Mi pequeña historia de Almendralejo

lunes, enero 25, 2016

LA EVIDENCIA DE UN SUEÑO




CAMINO DE TERMINO DE TIERRA DE BARROS


Cuando entro en mis sueños, veo un camino, senderos llenos de andantes del ayer, que en rutas, iban hacia un lugar hoy desaparecido, cruce donde aparecen diligencias, lugar  de postas, parada para recuperar y tomar  rumbo a los diversos pueblos que hacia el alto en este lugar.
Hoy lleno de restos de lo que fue una aldeita, con  iglesia, reflejo de lo que se encuentra esparcido entre los terruños.
El pozo seco y lleno de toda especie de enseres olvidados, que oculta dentro de él vestigios, por descubrir que narran la historia de guerras que  lograron que el  vergel de cultivos, que vio pasar des de su asentamiento, civilizaciones, prendimientos de religiones y pasado de pueblos, que se vio desaparecer, quedando solo las  huellas que piden ser investigadas.
 Debió  padecer este lugar muchas turbulencia,  terrores vividos en casa solariegas, de habitantes que están algunos de ellos depositados  en el lugar elegido como cementerio, del que solo quedan surcos de malbas.

 Como el vivir  se esfumo como es la vida que un lugar que durante siglos y muchos, en unos solo quede como un mantel sobre la tierra que lo oculta todo.

  El cabezo altivo elegido por alguien que me invita a entrar atra ves mis sueños, con valentía, sin miedo, desplazando con las manos la brumas y desdeñando miedos, que me impiden atravesar la cortina del ayer y dar con  el lugar como fue,  ser espectadora de la historia para poder narrarla.

Piedras donde estuvo la mas bella ermita  del lugar,  tal vec fuera casa de patricio, quizás refugio de godos  convirtiendo la  en iglesia visigoda, luego poblada por mozarabes acomodado.

Que lograran convertir en vergel la zona, donde perdura la antigua toma de la alberca, medio derruida y aun en pie una tapia de lo que fue la casa del cura que cuidaba  aquella hermandad, sin lineas  donde plasmar la escritura de su historia.

la planta de la achicoria prevalece y plantas de ornamentación, de  jardines, donde las fuentes harían conciertos con las teclas del agua de sus surtidores, refugio de meditaciones, citas y amores que las plantas en dejadez trasmiten  cuando el viento choca con ellas.
Dejando en libertad imágenes captada por los sueños, de mujer con traje del siglo XIX, indicando hacia donde iniciar  consultas que estarán alojadas  en pliegues de lineas perdidas de manuscritos olvidados, mal registrado o la barbarie destruyo.

La dejade  de la historia y los moradores que han ido poblando la zona, sin retomar una huella que recuperar una zona de gran transito, olvidada al aparecer otras con recursos, acabando con un lugar que nos pudo haber narrado su historia.

No queriendo ser olvidado se  revelar y capta la atención del caminante, ávido de conocer mejor los lugares en su ir caminando. el sendero clavado en la tierra deja al descubierto, trozos de su historia sobre trozos de mármol, que poco parecía decir, al recuperar y ser lavados aparecen inscripciones a  investigar con mucha dificultad.

Cuando he vuelo a entrar en mis sueños con cierto temor descubro tapias que van rodeando el cruce del camino, una puerta de jardín, con cerco encalado, sobre el color de la tapia lucida.

Los sueños van descubriendo  junto con las piedras lo que el lugar manda y quiere  decirnos.

Cuando logre volver a entrar en el sueño, me vi flotando sobre la oscuridad de la noche, siempre aparecía la pared de la casa que estuvo en el camino.
 Al lograr posarme sobre ella,  entre en su interior viendo lo que los ojos refugio de imágenes iban detectado, un bulto, sobre la hierva fresca, se movía e iba formando círculos, llevándome hacia la salida, de pronto se ilumino dando paso a una luz que volvía en un visión diferente , la colina había crecido era mas alta y los manantiales brotaban debajo de mis pies .

Los ruidos diferentes, arboles que crecían libres en la orilla del camino, dejando ver la pequeña edificación, con una pequeña espadaña. Surcando la visión que me hacia volar, llevarme a su interior viendo paredes con imágenes, iluminadas con velas temblorosas  liberaban de la oscuridad, una puerta, alguien se refugia buscando amparo de una persecución.
Perseguidor que penetro, con fusta en mano, le dijo que saliera  restallando el cuero del látigo en sus botas .
Temí y gire y la mirada diviso un prado lleno de tumbas de mampostería y entre ellas, una de mármol blanco.

Sin salir de mi inmovilidad vi salio al escondido correr, buscando amparo y refugio en la espeses de los matorrales.

 Me vi alterada al oír llegar diligencia, a repostar en la posada, bajaron los viajeros y volvió aparecer la dama, tan elegantemente vestida y siempre mirando hacia saliente, sin poder verle el resto de su cara.

Cuando de nuevo entre en el sueño, una nube gris detrás de la ermita, envolvía un hombre, salio corriendo y se refugio en medio de un llano, la tierra empezó a temblar, moverse e ir hacia abajo, arrastrando el ramaje que invadía lugar.

La puerta de la tapia se  abrió, de golpe y dejo paso a un hombre que  caminaba siempre sin cesar  y nunca sabia donde iba,  afán en llegar a un punto que mi sueño no me dejaba divisar, era algo que la mujer  que miraba hacia poniente  me tapaba.

De pronto la tierra empezó a ondularse,  aplegarse, salieron ruinas llenando el lugar de un escenario diferente.
 Empece  a sentir como se elevaban  mis pies y de un vuelo me puse al lado del hombrecillo de cara  cetrina, que me indicaba que mirara, hacia donde estaba una tumba que se abrió dejando ver un esqueleto que abrazaba una caja de madera, el hombre se la arranco, la momia se convirtió en una ceniza tan fina que el viento de un soplo la derramo por la tierra, que empezó arden quemando todo lo que encontraba mientras el hombrecillo se agarraba a mis pies que volvían a levantarse y elevándome tanto, que podía verlo todo como un escenario,  espectadora  como todo ardía.

Fue el momento en que volví a despertar, pero en la mano tenia la caja que había en la tumba, estaba abierta y dejaba ver un pergamino borroso.

Horrorizada  sentía temblores,  la puerta  de la habitación se abrió, dejando paso a la persona la única que podía comprender todo lo ocurrido.

Todo hubiera sido  un sueño mal contado sin llegara hasta mi la señal que me decía que las piedras de aquel camino hablaban y decían un origen olvidado, sentido que daba a la historia trasmitida oralmente y que se iba perdiendo día día con el paso de los años.


De siempre habían sido como decían en casa hojea doras de los tiempos, era algo que iba pasando  sobre la familia sin saber nunca quien era la elegida, evidencia que la persona iba descubriendo sin saber el porque ni nadie que se lo explicara, solo el recuerdo de días   de convivencias junto a ella sabia mujer que marcaría ha todas las personas que la conocieron y estuvieron junta ella, su nombre era igual que el suyo.
Solo la abuela le había dicho a sus hijos que todas aquella que llevara su nombre, solo una sería la que adquiriría el ver las cosas que nadie  o pasaban tan sigilosa que nadie las veia.

Muy niña fue adquiriendo ese poder que tanto miedo le daba, y lo escondía no lo quería.
Un día en casa en esas siestas pesada de antaño cuando en la calle no se oye solo el canto de la chicharra y algún perro callejero, sentía la presencia que  tanto miedo que el sueño pronto la hacia dormir.
Un día estaba sola lavándose, en aquel lavabo, desvencijado, heredado de baya usted a saber que fue mandado desde lejos y que la madre lo tomo como lo mejor que a su casa llegaba por ser regalo de su tía, recuerdo que el paquete llego a traves del "Cosario" llamdo a si a la agencia de trasporte  que era encargada en aquellos años en trasportar y traer mercancías.

El lavabo llego metido en una caja de cartón casi rota, fuimos por el a la agencia de trasporte porque previamente su tía, le había mandado una carta diciendo el día que debía de recoger.

Cuando llego se fue, aquel tétrico sitio lleno mercancías diversas, apiladas, algunas tan rancias que dormitaban en el olvido. Para recoger el paquete había que abonar el importe, salvo que en destino lo hubieran echo.
Cuando en casa se abrió el paquete, salio un pobre lavabo descascarillado, por el paso de los años, con tantas manos de pinturas  dadas, que  viendo, diferentes manos de pinturas que había sufrido.

Pero por fin había lavabo hasta entonces la porcelana estaba sobre una silla o poco más.
Fue puesto en verano en el patio, donde se refrescaban, por partes.

En invierno se ponía en una despensita  que hacia de todo, con una puerta hinchada, que no se podía cerra de cristales imprime que marcaban la figura, dando más morbo que se viera .

Pues aquel día de verano, fue al pozo de la esquina, con una cantarilla de agua pequeña, no podía con mas grande.
El lavado fue realizando y al secar  el cuello y parte del pecho delante del espejo, raído de igual identidad que el lavabo, de pronto se fijo que al mirar por el podía ver todo el pasillo, macetas de pilastras y aureolas, las butacas de mimbres unas eran de la abuela y otras mas modernas  compradas después.
Sin dejar de mirar el espejo, por el cual veia el suelo de valdosines blancos.

continuare escribiendo la narración

ISABEL COROANDO

sábado, enero 23, 2016



NUBES EN ALMENDRALEJO

Pantano de Villalba de los Barros

Nubes sobre el barro,  cuando el viento sopla sin ser compartido,  nubes despistadas mecidas por el viento, que va volando sin ser camino sobre planta en cultivos donde  la mirada sin soledad de gentes que se quedaron en la vida.

 Arenas en las manos que  suave se marcho, con la mirada, que lo ve todo que siente lo que quita y ponen necesitando, un sentido en lo que  olvido,  dejaron en el Jato, de los los pensamientos.
Zapatos rotos que sueñan, con encontrar un recodo en aquel padrón, que alcanza las nubes en los senderos perdidos entre olivares  que se retuercen, buscando descanso  del sol radiante que se poso sobre sus copas, sin ver un horizonte, que colme los sueños del arado sobre tierra roja, pegada en la piel.

Nubes en el horizonte sobre el padrón redondo, meciendo las pavesas de una candela de sarmientos recién quemados para ser apagado y convertido en picón.

 Nublados que tomáis agua, de cualquier riachuelo perdido en las regateras de caminos sin retorno, que se posan sobre abrazo de sentimos,.

Tierra,  agua, ruidos de arrullo sobre los cristales de la helada, espejo de  reflejos de un paisaje, que asoma entre los penachos, sin dejar que el trueno se escape.

Las nubes se van queriendo reposar sobre la piedra, despojo de aquella edificación, que el desplome hizo sonar y quedo oculta entre guijarros.

Que bonito es mis campos con sus colinas y llanos, sin quitar ni poner, ni ver, que todo son sones, que no queremos ni compartimos, dejándolo olvidado, en las pliegues de los barbechos, como un paso que arranca dejado en la cuneta sin querer mirar en soledad sobre la tierra.

 Mirada de  transeúnte en senderos  olvidados, que te sorprende y deja acaparar lo que fue, sin dejar olvidada en la barranca que al paso se posa sobre una mirada, que aprieta el paso sin dejarte apoderar   la soledad, de un  paseo que va y viene por los contornos, de un punto del termino para regresa  aquel collado olvidado, que nadie vio lo bonito que se divisa, en una llanura infinita rodeada de cumbres que van sin querer luchar, sin apoderarse, de un pasado, queriendo estar enlazadas unas cumbres con otras, dejándose apoderar de  una nubes, que adsorben,  las copas, sin ver la lejanía.

ISABEL CORONADO







LOS PRIMOS


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Siempre es grato correr una cortina en nuestro cerebro y dejar suelto recuerdos y olvidos de un tiempo visto en papel de sepias, 


Cuando el jugar en la calle era lo más divertido del mundo.

Volvías del colegio, con tanta hambre, que devorabas, el pan aceite y azúcar o una jícara de chocolate, de Matías López, que era la llamada merendilla, en la mano comiéndotela a volcados tu madre te decía " a la a la calle" y corrías en busca de otros niños con que jugar hasta el anochecer.
En invierno con el frio cortándote el cutis y las manos llenas de sabañones, pero apurando el juego hasta que oía la voz de tu madre llamándote para que volvieras a casa y tu pidiendo que te dejara un ratito más.
Cuan llegaba la hora de recogerse los niños la calle se volvía solitaria, reinando un silencio, que para los vecinos era tranquilizante.
La cenar: mientras comía mirabas como entretenimiento las agujas del reloj despertador enorme herencia del abuelo, marcando las ocho, pero el anochecer era aplastante y todo se volvía misterioso y el miedo te embargaba y te hacia sentarte en la silla y no querer levantarte de ella aunque los chinches entre la juncia buscaran tus nalgas.
En aquella cocina de paredes encalada, y amarillentas por el humo de los braseros y de la leña de la chimenea, todos sentados alrededor de la camilla, esperando que comenzaran los comentarios de los presentes, mientras se iniciaban los juegos, de las cartas "brisca ronda".
Recuerdo que Domin, vecina amiga unos años mayor, nunca ganaba a los naipes, pero una noche, ocurrió todo lo contrario, llenando de rabia a los niños, cosa que divertía a José el padre que dio en decir que era porque la silla donde estaba sentada, le daba suerte, ni corto ni perezoso, los críos la hicieron levanta y que cambiara de asiento, pero la suerte no dejaba de beneficiarla hasta que los chiquillos, se hartaron y le dijeron que se marchara.
Aquí empezaba el calvario para Domin, pues tenía que atravesar el pasillo oscura de la casa, hasta la calle.
E ir a su casa, que era medianil, donde se encontraba, el miedo le hizo pedir que la acompañara, pero aquella noche el haber ganado tantas veces la había vetado, que fueran con ella, hasta su casa.
Acongojada les dijo juguemos ala Oca o al Parchi y me dejo ganar cosa que había pasado siempre hasta aquella noche.
Que crueles son a veces los niños.
Otro juego ala vuelta del colegio era el pincho que era clavar un hierro en el suelo cuando llovía y el barro se hacia dueño de la calzada y cera inexistentes.
A las damas y tres en ralla, jugando, José era un espeto, lo había ha prendido cuando estuvo en la mili con los oriundos de Cazaquivir, era muy diestro y enseño a sus hijas, a las cuales en este bonito juego era difícil ganarle.
Eran noches sentados uno enfrente del otro callados pensando y si ganaban al padre cosa que no le gustaba decía siempre" me he dejado ganar" 
Las matanzas eran reuniones familiares divertidas, los niños no iban al la escuela y compartiendo juegos, trastadas y podían quedarse en la casa, donde tenía lugar la matanza a dormir.
Un disfrute era ir a la alberca nueva y en una de las rama de los eucaliptos con una cuerda se hacía un remo donde se columpiaban.
Cuando se aburrían, hacían trampas, en el suelo, recuerdo que una vez hicieron una tan profunda que iba a ser par el que pasar, pero para probar lo efectiva que era no tuvieron mejor idea, que la pro varan los más pequeños, uno de ellos, aquel día había estrenado unas botitas realizadas por Domingo del Hoyo, pagadas con mucho sacrificio para que duraran todo el invierno, la cual fue la elegida para que pisara, la trampa, donde se hundió hasta la rodillas, provocando un gran sofocón a la cría al ver todo el calzado en barrado, imposible de limpiar y sabedora que la paliza era segura.
La alberca y sus entorno era peligroso, su fondo muy fangoso, todos los años alguien se quedaba atrapado en el légano y moría pero los padres con tal de que les dejaran tranquilo con los que aceres de la matanza ignoraban tal peligro y se hacían no sabedores de donde estaban los niños
Al lado de la charca, había un pilar lleno de agua, para abre bar, ganado y vestías, camino del campo, los más pequeños al ser ignorado por los niños mayores, empezaron a jugar por el brocal del pilar haciendo equilibrio, cuando estaban pasándolo mejor, se oyó un chapoteo, era, Lolo que se había caído al agua.
La hermana, corrió a socorrerlo y reñir a los más pequeños y llevarlo con la madre.
Volviendo rápido, el hermano mayor, muy enfadado por lo sucedido, que a todos le había hecho gracias y aguantaban la risa, pues ver a Lolo como caía y luchaba por salir del agua.
Después del tiempo pasado, al recordarlo hace gracia como el hermano pedía responsabilidades a los demás que apenas podían aguantar la risa y el otro entre más cara de guasa veía más enfadado se ponía. 
Acabando por volver cada uno a su casa, evitando volver a la casa, donde tenía lugar la matanza, para evitar más reprimenda y eso que el comer las migas con café negro de puchero con algo de achicoria, era duro dejar y más todavía los cuentos.
El hermano mayor se quedó solo y los demás marcharon y las de las botas embarradas como no sabía volver a casa se perdió y cuando logro llegar donde no recuerda hoy, fue objeto de una fuerte bronca, al ver las botas con tanto barro.
Lolo fue el que mejor escapo, lo envolvieron en una cubierta, fue arrullado por su hermana y los presentes, calentito al calor de la candela mi entra se secaba la ropa al calor de la lumbre.
Culpando a los demás del suceso padecido por Lolo, que feliz después del susto, comía aquel café tan bueno con migas mientras su madre no dejaba de secarle con un trapo la rubia cabellera. 
La llegada de la noche, no fue divertida, como la de otras matanzas. Los vecinos lo agradecieron, pues aquella noche no habría "Pegas " que eran bromas pesadas dadas a la vecindad, como era, llenar una lata pequeña de brasas en la que se quemaba una guinda muy picante y al ponerla en el zaguán, de la casa de la vecina, la combinación de la mescla daba lugar a que empezaran, a ventosear sin parar todos los de la casa que dormitaban sentados en la mesas al calor del brasero de picón.


ISABEL CORONADO

domingo, enero 17, 2016

                       CAROLINA CORONADO POETISA NACIDA EN  ALMENDRALEJO







Victoria Carolina Coronado Romero de Tejada, nació en Almendralejo el 12 de diciembre de 1820, en el numero seis de la plaza del Altozano o de abastos, después llamada plaza vieja, y actual parque de Espronceda. Así consta en el Archivo Parroquial de la Purificación.

Se ha especulado sobre la fecha de su nacimiento, Ángel Fernández de los Ríos biógrafo, sembró confusión al situarla en 1823 y Ramón Gómez de la Serna dijo en 1821.
Baile de fechas que confundió a generaciones y también a su marido el diplomático Horacio J. Perry. Cuando les comunica a sus hermanas su matrimonio y que ella era un mes mayor, cuando, eran tres años, él nació el 23 de Enero de 1824.

Carolina tuvo tres hermana, Matilde, Julia y Virginia) y cuatro hermanos (Fermín, Pedro, Ángel y Emilio).

Durante su niñez, como era costumbre, ayudara a su madre, en tareas domesticas y cuidar a sus hermanos, a los que le dedica varios poemas y al más querido Emilio. 
La capacidad de Carolina para versificar (componer versos) fue extraordinaria, antes de aprender a escribir ya componía poemas.

Como el realizado a la muerte de una Alondra, escrito por su hermano, pues ella aun no sabía hacerlo, no conservadose, al servir el papel de mortaja al pajarillo.

El siglo de su nacimiento estará lleno de represiones, tragedia e ideales románticos, generación que busca un lugar en el mundo, donde la violencia y la muerte serán experiencias que pronto a prendera la poetisa, al nacer en una familia liberal.

Cuya estirpe era natural de Campanario des de el siglo XVI, formada por linajes de Hidalgos rurales (nobles) y hombres de letras.
El padre de Carolina Coronado, Nicolás Coronado y Gallardo, era natural de Villanueva de la Serena y había venido a Almendralejo, de joven para representar en la Comarca de Barros, jabones de la fábrica que la familia materna poseía en Villanueva. También fue secretario interino en 1835 al crearse la Diputación de Badajoz.
Nicolás Coronado contrajo matrimonio en Almendralejo, con Mª Antonia Romero, hija de Pedro Romero de Tejada, Natural de Nieva de Cameros, (la Rioja), establecido en la villa, para dirigir un banco y casando con María Falcón.
Fermín Coronado abuelo y padrino de Carolina, ocupo diversos cargos públicos al servicio de las Cortes de Cádiz. Después del trienio liberal será causa de persecuciones por parte de los absolutistas. 
En 1820 con el alzamiento de Riego, tiene lugar por partidario del rey en Almendralejo desordenes, siendo el anciano Don Fermín, encarcelado en la localidad. 

Al plantar cara él y su hijo al absolutismo y tiranía de Fernando VII, al ver como intenta pisotear la constitución, que había defendido, son encarcelados y despojados de sus vienes, por su oposición al monarca, los absolutistas conseguirán una orden de encarcelamiento del rey, que no puede mandar lo al patíbulo, al ser persona respetada en España y querida en el pueblo y misteriosamente es asesinarlo en la cárcel de Badajoz. 
Será años des pues, cuando el marido de Carolina, en una carta escrita en 1852 aclarara que el abuelo de su esposa fue ejecutado secretamente por orden de Fernando VII, por sus principios liberales y confiscado sus bienes, al igual que el padre de la poetisa, por defender la constitución y oposición al monarca, expropiado su capital y es encarcelado.

La familia entonces para estar más cerca, se tras lada a Badajoz, la poetisa tenía ocho años y a su llegada lo ve como un pueblo grande, viejo y destartalado, con calle tortuosa y lugares pintorescos, que había ido creciendo sin orden, con casonas blasonadas, don de las campanas de la catedral marcaba la vida de los pacenses, 

Sufrirá al visitar en la cárcel a su padre y como su madre era victima de insultos y de aberraciones por los absolutistas, al ir todos los dias a ver a su marido, para darle aliento, dejando estos sucesos la marca de la tristeza en ella, que a lo largo de su vida sentirá repulsa hacía la opresión y defensora de libertades humanas. 

La época que le toca vivir, la turbara y marcara su espíritu sensible, pero no impedirá que su sabiduría de niña precoz despierte, en estos años claves para el desarrollo personal y literario de la futura escritora.

La boda de Fernando VII, con Maria Cristina de Borbón en 1829, dará lugar a unas anmistías, que permitirá la libertad de su padre, el drama familiar por su estancia en la cárcel, dará mucho sufrimiento a la familia y a su liberación la alegría, la ara componer un poema, dedicado a la infanta María Cristina en agradecimiento.

En uno de los lugares que familia, habitara, será en la calle Doctor Lobato nº 4, casa sobria y elegante de una familia extremeña acomodada, perteneciente al edificio de la catedral, comprada por Don Nicolás Coronado, por un proceso de desamortización, saliendo a subasta por 37000 reales y vendida por 110.000,.

A ella le gustaba recrearse, cuidando el patio y jardín y junto al pozo de agua fresca, a la sombra del parral, refugio de niñez y adolescencia, distrayendo se con el roció de una flor o el vuelo de un pájaro, inicio de una pronta poesía, fue amante de la naturaleza, la vida urbana la consideraba llena de intereses materiales y codiciosos.

Sus primeros años de vida los pasara entre Almendralejo y su entorno, inspiración de sus obra más poética será Sierra Jarilla ( Salvatierra de los Barros) y Bótuoa, lugar lleno de encinas y atravesado por el rió Gévora, y la ermita de la virgen de Botua, su leyenda unido al paisaje lindando con Portugal captara su sensibilidad.

En Sierra Jarilla escribirá “Amor de los Amores” a la muerte de Alberto.
Residiera en la capital pacense, pero sobre todo en el campo, hasta 1847 donde por cuestiones de enfermedad viajara a: Sevilla, Cádiz, Madrid y un largo viaje con su padre por Europa, en él que escribiría del Tajo al Rin.

Al nacer en una familia rural acomodada, será educada como marcaba la sociedad de la época, en su casa bajo la dirección de su madre, Doña Antonia Romero de Tejada, que intentara enseñarle los conocimientos caseros, adquirido de su progenitora: sencillez, orden, economía, hacendosa, recatada, abnegada, empleando se a fondo, en la moral, religiosidad, labores, bordados y encajes. 

Carolina revelara lo poco que le atraían estas tareas, contaba que en cuestión de labores la enseñanza fue selecta, en lo referente a los estudios, escasa, todo se volcó en la ciencia del pespunte, bordado y encaje extremeño que era tan enredoso como el código latino donde no hay un punto que no ofrezca enredo. 

Su madre quería que adquiriera los conocimientos que una buena esposa debía saber, pues en otras disciplinas la pobre mujer no había sido formada, a un así sabía, que eran imprescindibles para una señorita elegante, otras enseñanzas que la burguesía iba imponiendo.
Como hacer salir a la mujer del enclaustramiento de la casa y mantener vida social: paseos, tertulias de ambos sesos, baile, saber escribir y contestar cartas, pintar, tocar el piano, leer libros de formación cristiana ect. 

Son aires nuevos que escandalizan a su madre y coinciden con la niñez y adolescencia de Carolina, que adquiere todos estos conocimientos. Pintara y expondrá cuadros en el Liceo de Badajoz, conservándose dos acuarelas de sus manos, en el palacio Cacereño, que fuera del conde de Castillejo.

En la música fue alumna aventajada, en tocar el piano y el arpa.
Leer le apasionara contrariando a su familia, atada a otras costumbres, que con su oposición le provocaran gesto de rebeldía y la aran devorar lectura.
Su madre llegara a prohibírselo, para hacer las tareas domesticas que tenia abandonadas.

Teniendo que leer de noche, casi a oscuras, sustrayendo, libros de la biblioteca familiar o prestados, los cuales memorizaba. No era mujer de la época que le tocaba vivir, el tener su propio criterio personal, la hacía marcar su destino, sus ansias de saber y gran intuición, dejaban ver la gran poetisa que sería.

Aprenderá sola el francés, manteniendo una conversación con un particular acento, que ella con inteligencia sabía llevar, pues su formación fue auto didáctica. 
Le apasiona la lectura de Tarso, Petrarca y Lamartine y sola traduciría obras de autores italianos

Tenía páginas favoritas de la obra de Santa Teresa, Fray Luis de León, Garcilaso, San Juan de la Cruz, Menéndez Valdez y otros, aprendiendo de todos ellos.
Adolescente rebelde, llena de angustias, que la hacen violenta, al sentir las criticas de otras mujeres y hombres, firmes oponentes a sus ideas.

Creara su propio mundo, lleno de seres inventados, unas veces querrá convertirse en tórtola y otras flor de Adelfa arrastrada por el rió Gévora, o ser una golondrina y viajar a la lejana África otras, sentirse mecida por un soplo de Aquilón (viento del Norte)

Su tío, Don Pedro Romero, fue presidente de la Audiencia de Sevilla y Diputado de la Corporación Provincial Pacense, que animara en sus afanes a Carolina y será intermediario, al enviar algunos de sus poemas, al dramaturgo Juan Eugenio Hartzenbusch, aunque en principio no son contestados, su tesón lograra que su tío, siendo amigo del escritor, se lo presente, logrando que le preste atención, al ser persona amable, al servicio de los escritores noveles y decisivo para ella.
Su corta edad y audacia, no la amilanara, llamado la atención a un hombre entregado a escribir y múltiples cuestiones como era Harzenbuzch.
Los primeros trabajos de Carolina los revisara y corregirá, dejando los corregidos en casa de otro tío materno, Don Manuel Romero Falcón, para que se los entregue a la escritora. 

Al componer “A la Palma”, tenía la frescura de los quince años y la fantasía de la adolescencia, publicada en 1839 por el periódico Madrileño, el “Piloto”, editado por Alcalá Galiano y el extremeño Donoso Cortes.

Publicación que ara que se sepa de su esplendida belleza en Madrid, donde los románticos la empiezan a idolatrar y Espronceda al leer “A la Palma” dedicara estos versos. “A Carolina Coronado después de leída su composición A la Palma”. 

Dicen que tienes quince primaveras
y eres portento de hermosura ya,
y que en tus grandes ojos reverberas
la lumbre de los astros inmortal.
Juro a tus plantas que insensato he sido
de placer en placer corriendo en pos,
cuando en el mismo valle hemos nacido,
niña gentil, para adorarnos, dos 
Torrente brota de armonía el alma;
huyamos a los bosques a cantar;
dénos la sombra tu inocente palma ,
y esposa tu virgen soledad.
Mas ¡ay! perdona, virginal capullo,
cierra tu cáliz a mi loco amor,
que nacimos de un aura al mismo arrullo,
para ser, yo el insecto; tú, la flor.


Sin embargo no tendrá noción de esta poesía dedicada por Espronceda hasta 20 años después, en el Liceo de Madrid que se la leen.

Los poemas “A la Palma y a las Mariposa”, le producirán grandes angustias, al ser tachada de audaz e irónica, escribiendo una vez más a Hartzenbusch, cartas, donde el dramaturgo ve aflorar, la vocación literata de una jovencita atrevida, con una adolescencia inadaptada, en constante desazón.

Al igual que otros románticos esconderá sus turbaciones y angustias, en un espíritu inquieto, donde la sonrisa y gloria esconde un alma desgraciada, con contradicciones que la llena de una pena, que ni ella misma acertara saber donde nacía.

Guiada por su corazón, abatido y melancólica, y sus principios liberales le aran sentir la necesidad, de compone una poesía social, o abanderar el batallón, formado en Badajoz de voluntarios anticarlistas, cuando tuvo lugar el abrazo de Vergara, en 1838. 
La Diputación en agradecimiento, le regala una sortija de brillante, por el esfuerzo realizado.
Extraño gesto de una jovencita triste y solitaria, pero ejemplo del romanticismo heroico impulsivo de aquella generación. Ella, ignoraba la admiración que estaba desencadenado, metida en su mundo interior, refugio de inquietudes, tristeza enfermiza y depresiva que aumentara a medida que avancen los años.

Gran parte de la angustias juveniles, son provocadas por el medio que la aprisiona y deseo de desarrollar su talento y salir de la mediocridad y alcanzar el éxito, logrados por pocos, difícil para una chiquilla, donde la mujer intelectual no es considerada, sus aspiraciones prohibidas, provocndo burlas.

Ella misma se queja a Hartzenbusch de la presión social que tiene que aguantar, le contara su rechazo hacia otras tareas que no fuera escribir. 
Se quejaba del atraso de la población donde vive, en la cual era un acontecimiento que una mujer hiciese versos, sin ningún maestro, considerado por los hombres copias y las mujeres ni las comprendían y solo sentían envidia.
Pero aun así, esto no servía de impedimento, pues ella no estaba dispuesta a renunciar al placer de componer.

Tendrá que enfrentarse con reacciones que desaprobaran sus ideas literarias, se ara fuerte y creara un difícil equilibrio entre la voluntad propia y la del entorno.
El Sr Tejado le dará algunas lecciones de literatura, que tenia que suspender ante las tareas domesticas o asistir a paseos, ante una sociedad extremeña, que rechaza que estudie una mujer y llegue a ser catedrática, cosa que provoca escándalo y risas.
Y decía la poetisa, cada mujer nace ya temiendo las diferentes opiniones ajenas y el ridículo.

Carolina evitaba labores y saciaba estudios que su familia prohibió, leyendo en las horas de sueño debilitando su salud, su madre tratara de atajar, pero ella se aferrara más, al componer versos conservándolos en la memoria, causando distracciones en tareas caseras, que provocan risas, a extraños.

Decidiendo antes de levantarse dedicar una hora a meditar, pero el poeta no puede vivir así, con burlas, incomprensión y envidias, por eso sentía que en el campo estaba la verdad de la vida.

Su romanticismo esta más próximo a Beethoven, Byron y los Lakistas ingleses, que eran considerados románticos rurales.
Su romanticismo la hacia sensual y temperamental, al ser mujer le estaba prohibido expresarse libremente como un hombre, cosa que le obliga a refugiarse en la naturaleza, sintiendo se prisionera de un sistema, donde el vuelo de una tórtola le hacía sentirse en libertad, igual que las aromas del campo que libres viajan por los rincones de la campiña.
A los veinte años su inteligencia despierta, estará en constante forcejeo con el género masculino, que desprecia a la mujer brillante.

Admiradora de la poetisa griega Safo, compone” los Cantos a Safo” y “el Salto de Léucades”, Carolina no quiere solo recordar a una poetisa griega sino, utilizarla para expresar la inteligencia y belleza de la mujer, en una constante riña por demostrar la nulidad, entre la mujer convencional y la creadora, dando a conocer el talento innovador, e invencible ante la fémina bacía, que sucumbe el hombre.
Provoca escándalo en las composiciones donde poner similitud entre Safo y Santa Teresa de Jesús.
Sus versos son corregidos entre 1840 y1843 por Juan Eugenio Hartzenbusch.
Carolina ira madurando literariamente y sicológicamente, en constante choque de intransigencia, que la enseñaran a dominarse, creando un mundo poético propio, evitando desafíos a los dictados de la sociedad que le rodea.

Reflejara a la mujer y sus inquietudes en el filo de lo prohibido, hace cuatro composiciones a flores. A si cantara a la Amapola, la cual se afana por abrirse a los rayos del sol, que es la gloría acaba siendo abrasada por unos minutos de esplendor.
El Lirio, olvidado y escondido donde alcanza su vejes sin que nadie se percata de su belleza.
El Girasol escomo una encarnación de la escritora. Desvergonzada flor ansiosa de gloría, que desprecia las recatadas horas de la noche, a la espera creadora del sol, fuente de la vida. 
Más flor y mujer en su ambición, persiguiendo esplendor, pagaran con la oscuridad y desprecio del astro. 
La mujer como la flor su destino es la sumisión y la oscuridad del silencio, Composición que refleja su tensión ante la sociedad, y clama con sus versos sentimientos hacia ese marido, verdugo encarnación de una especie maligna que la sociedad alimenta.
En 1843 Se publicara en Madrid la primera colección de poemas de Carolina Coronado, dedicados a su tió Pedro Romero, que siempre la alentó, con prologo de Juan Eugenio Hartzbunsch, de la mano del dramaturgo no pudo tener mejor presentación.

El Romanticismo se mantenía en su apogeo y la poetisa tenía, belleza, juventud, ingenio y algo en su interior que la hacia sentirse desgraciada, cosas vitales para ganarse a la juventud romántica a Espronceda y otros poetas que la acogieron.
Un capitulo en la vida de Carolina se cerraba, quedando a tras su vida provinciana, con versos prohibidos, quehaceres, juegos, la niña y adolescente, murió al publicarse su primer libro.

Fue una Revolución Social, siendo con Gertrudis de Avellaneda, las primeras, en hacer una generación de poetisas, con Vicenta García de Campanario, Robustiana Armiño de Galicia, Amalia Sonallosa, María Cabezudo de Badajoz,, Ángela Grassi, Encarnación Calero, Tomasa Gonzalez, fueron pioneras en abrir camino a otras mujeres, como Emilia Pardo Bazas, Rosalía de Castro ect...
El critico Gustavo Devill, defensor de la poetisa, considera su obra “ Sigea” la mejor, traducida al francés, y Norte América, lo ara William Cullen Bryant, siendo admirada su poesía por el presidente Abran Lincoln. 

Sin embargo Carolina, sumamente conocida en el siglo XIX es olvidad en el siguiente siglo. Los diccionarios y libros de literatura hablan poco de su obra, cuando lo hacen, es para asignarle errores sus detractores. 

Su obra poética es merecedora de ser conocida, por el “ polimorfismo” (variedad) en la 
métrica, y uso de los adjetivos y “sinestesias” (sensación variada de una localización).
Fue centro de atención de la prensa y revistad feministas a perecidas en España en el siglo XIX abriendo una puerta al feminismo.


LO QUE HABÉIS LEÍDO  ME SUPUSO UN TRABAJO DE DOS MESES. QUITANDO  HORAS AL SUEÑO, PERO VALIÓ LA PENA.
TRABAJO REALIZADO CON SUMO GUSTO PARA LA ASOCIACIÓN DEL MERCADO, EN NOVIEMBRE DEL 2008.

DISFRUTE BUSCANDO DOCUMENTACIÓN Y LEYENDO LIBROS SOBRE LA OBRA DE TAN GRAN POETISA 

ME ALEGRO QUE ME PIDIERA ESTE TRABAJO QUE ME HIZO SABER MÁS DE TAN GRAN MUJER.

LEER Y DISFRUTAR, QUE CON SUMO GUSTO OS LO REGALO, SOLO QUEDARME UNA BREVE OPINIÓN.

.ISABEL CORONADO ZAMORA

sábado, enero 09, 2016


MI TIERRA MI NACER MI PENSAMIENTO



                           Un tiempo anciano, donde la necesidad es la dureza de un terrón que embarga el camino sobre el miedo y deseo de la tierra, de una libertad guardada, don de  los libros se sienten sin duda ni experiencias que marquen la libertad.

No creer en los ancianos, que dejaron una huella sobre las ansias de un gobierno que diera libertad, hacia  la paciencia y no el insulto personal que viven queriendo la verdad.

La paz, en la plaza del pueblo, reunión de estar queriendo soltar opiniones, sin ataduras, llevando la palabra al firmamento y quedar la escrita en cada pisada de la plaza donde quedo tapada.

Miedo de no tener un punto de garra, sobre las iras almacenadas debajo de la cal que encala las conciencias de todos los que se sienten por encima de los que pueblan la plaza.

Abra un día en que mirar sobre las llanuras de nuestra tierra , nos deje  ver campos de colinas  que cantaron y quisieron formar autonomías perdidas, en que los deseos perdidos de luchadores, de un campo llenos de mises jóvenes, cultivos que se espanten por los sembrados mecidos por el viento, de las corrientes liberales, que pueblan ideas torcidas por conveniencias que la vista tuerza hacia caminos, cotados por revueltos arroyos que se pierden por cualquier collados.

Las luchas cantadas por bellas canciones, engendradas en el miedo,  que fueron calmadas por la quietud del secano inalterable, alzar y cantar y ver que todo es alterable.

Abra un momento en que mirar sea un cambio, que las hierbas crezcan y las semillas de la verdad sea un retorcido collado, para los que van viendo en la verdad, los que no crecieron sintiendo las pautas de los sentidos por alcanzar cambios que van rodando sobre los llanos.

Porque somos de pensamientos de un hoy.

ISABEL CORONADO

SENTIMIENTO DE TIERRA



La fuente del amor, lugar de mi tristeza, mi regalo mi cielo,  extendida sobre la estirpe, corriente de un arroyo,  sentimiento  que camina por padrones colmados de tierra roja, que se siente en la suela de unas botas áridas,  que caminan hacia los collados donde  divisar un mar de olivos, navegando con sus velas al viento, queriendo llegar y alcanzar el horizonte.

Sembrados donde las semillas alojadas en los granos de la tierra llenas de  sentir, sobre sentimientos pedidos, en una senderos que los labradores de antaño lucharon por conseguir ventajas.

 Amarguras de contiendas, por ver esa realidad que es el estío, que les llevo hacia los lugares de un campo, que se alcanzaba  la vista sobre mesas de tierras extendidas por los senderos de un mar tan extenso, que hiciera falta bergantín.

 Conocer labradores que patean la comarca y a un a si no conocen todo el termino, sembrado de vides y olivares.

Solo el jornalero de antaño conocía el termino y contornos, ávido por buscar la vida como cazador en tiempo de escaseces.
 Tierra que esta llena de historia en cada recodo de camino, risco que extendidos  por las tierras labras, deseos que la mirada del caminante se pare sobre piedras blancas de mármol, maltratadas que un día ornamentaron, bellas estancia, dando forma a busto, que quedaron caídas y mal heridas, convertidas en guijarros.

La música del viento lo llevo con su zurro, con botas ásperas de labrar la tierra, esperando en la piedra del camino, sin ver el pueblo ni el camino que no tiene tiempo ni estación.

Amores que volvieron parando al pie de  arboles al volver la vista infantil, de un verano, cansado de no ver una flor  en aquel lugar apeaderos de amores olvidados en una tierra que fiel al lecho de espera,  mirando, sin saber que mas daba,  sin saber mirar ni oír ni sonrisa.

 lugareños sin camino,  ni barco para navegar, en una tierra sin rió,  dejando de crecer y menguando de  amor a la tierra, que le sonrió y dejo que su cara se ajara, se convirtiera en el zurrón alojo de las botas, que esperan sobre la barranca del camino queriendo ver a lo lejos el pueblo sobre el mapa, de una tierra tan extensa  que la vista se duerme y cansa por alcanzar su horizonte.

Vamos caminando sobre la cuesta donde estamos y al fondo la torre que navega sin rumbo, mecida por las vistas de la bruma.

Que la quietud de aquel eucalipto que esoconde lo que fue y quedo de un lugar olvidado, sediento de aquel desierto de alcornocales .

ISABEL COROANDO

miércoles, enero 06, 2016





UN SENDERO EN TIERRA DE BARROS

Quisiera ser hojas de vides sobre cepas desgreñadas mientras esperan ser podadas de sus sarmientos, llamando  a ser  vista, hace reír a  la mano que la acariciar mientras mira con sus plegarias,  llevar al limite del cielo donde la vista alcanza el anochecer, junto aquel nublado vagabundo que  rodando va en busca de historias, que vuelan por las profundidades de los pensamientos del labrador.

 Que va caminando, viendo el horizonte con  ojos, de navegante, que se fue sin saber el  sentir de  las teclas de un piano, dando un sentido al querer  agarrar  el cariño.

 No podría ver a Dios sin saber donde están las nubes, que se fueron dejando la lluvia que hizo brillar la felicidad sobre el tesoro que dejo sobre los arroyos, de una vida que corrió, buscando las orillas sin sentir el rumbo de la corriente, que apretaba la desesperación que el cielo  con el sol iluminaba.

 Sueños dejados sobre el barranco de la vida, que cuesta abajo se fue, sobre los puntos de vistas que la belleza fue dejando un campo, un mundo y lugar  esplendido.

La belleza se gasto, esperando que el amor, que dio  color a la tierra, haciendo sentir y brillar, el camino, que se  entendía hacia el horizonte llenos de cepas.

Camino hacia un destinos, donde el teclado de las casualidades, va  marcando pausas y uniendo  letras, que se resisten a expresar,  sentimientos, llenos  de sentidos desportillados, que  corriendo van  una detrás de la otra, ansiosas  por alcanzarse y formar la palabra, que da sentido a una escritura, que toma de referencia un valle,  donde el rojo de su tierra hace a los "HABITANTES ACALORADOS, FUERTES DIFERENTES
.
 Prados donde la lluvia hace  brillar el verdor, dejando la vistas en  los collados, donde las colinas parecen caminar, buscando la esquina del camino donde la música de la lluvia,  dejo un sueño encima de la almohada de un pie de olivos, que pudiera alcanzar las montañas y su cima, posándose sobre el prado de su cumbre.

Amores que la tierra da  con la vista: sus sierras extendidas, se pierden para dormitar viendo el vuelo del alcon, que busca la oquedad, para anidar, sintiendo la música del viento, al chocar, con risco.

 Sintiendo la tierra,  bajo los pies, que se esfuerzan por divisar, mientras los pensamientos del la figura, hace cabales al ver el alcornoque centenario, negándose a dejar sus raíces y agarrase en las rocas desgarradas de un monte herido por la erosión, navegando sus ramas, hacia los cielos, que fueron la cuna del águila rapaz.

ISABEL CORONADO