en otros proyectos, en esta ocasión Vaca supo resolver con éxito las necesidades de la ciudad contemporánea. Recordemos que el mercado fue una tipología muy extendida en el siglo XIX –especialmente con la difusión de medidas municipales de higiene y policía urbana– en la que diseño y ornato pasaban –sin despreciarse– a un segundo plano, primando la funcionalidad. Esta nueva concepción arquitectónica se percibe en la memoria descriptiva redactada por Vaca.

A pesar de que en otros proyectos se decantase por el uso exclusivo del hierro, Vaca escogió para Mérida un diseño que combinaba dicho material con el uso del ladrillo, madera en cubierta y vanos y, como toque decorativo, detalles de cerámica. Es probable que el escaso presupuesto con que se contaba le impulsase a limitar el uso del hierro a la estructura sustentante, cerrando los paramentos con ladrillo y consiguiendo un interesante resultado, a caballo entre la influencia historicista neomudéjar y la arquitectura del hierro propiamente dicha. Con el presente artículo hemos querido difundir un valioso documento para el estudio de la arquitectura contemporánea en Extremadura

La presente nota de varia tiene como objeto sacar a la luz el proyecto original del Mercado de Calatrava de Mérida, que se consideraba extraviado. Tal documentación –que consta de planos y la memoria descriptiva– ha sido localizada en el Archivo Municipal de Cáceres, quizá solicitados por el Ayuntamiento y nunca devueltos a su lugar origen. Palabras clave: Mérida, Mercado de Calatrava, Ventura Vaca, Archivo Municipal de Mérida, Archivo Histórico Municipal de Cáceres, mercado de abastos. Abstract This varia note presents the original project for the construction of the Calatrava Market, in Mérida, which was thought to have been lost. The documentation, consisting of plans and a descriptive report, was found in the Municipal Archives in Cáceres, where it was filed, perhaps after being borrowed by the Town hall, and never returned to Mérida. Keywords: Mérida, Calatrava Market, Ventura Vaca, Municipal Archives in Mérida, Historic Municipal Archives in Cáceres, Market. Los archivos administrativos encierran valiosos documentos que pueden pasar inadvertidos, hasta que la casualidad hace que salgan a la luz. De esta manera, entre los legajos del Archivo Histórico Municipal de Cáceres hemos hallado los planos y la memoria descriptiva del proyecto del Mercado de Calatrava de Mérida, una joya documental firmada por Ventura Vaca en 1885, que hasta ahora se había considerado extraviada. La razón por la cual los documentos llegaron al Archivo cacereño nos es desconocida. Una opción es que salieran del Archivo de Mérida a través una solicitud de la población vecina que, al verse envuelta en un interminable proceso de construcción del mercado de abastos, considerase oportuno tomar como referencia el exitoso y recién construido mercado emeritense. O quizá se encontrasen en un archivo privado y, años después, los planos se depositasen en el archivo municipal más cercano. En relación con la cuestión cacereña de construcción del Mercado, el Ayuntamiento constitucional fue pronto consciente de la precariedad con la que se realizaba LOS PLANOS DEL MERCADO DE CALATRAVA DE MÉRIDA María Jesús TEIXIDÓ DOMÍNGUEZ Universidad de Extremadura NORBA, Revista de Arte, vol. XXXI (2011) / 261-266 262 Los planos del Mercado de Calatrava de Mérida la venta de abastos, actividad fundamental en la ciudad burguesa del siglo XIX. Por ello, pronto se evidenció la necesidad de construir un mercado, al amparo de la ciudad moderna y de las nuevas medidas higienistas y de salubridad. Así se constata en 1856 en las actas de plenos cacereñas: «Vistas las comunicaciones dirigidas por el Sr. Gobernador Civil relativas a la reedificación de las Casas Consistoriales, Construcción de un mercado público, traída de aguas potables a la Capital, reparación del local que ocupó el extinguido Combento de la Concepción, construcción del Matadero y reparación del Puente de San Blas, se acordó que continúen su tramitación»1. No fue hasta 1931 cuando se construye un edificio ex profeso como mercado de abastos. A pesar de que fue precedido por varios intentos –en diversos emplazamientos– dilatados en el tiempo, lo cierto es que no llegaron a darse las condiciones adecuadas para ello, por lo que el Ayuntamiento se limitó a conceder soluciones temporales que nada satisficieron a la población. El primero de estos proyectos, fechado en 1848, fue firmado por el arquitecto Calisto de la Muela2 , que planteaba su emplazamiento en el solar del entonces recién derribado Convento de la Concepción. Otros emplazamientos barajados fueron la plaza de Santo Domingo, la de San Juan o el solar de las antiguas casas consistoriales, donde finalmente fue ubicado. Es probable que la polémica generada y la falta de decisión municipal –motivada también por la falta de fondos– impulsasen al Consistorio cacereño a solicitar al Ayuntamiento de Mérida en un momento incierto los planos de su mercado de abastos, quizá para tener una fuente fiable de información a la hora de decidir el proyecto más conveniente. O tal vez con la finalidad de conocer las necesidades que el edificio debía cubrir. Sea como fuere, lo cierto es que el proyecto nunca fue trasladado a su natural contenedor y quedó almacenado en el archivo cacereño. Los planos La ausencia del material gráfico original del mercado en el Archivo emeritense contrasta con el rico legajo conservado acerca de su proceso de construcción3 , episodio bien estudiado por Sánchez Gajardo4 . Este legajo recoge la desamortización, venta y posterior derribo del ex Convento de San Francisco, así como con un temprano proyecto de ampliación del mercado –con presupuesto pero sin planos– del 17 de septiembre de 18965 . 1 Archivo Histórico Municipal de Cáceres (A.H.M.C.), Libro de Acuerdos, 24 de abril de 1856. 2 A.H.M.C., Planos II, Concepción. 3 Archivo Histórico Municipal de Mérida (A.H.M.M.), Obras y Urbanismo, Sección Obras Públicas, leg. 556. 4 Véase SÁNCHEZ GAJARDO, M. I., «El solar de San Francisco en la arquitectura emeritense del siglo XIX», Norba-Arte, vol. XXV, 2005, pp. 149-163. En este artículo se constata el extravío de los planos. 5 A.H.M.M., leg. 556. Según la memoria descriptiva, este segundo proyecto consistió en el añadido de «la habitación de sótanos, al aumento que han tenido ciertas clases de fábricas a consecuencia de la rasante adoptada o de la mayor profundidad de la cimentación y, por último, a la comodidad y ornato del edificio». Da la impresión de que la escasez de fondos impidió ejecutar la construcción de NORBA, Revista de Arte, vol. XXXI (2011) / 261-266 MARÍA JESÚS TEIXIDÓ DOMÍNGUEZ 263 Los documentos conservados en Cáceres corresponden a la memoria descriptiva y planos originales del Mercado de Calatrava6 , siete en total: planta general, fachada principal, detalles de construcción, dos secciones, fachadas laterales y plano de detalles decorativos. Están fechados el 7 de abril de 1885 y firmados por Ventura Vaca y Parrilla7 en Badajoz. Titulado en 1882, Vaca fue un fecundo arquitecto que llegó a ocupar el cargo de Arquitecto Provincial y de la Diócesis de Badajoz. Su obra se extiende por toda la provincia pacense, siendo autor de interesantes proyectos como el edificio de las Tres Campanas de Badajoz, el Palacio de Justicia de Almendralejo o la Plaza de Toros de Mérida. Fue un arquitecto de corte ecléctico, que incorporó las corrientes historicistas y los nuevos materiales arquitectónicos como el hierro8 . Al igual que en otros proyectos, en esta ocasión Vaca supo resolver con éxito las necesidades de la ciudad contemporánea. Recordemos que el mercado fue una tipología muy extendida en el siglo XIX –especialmente con la difusión de medidas municipales de higiene y policía urbana– en la que diseño y ornato pasaban –sin despreciarse– a un segundo plano, primando la funcionalidad. Esta nueva concepción arquitectónica se percibe en la memoria descriptiva redactada por Vaca: «En nuestros tiempos las costumbres han modificado la condición de los mercados públicos. Por regla general estos edificios están exclusivamente dedicados al comercio de comestibles y no son frecuentados más que por ciertas clases de la sociedad. El lujo aquí sería completamente superfluo, así es que la condición esencial en este caso es la de dotar de un abrigo cómodo a los vendedores y compradores. La limpieza y salubridad son tan bien condiciones que deben exigirse en primer término en todo mercado y otro tanto puede decirse respecto a la facilidad y comodidad en la circulación interior. Para cumplir las condiciones expuestas se hace preciso que los diversos departamentos del mercado sean espaciosos y cubiertos, que haya la dotación suficiente de aguas y que una ventilación bien dispuesta arrastre incesantemente al exterior los miasmas desprendidos por las materias animales o vegetales». A pesar de que en otros proyectos se decantase por el uso exclusivo del hierro, Vaca escogió para Mérida un diseño que combinaba dicho material con el uso del ladrillo, madera en cubierta y vanos y, como toque decorativo, detalles de cerámica. Es probable que el escaso presupuesto con que se contaba le impulsase a limitar el uso del hierro a la estructura sustentante, cerrando los paramentos con ladrillo y consiguiendo un interesante resultado, a caballo entre la influencia historicista neomudéjar y la arquitectura del hierro propiamente dicha. Con el presente artículo hemos querido difundir un valioso documento para el estudio de la arquitectura contemporánea en Extremadura. dichas dependencias en un primer momento. Sin embargo un año después se contó con los caudales necesarios para ello. 6 A.H.M.C., Caja 20/40, Expediente n.º 7. 7 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M. y BAZÁN DE HUERTA, M., «Arquitectura pública en Almendralejo», Norba-Arte, vol. X, 1990, pp. 179-205. 8 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M., y CRUZ VILLALÓN, M., La arquitectura en Badajoz y Cáceres. Del eclecticismo fin de siglo al racionalismo (1890-1940), Badajoz, A

262 Los planos del Mercado de Calatrava de Mérida la venta de abastos, actividad fundamental en la ciudad burguesa del siglo XIX. Por ello, pronto se evidenció la necesidad de construir un mercado, al amparo de la ciudad moderna y de las nuevas medidas higienistas y de salubridad. Así se constata en 1856 en las actas de plenos cacereñas: «Vistas las comunicaciones dirigidas por el Sr. Gobernador Civil relativas a la reedificación de las Casas Consistoriales, Construcción de un mercado público, traída de aguas potables a la Capital, reparación del local que ocupó el extinguido Combento de la Concepción, construcción del Matadero y reparación del Puente de San Blas, se acordó que continúen su tramitación»1. No fue hasta 1931 cuando se construye un edificio ex profeso como mercado de abastos. A pesar de que fue precedido por varios intentos –en diversos emplazamientos– dilatados en el tiempo, lo cierto es que no llegaron a darse las condiciones adecuadas para ello, por lo que el Ayuntamiento se limitó a conceder soluciones temporales que nada satisficieron a la población. El primero de estos proyectos, fechado en 1848, fue firmado por el arquitecto Calisto de la Muela2 , que planteaba su emplazamiento en el solar del entonces recién derribado Convento de la Concepción. Otros emplazamientos barajados fueron la plaza de Santo Domingo, la de San Juan o el solar de las antiguas casas consistoriales, donde finalmente fue ubicado. Es probable que la polémica generada y la falta de decisión municipal –motivada también por la falta de fondos– impulsasen al Consistorio cacereño a solicitar al Ayuntamiento de Mérida en un momento incierto los planos de su mercado de abastos, quizá para tener una fuente fiable de información a la hora de decidir el proyecto más conveniente. O tal vez con la finalidad de conocer las necesidades que el edificio debía cubrir. Sea como fuere, lo cierto es que el proyecto nunca fue trasladado a su natural contenedor y quedó almacenado en el archivo cacereño. Los planos La ausencia del material gráfico original del mercado en el Archivo emeritense contrasta con el rico legajo conservado acerca de su proceso de construcción3 , episodio bien estudiado por Sánchez Gajardo4 . Este legajo recoge la desamortización, venta y posterior derribo del ex Convento de San Francisco, así como con un temprano proyecto de ampliación del mercado –con presupuesto pero sin planos– del 17 de septiembre de 18965 .

MARÍA JESÚS TEIXIDÓ DOMÍNGUEZ 263 Los documentos conservados en Cáceres corresponden a la memoria descriptiva y planos originales del Mercado de Calatrava6 , siete en total: planta general, fachada principal, detalles de construcción, dos secciones, fachadas laterales y plano de detalles decorativos. Están fechados el 7 de abril de 1885 y firmados por Ventura Vaca y Parrilla7 en Badajoz. Titulado en 1882, Vaca fue un fecundo arquitecto que llegó a ocupar el cargo de Arquitecto Provincial y de la Diócesis de Badajoz. Su obra se extiende por toda la provincia pacense, siendo autor de interesantes proyectos como el edificio de las Tres Campanas de Badajoz, el Palacio de Justicia de Almendralejo o la Plaza de Toros de Mérida. Fue un arquitecto de corte ecléctico, que incorporó las corrientes historicistas y los nuevos materiales arquitectónicos como el hierro8 . Al igual que en otros proyectos, en esta ocasión Vaca supo resolver con éxito las necesidades de la ciudad contemporánea. Recordemos que el mercado fue una tipología muy extendida en el siglo XIX –especialmente con la difusión de medidas municipales de higiene y policía urbana– en la que diseño y ornato pasaban –sin despreciarse– a un segundo plano, primando la funcionalidad. Esta nueva concepción arquitectónica se percibe en la memoria descriptiva redactada por Vaca: «En nuestros tiempos las costumbres han modificado la condición de los mercados públicos. Por regla general estos edificios están exclusivamente dedicados al comercio de comestibles y no son frecuentados más que por ciertas clases de la sociedad. El lujo aquí sería completamente superfluo, así es que la condición esencial en este caso es la de dotar de un abrigo cómodo a los vendedores y compradores. La limpieza y salubridad son tan bien condiciones que deben exigirse en primer término en todo mercado y otro tanto puede decirse respecto a la facilidad y comodidad en la circulación interior. Para cumplir las condiciones expuestas se hace preciso que los diversos departamentos del mercado sean espaciosos y cubiertos, que haya la dotación suficiente de aguas y que una ventilación bien dispuesta arrastre incesantemente al exterior los miasmas desprendidos por las materias animales o vegetales». A pesar de que en otros proyectos se decantase por el uso exclusivo del hierro, Vaca escogió para Mérida un diseño que combinaba dicho material con el uso del ladrillo, madera en cubierta y vanos y, como toque decorativo, detalles de cerámica. Es probable que el escaso presupuesto con que se contaba le impulsase a limitar el uso del hierro a la estructura sustentante, cerrando los paramentos con ladrillo y consiguiendo un interesante resultado, a caballo entre la influencia historicista neomudéjar y la arquitectura del hierro propiamente dicha. Con el presente artículo hemos querido difundir un valioso documento para el estudio de la arquitectura contemporánea en Extremadura. dichas dependencias en un primer momento. Sin embargo un año después se contó con los caudales necesarios para ello. 6 A.H.M.C., Caja 20/40, Expediente n.º 7. 7 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M. y BAZÁN DE HUERTA, M., «Arquitectura pública en Almendralejo», Norba-Arte, vol. X, 1990, pp. 179-205. 8 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M., y CRUZ VILLALÓN, M., La arquitectura en Badajoz y Cáceres. Del eclecticismo fin de siglo al racionalismo (1890-1940), Badajoz, Asamblea de Extremadura, 1995.


ISABEL CORONADO ZAMORA