Siega de Garbanzos
Entre los Olivares se sembraban hileras de garbanzo que eran más duros para aprovechar la tierra de un olivo a otro.
Los recuerdos del día a qué la vida te ha ido dando quitando y descubriendo.
Que el ser humano va arrastrando por los valles que nos rodean.
Hacia a quel dia tanto calor que la mañana daba angustia por el sopor, que daba al ir pasando por los olivos del Morgaño, parte llamada a si en el termino de Almendralejo.
Aquel año el dueño deaquellas tierras habia sembrado garbanzas, especie de legumbre mas gorda que el garbanzo.
La siega de garbanzos era la mas cruel que el ser humano puede padecer.
Desde la madrugada hasta la tarde sobre sus
surcos interminables.
Hocino en la mano espuesto a que de un tajo te llevaras parte de la mano por delante.
Almendro en el parque Santa Clara centenario vestigio del pasado.
A si sin mirar nada mas que el horizonte de matas secas con bainas abultadas listas para recolectar.
Cada haz que abarcaba la mano se iba dejando en esportones enorme, que una vec lleno se pisaba con unas zapatillas de telas, atadas con cuerdas a las piernas que al pisar los haced, se agarraban arañaban y te hacían
(holladura) rozadura, que tenias que arrastrar todo el día,.
Pues cada vec que estaba el espoton lleno vuelta hacer lo mismo, pero al intentar levantarte y ponerte de pie, la visagra de la cintura se quedaba enganchada ,costando un dolor imeso cada vez que te ponias derecho.
El segador iba dejando pequeñas matas con garbanzos para luego cuando ya estaba todo recolectado, el dueño los dejaba hacer rebuscó.
Aprovechamiento que el amo daba, para llevar a casa unos guisos.
Que los segadores, unas matitas olvidadas de garbanzos que quedaban, en la tierra espaciados vagos de garbanzos, uno a uno eran recolectados.
Que suponía tener para varios meses guisos de garbanzos, a base de acelgas un poco de pimentón y una patatilla poco más.
La siega se hacía con un hocino una especie de guadaña pequeña villa hoja curvas era fina con empuñadura de madera.
El segador diestro iba doblado de cintura reciclando hacia la próxima mata seca de hojas cortante, de vainas donde estaban alojados los garbanzos , que cortaba las llemas de los dedos, muñecas y brazos produciendo con la salistre de la Mata escoceduras y heridas delorosas, que tenían que aguantar todo el día.
La rapidez era la meta para cojer más haces, aguantando un sol sobre las espaldas protegido protegidos la c Linabeza y cuerpo por grandes sombreros de paja.
La silla de garbanzos era dolorosa y mal pagada, lis jornaleros no gente queri ir a este que hacer.
lLos garbanzos se sesegaban cuando en la no había apenas trabajo y los dueños lo sabían y se aprovechaba.
Una vez se había cortado garbanzos se pone si van poniendo al lado del segador en un esporton luego venía otro y en el mismo porque ha empezado a pisar los con unos zapatos que se iban de bailando sí el día de viento se llevó el toreaba se hace subir arriba en el portón en alta y el viento se acudía a la paja de garbanzos que también era consumida luego la paja para el ganado si hay un garbanzo que hay afuera del otros portón se recogida una vez todos los garbanzos puestos parte de ella en el esporton se se llevaban a la Era y allí se pasaba el trillo para limpiarloe grano.
Limpio los garbanzos si volvía si la tarde estado ventosa, se volvía voltear a cernir. Luego venía empadronar.
usaban zarandas ,haciendo una criba.
halos garbanzo iba cayendo en los diferentes augeros de la zarandas, diferente tamaño la iban cayendo el grano, que se según el tamaño que le pertenecía el agujeros y así se seleccionaba.
Des ide el garbanzo más pequeño al garbanzos más gordo.
Cuando lo iba a comprar lo que no quería era que estuvieran los chicos con los gordos, duros, tierra y piedras .
El Clasificado,
Trabajo duró, que realizaban las mujeres, personas mayores y niños.
El garbanzo es una de las legumbres más difícil de sacar y de cultivar.
Cuándo se siembra, le tiene que llover mucha agua, pero no debe caer le, una vez está granado y ya para segar, pues le quita la salistre y
los hace duro.
A sí dice el refrán el agua al garbanzos al nacer y al cocer.
Para los niños de la década de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, ir al campo con los padres, era un día de aventura.
Paso que aquel día llego nos iba a llevar a espigar garbanzos (rebuscó) a un primo que había venido de Madrid a tal trabajo que esté consideraba aventurero y de contar a la vuelta a su lugar de origen.
La noche antes de la escursion como el madrileño llano y de la que se iba acordar el resto de su vida, José hizo acostar al personal menudo temprano, pues había que madrugar.
En Almendralejo está hora eran las cinco de la mañana, cuando la campana del reloj de la plaza señalaba dicha hora mencionada.
Salto José de la cama y despertó al personal que le costó toma conciencia.
Se encaminó al corral, la noche era cerrada, el cielo cuándo de estrellas, el camino de Santiago en lo más alto del cielo.
Aberio la cancela mal trecha de madera echa por José y que separaba el patio del corral.
Donde estaba la cuadra, lugar donde se refugiaban todos los animales de la casa y el burrito de nombre Perico, era de pelo blanco y que nada más sentir al amo empezó a rosnar.
Lo sacó de la cuadra y le puso sobre su lomo un raída mantilla para que no le rozara la albarda, que sugeto con el cincho, que fue pasando primero por el rabo rodeando la barriga y ciñendolo el cincho con una enorme evilla.
Encima de la albarda colocó la aguaderas de cuatro jaques, en su interior fue colocando la talega de tela blanca atada con un galón, haciendo un nudo con mucho arte, en su interior iba la fiambrera con las humildes viandas para comer este día, en otro jaque la cantarilla de agua fresca que iba a ser muy necesaria, en los dos restantes jaque introdujo aperos y Ados de nosotros el resto uno iba montado detrás de José y otro delante haciéndolo contra peso.
El perro de nombre Canelo salio de la casa y a la zaga de todos se emprendió la marcha que iba a ser toda un esperiencia.
El camino al paso del animal se hizo pesado, el paisaje, que al venir el día fue dejando ver un monótono camino entré viñas y Olivares y en el horizonte que empezó a clarear que empezó a dejar ver un sol sonriente y un canto de chicharras que las dos cosas empezaron a ser impertinentes, uno por el calor mezclado con él polvo del camino y el impertinente canto de las Cigarras que su ruido ensordecedor los iba acompañar todo el día.
Preguntaban sin cesar, cuando llegamos, respuesta, falta media legua.
Por fin llegaron, era un olivar con libros de haber estado sembrado de garbanzos, algunas matas en pié, garbanzos desmenuzados por el suelo y un cortijo en ruinas
Contentos de llegar nos fue bajando del burrito y José debajo de un frondoso olivo hizo el (jato) descargo todo del burro y al animal lo alto en otro y les dio a cada uno uno una talega para que fuera echando todo garbanzo que encontrara.
Contentos empezaron la labor no sin mirar con recelo el fantasmal cortijo.
El padre con rapided pronto en su a fan de recolectar lo poco que encontraba se fue Alejandro de ellos, que viéndose libres de autoridad se cansaron de tan penosa labor y dolor de rabadilla al tener que ir todo el tiempo agachados y al levantarse la bisagra de la espalda dolía terrible mente.
El primo de Madrid fue el primero en cansarse del trabajo alegando que tenía las llenas de los dedos ensangrentados al coger las secas vaina de las matas donde estaban alojados los garbanzos, se clavaban y le hacían heridas y convenció a los demás que era mejor investigar la derruida casa..
Entre espigar garbanzos era menos malo curiosear aunque con mucho miedo.
De la casa solo quedaban las paredes, techos y ventas con puertas ya gastadas por los años e inclmencias de temporales.
Guiadas por la curiosidad nos asomamo, y fuimos empujadas por el Madrileño qué el solo se eligió líder.
De pronto sentimos un ruido que daban las cañas del techo desvencijado del que colgaban telaraña y nidos abandonados.
La chiquillería se fue animando y empezó el curioseo, había trozos de papeles esparcidos por el suelo aunque nuestra lectura era torpe pronto hicimos un corto para leer las letras trazadas con lápiz.
Fuimos uniendo los trocitos de la la mo tóners hasta que apareció uno lleno de sangre, que soltamos como si estuviera su dueño delante.
Del monto asomama el cañón deo que pudo haber sido un rifle, cuando de pronto escucharon la voz de José qué les llamaba el líder penso que era mejor no informar de nada y salirle al encuentro.
José traía al hombro un costalito blanco y raido lleno de los garbanzos espigados, estaba contento y risueño por la humilde recolectado que tanto trabajo y dolor de rabadilla al de tantos agachones a ras de matas y tierra espigando, con llemas y uñas de dedos ensancrentados.
Su vida había sido siempre a así desde niño.
Buscar recursos para llevar a a su casa.
El trabajo nunca le molestó, amaba la naturaleza y el campo y con estas cosas se sentía más libre.
Le pregunto a los presentes cual había sido su espigueo.
Y les invito al (jato) que estaba lleno de la sombra que le daba las ramas del olivo.
Saco de de la aguaderas la manta que siempre le acompañaba en todo tiempo estaba como un elemento más de él.
Estiró bien la manta bien alisada y fue depositando encima de ella el barril de campo que a la sombra y enterrado en la arcilla de Tierra de Campo, daba un agua fresca.
La talega la depósito y desaciendo el nudo saco de su interior la fiambrera y la abrió derremas un olor, resultado de la mecha de los alimentos en ella transportados olor que se pegaría en las papilas del olfato para siempre.
Todos se tumbaron dispuesto a tomar un trozo de tortilla de patatas , que realizada en sartén de porcelana y de lumbre de carbón siempre se quemaba en el centre, pero que estaban deseando de catar encima de tun trozo de pan con miajon suave, blanco y delicioso.
el sabor de la comida en la fiambrera nunca se podrá olvidar, su sabor agrio, pero con el hambre entraba también el tocino que llevaba mi padre, de la matanza, que había quedado, estaba tan curado que pecaba de rancio.perodeno
Fue cortandolo muy finamente.
De gustamos con tanto paladar acompañado con uvas, de una viña lindera.
Mi padre fue desgranndo el racimo, vagó por vago.producto.
Por a aquellos años el único producto que se convertía a las vides era con Azufres.
Si acaso se sulfataba
con cantiploras metálicas a la espalda sin protección ninguna.
Peroro no había imezcla mejor, tortilla pescado recalentado por el calor las temperaturas tan altas de la fiambrera ,quesof fermentados también el tocino y la uva una composición explosiva que pronto hizo efecto, fuimos a cualquier olivo a descargar nuestro cuerpo, que limpiamos con las piedras que encontramos, por qué papel no había.
Una vez listos con tripa relajada nos fuimos al gato y nos tiramos a los lados de mi padre en aquella manta del Alcampo,mirabamos al cielo por entre las ramas de los árboles que jugaban con la flor de las aceitunas despojada y la aceituna ya con volumen para marcharas, cuidarlas.
Isabel Coronado