ALMENDRALEJO 27-4-2020
Algún día tal vez leamos esto y recordemos cada momentos vivido y hasta resulten gratos tantos momentos juntos, en este tiempo.
En lo 48 años que llevo compartiendo mi vida con mi pareja, no he pasado tanto tiempo junto como en estos días y hemos sido enormemente felices y a la vez triste por tantas personas muertas cada día.,
Hemos sacado tiempo para cada momento del día no nos llenara la soledad.
Haciendo de todo lo que se había dejando para otro momento.
Llamando a nuestro querido Borja, la tristeza al no contestar el teléfono, conformándonos con el echo de cortarnos el teléfono, descolgaba y colgaba era un momento triste para el día.
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Momentos, por la falta de no ver personalmente a mis hijos, hermana, parejas de mis hijos, mis nietos que los amo, queriendo saber de todos, en la lejanía y siempre cerca.
Las canciones escuchas mientras hacia gimnasia, siendo admirada en cada movimiento por mi gato Pepote, aguantando con tal de que le de paté.
Su mirada resignada sentadito, en el taburete de la cocina, hasta que termino y le doy su premio.
Sera un recuerdo de esta confirmación.
Ya ha pasado el tiempo que hemos estado en casa, después de todo, me estoy dando cuenta que he sido feliz, compartiendo la compañía que nunca teníamos tiempo de darnos.
Este virus, es tan malo, como una bala perdida, le toca al que menos lo espera.
La vida cambiara porque ya ha empezado ya, tanto para todo y tan poco para el necesitado.
La naturaleza se ha revelado, es hora de que no hay poderoso ante la enfermedad no valen guardaespaldas, ni murallas, menos castillos, ante este fantasma que cubre al mundo con una sabana de tristeza, aniquiladora, solo la suerte de tu naturaleza contra el mal.
Esta mañana he tenido que subir a la terraza necesitaba ver el campo en la lejanía sentir el viento libre, las montañas en la lejanía.
Cada día en una libreta roja he ido apuntando, cinco cosa buenas, a veces no tenia ni una, pero esa era bastante para ser feiz.
Al cavo del día me daba cuenta que es importante algo tan sencillo, como una llamada o salir, aplaudir o mirar una foto, un abrazo en la lejanía o asomarme al balcón y ver a mi hijo abajo.
Ver llegar a mi hijo a aunque se quede en la puerta, sin poder entrar y no poder darle un abrazo.
En la libreta cada día también he ido apuntando los sueños, los he tenido, solo algunos he apuntado en la libreta cuando me despierto ya no los recuerdo.
Mañana seguiré
ISABEL CORONADO ZAMORA