Mi pequeña historia de Almendralejo

domingo, noviembre 22, 2020

  UNA TARDE DE TOROS EN ALMENDRALEJO

Una fotografía es un momento para toda la vida, refleja instante, imágenes la historia de una época.
 Atreves de ella ves la evolución de los años en modas y estilos.
 Las jóvenes con ilusiones, madres felices que disfrutan junto a los que más quieren, con una corrida de toros. 
A Manuela no es que le gustaran la corridas de toros, era admiradora, diestra en saber hablar del arte de Cuchares, sabedora de valorar una faena. 
La ultima corrida que vio fue para ella inolvidable, la vivió desdés que su nieto César le dijo --abuela te invito a ver una corrida al Puerto de Santa Maria--
 Eso la hizo asaltarles chis pitas a los ojos, era su máxima ilusión. 
Pues decía, "Quien no ve una corrida de toros en el Puerto de Santa Maria no sabe lo que es ver toros".
La entrada le supuso a su nieto un sacrificio que disfrutaron, desde el mismo momento que salieron del piso de Chipiona.
 Bajaron aquella escaleras riendo, montaron en el coche saboreando hasta la brisa, durante el camino valoraba cada visión que le daba el paisaje. 
El verdor que le gustaba, el viento que entraba por la ventana del automóvil, todo para ella era bonito. 
Se acariciaban se decían chistes reían, por todo se sentían tan felices que apenas se dieron cuenta del trayecto. Una vez en la plaza como era temprano admiraron el coso. 
Desde que entro no hubo instante que la felicidad reinara en su semblante . 
Abuela y nieto se dispusieron haber la corrida y disfruta del diestro admirado de ambos, toreaba aquella tarde, nada mas y nada menos que el "JULI" aquella corrida fue una buena tarde. 
La felicidad quedo en los recuerdos que los años pasados ha echo mas fuerte de evocarla a la viajera de nubes de la eternidad.
 César recuerda con cariño, instantes, mira para el cielo pues sabe que están todos juntos muy juntos a su lado y bien lo sabe él.
EN LA CORRIDA NINGUNA MUJER EN ESTE RECUADRO LLEVA PANTALONES.
LA BARRERA ES DE MADRE COSA QUE HOY NO ES.
ISABEL CORONADO ZAMORA

sábado, noviembre 14, 2020

 

                                DE PUEBLA DEL PRIOR A HORNACHUELOS



VIÑEDOS DE TIERRA DE BARROS AL FONDO LA SIERRA DE HORNACHOS


Esta historia surge, gracias a mi buena amiga Fabiola, mi hermana Katy, mi hijo Cesar   y otros amigos aficionados hacer senderismo, conocedores de nuestros campos.

Si un día soleado empezarais a andar por el camino Rivera, al hacerlo caminareis por sendero con sabor a historia, que te llevara a la población mencionada, a su salida a la izquierda de la carretera sale una pista señalizada que va al poblado romano llamado Hornachuelos y a Hornachos atravesando el valle del Matachel.

Por ser Matilde nuestra guía, de Puebla de Prior, empezaríamos  senderismo en este pueblo, que fuera fundado por  la orden de Santiago, en la actualidad tiene seiscientos habitantes, llamados  (Porretas), en él estuvo el palacio del priorato de la orden, hoy desaparecido, sus piedras y mármoles fueron utilizados  para hacer casas, años atrás, los vecinos las juntaron todas y ornamentando la puerta principal de la iglesia.

Para ir a Hornachuelos tomamos el camino que sale del cementerio, tan antiguo como el pueblo e igual de blanco y limpio, al ir caminando surgen viñas cuya tierra arcillosa esta cubierta de piedras, que los labradores se afanan por quitarlas haciendo grandes montones con ellas, piedras que mantienen la humedad de la tierra evitando la erosión. Mas abajo el  puente  de Don Gregorio de origen romano,  casi todo es coto de cazar, vemos perdices andar al lado del camino por donde vamos y guarros pastando entre los olivos y  sueltos . A lo lejos esta la finca del padre del matador de toros de Puebla del Prior Miguel Ángel Pereda.    

 Al caminar encontramos el pozo de la comunidad, en el cruce de los caminos que van al frente a Inojosa a la derecha a  Rivera y a la izquierda a Hornachos, cuentan que el camino fue utilizado por los hornachegos para ir a vender picón a Rivera, estos se paraban en las tabernas, según fuera la venta y las cogían tan buenas que los taberneros los echaban como fardos encima de los burros y los animales conocían también el camino que los llevaban  dormidos sobre sus lomos a sus dueños a sus casas.

Tomamos el camino de la izquierda y a la derecha vemos lo que fuera una granja de avestruces, y se divisan las  llamadas sierra Pino y sierra Grade, y el cortijo en ruinas de un rico hacendado, cuentan los lugareños que los sirvientes de esta casa, nunca habían mantenido contacto con nadie de fuera de la hacienda,  ni salido de las tierras de su amo, tanto temían el exterior que una vez, llegaron a estos parajes personas ajenas al entorno, los niños y siervos, temerosos corrieron a esconderse, pensando que venían hacerles daño, fueron vidas de servidumbres, mas que criados eran esclavos.

El camino es tomado por  el arroyo Botó (en marzo son las fiestas de igual nombre) que cruzamos y atravesamos el cortijo de Aranguren, con una ermita en su interior y rediles de piedras y llegamos al CORDEL, ruta de ganado trashumante hoy poblado de viñas y siguiendo lo iremos aparar a Hornachuelos, poblado romano descubierto a finales del siglo XIX por el Marques de Monsalud, hallando una lapida funeraria de origen romano, en la actualidad desaparecida en la que se leía Marcos Arrutio de la tribu Galería natural de Bejar.

 En 1986 se retoman las excavaciones hasta 1997 y se reconstruye el entorno ecológico y arqueológico. La ocupación de Hornachuelos data de la edad del cobre, las cabañas están cavadas en la roca con parees de piedras que podemos ver hoy. Los romanos, hicieron una ciudad fortificada de cinco hectáreas que defendía, los territorios estratégicos que iban desde el río Guadiana hasta sierra Morena. A demás  de las casas hay aljibes de grades dimensiones cavados en la roca y murallas para defender y controlar el valle del Matachel, sus recursos y explotaciones, ruta que daba acceso a la Vía de la plata, protegida con fortificaciones como Castillejo y Peña de la Mora y el Cabril.

La fauna fue diversa, abundaba el ciervo, el jabalí ect.

En las inmediaciones de la sierra de hornachos se encuentran filones de Galena que fueron explotados por los romanos, también la minas las Cruces.

Cuando se funda Mérida y se hace la vía de la plata, Hornachuelo quedaría lejos de las principales ruta y su población acaba abandonando la en el siglo I después de Cristo.

En su parte más alta se divisa, la comarca de Barros y el castillo de Fería, abajo, un poblado de pastores con rediles y casa para los pastores, semejante a un portal de Belén

Nuestros campos  llenos de historias, al andar por ellos podéis haceros idea como se formo, donde vivimos y como fue la vida años atrás. El recorrido que os cuento des de puebla de Prior a Hornachuelos dando la vuelta por Rivera, son 16 km, que se hacen andando en un día soleado divertidamente, doy fe de ello.  En la cima hay un Hito geográfico para saber la altitud.   

ISABEL CORONADO ZAMORA

viernes, noviembre 13, 2020




ComentariosSI OS FIJA IS, QUIEN LLEVA EL NIÑO EN BRAZO, ES UNA NIÑERA, PARA CUIDAR A LOS NIÑOS. LLEVA UN MANDIL BLANCO, ERA LA ETIQUETA PARA SER CONICIDA POR SU

LOS AMIGOS Y ENEMIGOS DE LA TAUROMAQUIA 

  POR CESAR.J CALERO CORONADO




La fiesta de los toros no entiende de punto medio, sobre todo si nos referimos a opiniones sobre ella.

Los enemigos de la fiesta han aparecido con las nuevas corrientes ecologistas de los últimos años. Nada más lejos de eso, ya que los anti taurinos existen desde hace siglos.

 Se suben al carro del antitaurinísimo por ser algo “progre”. Por el contrario los buenos aficionados de la fiesta la han defendido como parte de ellos,  símbolo y una tradición.

Los primeros antitaurinísimo aparecen en el S. XV, a través de la clase eclesiástica, con el cardenal Juan de Torquemada, que estaba en contra de correr toros, por ser una forma absurda de arriesgar la vida con el fin de divertirse, lo veían como algo cercano al suicidio, ir en contra  de las leyes de Dios.

 Este pensamiento se extendió por todas las clases eclesiásticas, utilizando los sermones de las misas para expresar sus ideas. Al ver que con la palabra no conseguían nada, el papa San Pío V en (1567) en el que prohibía la costumbre de correr toros con la amenaza de excomulgar a todo aquel que la practicase o viese.

 Felipe II, aun sin ser aficionado, consiguió a través del duque de la Sesa mitigar y retener las bulas papales, a fin de que se pudiesen celebrar corridas sin miedo a ser excomulgados, pues sabía que los toros para su nación era la mayor atracción de las fiestas patronales y la mejor manera de tener al pueblo a su favor.

En 1572 al morir Pio V le  sucede Gregorio XIII modera el rigor de la bula y excluye el castigo. Al entrar Sixto V (1583) vuelve otra vez el castigo con todo su vigor, nuevamente fueron paliadas por Clemente VIII (1596).

 Al final tras muchos años de aprobaciones y prohibiciones, debió de imperar una opinión favorable hacia la fiesta, pues se exponía a excomulgar a una nación entera. 

A comienzo del S.XIX tras la retirada de todos los grandes maestros de finales del SXVIII y tras las espeluznante muerte del afamado diestro Pepe-Hillo 1802, esta decayó en interés, momento que aprovecharon los políticos ilustrados de la época para acabar con ella, aconsejándole a Carlos IV su abolición, para dar una buena imagen, a la nueva Europa que nacía.

Prohibieron finalmente la fiesta con la pragmática dictada el 10 de febrero de 1805.

 Tras la invasión Francesa de 1808 fueron restablecidas por José Bonaparte (José I) como acto de buena fe, para ganarse el favor de los españoles. Ya en 1814 fuera los franceses y declarado rey Fernando VII, le dio a las corridas el impulso que necesitaban, pues era  gran aficionado, ganadero de reses bravas, asiduo espectador a la plaza de la puerta de Alcalá y benefactor de la escuela taurina de Sevilla. Al no encontrar ningún enemigo,  las corridas de toros ganaron en aficionados al espectáculo, evolucionando, pasando de ser un simple juego con el toro a un arte.

En los años 70 coincide la caída del régimen franquista y el fin de una gran generación de toreros, los toros sufren un  bajonazo de popularidad, muy equivocadamente asocian la tauromaquia a las ideas de derechas, arma que utilizan para cargar con fuerza.

En los últimos años, leyes  sanitarios (vacas locas, lengua azul),  ponen zancadillas o trabas burocráticas a los festejos, por suerte estamos atravesando una época muy buena de toreros, toros y aficionados que impida que decaiga el espectáculo.

En resumen, taurinos y antitaurinos fueron, van e irán de la mano siempre, quien mejor use sus armas se saldrá con la suya, lo mejor que debían hacer ambos grupos es tolerarse y respetarse.

 

                                                                                               César José. Calero Coronado