SENTIR O PADECER
Cuando la imaginación se abre deja paso a fascinaciones descubiertas de nuestro ser encerrado en el baúl de los pasos perdidos, por un cerebro que almacena tantos pensamientos, que se van desojando como pétalos de rosas que nacen en el rosal, son admiradas y mueren en la plata que la engendra, la hace florecer y la marchita.
Como una pesadilla aveces traemos circunstancia que no desea ver, que le vas poniendo tantas capas, que un día se rompen y dejan pasar lo molesto que han sido circunstancias, que aportan pesadilla molestas que todos ser tiene que llenar, su capitulo de la vida de vivencias y aprendizaje que nada aporta pues solo se saca de ella dolor, poco se saca con ver tus mejoras de aprendizaje en la vida
Recordar es un libro tan lleno de borrones que con los años van tapando y secando con aquel secante usado cuando niña para secar la tinta de la pluma que había mojado en el tintero y si no eras diestro al escribir e ir secando la tinta se hacia un borrón que por mucho que intentaras corregir se hacia cada vez mas grande.
Aquel borra de tinta que en vez de enmendar hacia tan grande ela mancha que acababas por romper la hoja de la libreta y tierra tragarme, la profesora tenia preparad la palmeta y te decía extiende la palma de la mano y decías que no y cerrabas el puño un puñito infantil que pedía misericordia, la profesora endurecida por el hambre de una posguerra, pocos sentimientos le quedaban. Y con furia descargaba sobre manitas infantiles de mirada temerosas.
Un día harto de ver como era castigados los niños urgieron un plan y tomaron un sapo y se lo pusieron en el asiento cosa que resulto fastidioso y sufriendo, casto de la malestar y de los padre.
Que siempre se mira con tormenta con salvajes relámpagos, almacenados en una cerradura que se alcanza en el telescopio del corazon de la mentira sobre vías que se deslizan sobre eel pso anivel que se cierra y no dejar que esa puerta se cierre que la certeza te lleve a la risa y al ver que los momentos son los puntos que forman las signos de un valle con un camino que te lleva eal pie de la suerra.
El cariño del alma que se va por los momentos de las obsesiones, que el tiempo, anida panales avispas que pican y duelen, forman el invierno del dolor. Si Dios esta con nosotros no formen tormentas donde la calma del cariño no necesita saber las equivocaciones que lian los sucesos que traen la calma de un son de violines.
ISABELCORNADO ZAMORA