Mi pequeña historia de Almendralejo

miércoles, febrero 23, 2022

 TIEMPOS

SON TIEMPOS DIFICILES LLENOS DE TEMORES OLVIDADOS, ES COMO SI TODO FUERA POSIBLE, NADA SEGURO Y TODO INESTAVILIDAD.
HACIA DONDE GIRAR.
UNA JUVENTUD A LA QUE SE LE HA ENSEÑADO A SER COMPETITIVO Y TENE UNA BRECHA REFUGIO DE INQUIETUDES QUE AVANZA POR CAMINOS INESTABLES Y EN BLANCO Y NEGRO..
<ISABEL COORNADO LO ESCRIVI HACE 9 AÑOS

No es más rico el que más tiene,
sino el que menos necesita”.
Una frase cierta, si queremos demasiado,
jamás estaremos contentos.
La felicidad está en las pequeñas cosas y en la.

ISABEL CORONADO

 

LA BARRIADA   DE SANTIAGO Y ERMITA, 

EN  ALMENDRALEJO

 


  Es la historia que vas a leer, que son recuerdos de personas que ya no están con nosotros sí su testimonio del pasado con el que vamos a recorrer rincones de las calles y plaza de la Barrida de Santiago.

 Vivencias que un anochece, viendo llegar la precesión de Santiago y a su hijo con la cruz de guía me conto Don Andrés Rodríguez Rastrollo.

 

 Contándome delante de la ermita, la cual me dijo que muy bien puede tener tres siglos y las imágenes más antiguas del altar son: “San Sebastián, Santa Bárbara y un crucifijo, las demás son posteriores.

 

 En tan educativa conversación me contó que la imagen de Santiago, que sale en procesión, fue regalada por Carmen Campos y en la ermita hay otra imagen del Santo montado a Caballo que fue comprado con el dinero de la hermandad, siendo presidenta. Doña Dolores Pérez Cortés, cargo que mantuvo durante treinta años.

 

En saber cómo fue el entorno que rodeó la plaza colaboró su suegra con vivencias de una vida consumida en el barrio que la viera nacer.

 

 Persona encantadora fue contándome la trayectoria de las personas que habían participado en mantener en buen estado tan emblemático lugar.

 

 Me contó que la última presidenta que estuvo treinta años y al morir ésta tomaron el cargo cuatro personas, las cuales le pusieron mucha voluntad al tener que enfrentarse a los problemas de una ermita que precisaba muchas reparaciones para mantenerla decente para el culto.

 

Y pocos recursos disponibles y sin apenas ingresos para llevar a cabo las muchas reformas que precisaba.

 

Con ayudas e ilusión y ganas estas personas consiguieron ir haciendo arreglos, reparaciones, con donativos realizados por los fieles, logrando comprar también la imagen de San Agustín, reparar la bóveda que estaba en muy mal estado.

 

 Cuando los albañiles suben al tejado descubren, al levantar las tejas, que el techo estaba completamente cubierto de tierra tupida, circunstancia que dificultaba y encarecía su reparación.

 

 Comentaba, Andrés Rodríguez que esto de la tierra se hacía antiguamente en las ermitas alejadas de la población, para que los raterillos no tuvieran buen acceso a su interior.

 

Al final se logró arreglar la cubierta y bóveda de la ermita de Santiago y prosiguió narrándome su madre política.

 

 Que en el pasado la iglesia estaba al tanto de ella una Ermitaña llamada Concha Tebas, encargada de todo lo afín a ella y poner la mesa, que aún se conserva, donde se colocaba en los sepelios los féretros.

 

 Hace años todos los entierros y “repiquetes” se despedían en esta iglesia, mientras el cura daba el responso, ponían la caja del difunto en dicha mesa.

 

 Al ser la ermita pequeña no se cabía en ella y los allegados y dolientes recibían las condolencias en la puerta que da a la plaza, pues todo era breve.

 

 Al sepelio no iban las mujeres, se quedaban en casa haciendo el duelo que duraba dos días y los hombres lo hacían en otra casa, nunca juntos.

 

Hablar del lugar a estas personas les era gratificante, era volver al veinticinco y veintiséis de julio, festividad de Santiago y Santa Ana, fiestas grandes de Almendralejo, celebradas en su plaza.

 

 Donde era instalada la caseta de baile “Chicago”, con Matinée (baile de mañana).

 

Para poder entrar en el recinto era necesario como mínimo hacer una consumición de un refresco, llamado (Orange) naranja, que costaba tres reales de peseta; como en aquella época no había hielo para enfriarlos se calentaba siendo un caldo que nada refrescaba.

 

 

La fiesta de Santiago fue muy celebrada, se extendía hasta la barriada de la Farola llegando hasta la vía del tren, enfrente al Silo de trigo.

 

La plazoleta y barriada ha ido variando con los años sólo la ermita ha permanecido inalterable, eso sí en sus orígenes ninguna casa la rodeaba, en 1895 la cera de la ermita que lleva su nombre ya tenía viviendas y también la de enfrente.

 

Barrio en su mayoría creado por los labradores que llegaron a Almendralejo en sus orígenes, en sus calles se desarrollaron industrias familiares, dotando a la zona de lo necesario, haciéndose depender unos de otros, esto los acercaba y unía más.

 

Este rincón está lleno de nostalgias, como al evocar el puesto de “jeringas” (churros) del Nene, que todos los días muy de mañana montaba delante de la puerta de la ermita, la que mira para la calle Santiago.

 

Al dejar el oficio el Nene continuó echando jeringas el Pirri y su señora llamada Manuela en la calle Palomar, después continuaría Patricio Paredes, que se ponía pegado a la ermita, que fue municipal posteriormente.

 

Después de dejarlo él nadie continuó con este negocio, que todos los días había que montar y desmontar por ser al aire libre, sin más protección que un telón para el viento y la lluvia, que era sujetado con maderos a especie de palenque o trípodes.

 

Al proseguir caminando por el ayer, llegas a la esquina de la calle Santiago, veremos la taberna del Rata, desaparecida y ocupada por un edificio, tasca que antes de él tuvo varios dueños.

 

La primera persona  que hizo este negocio, fue una mujer apodada  “la Haba” luego

 

 la tendría Cándido, después de su muerte continúa con ella su señora y por último el Rata, que le daría el nombre por la que fue conocida esta taberna.

 

Punto de encuentro de los hombres antes de ir al campo, al atardecer y día de aguaje y donde nunca entraban mujeres, sólo era apta para el género masculino.

 

En el lugar hubo una gran diversidad de oficios y también para la cultura hubo sitio, pues las personas ansiaban aprender a leer, sapiencia que era enseñada en la escuela del maestro Juan, apodado el Gato, en la calle Santiago.

 

Sin salir de la calle para un buen afeitado y corte de pelo estaba la Barbería de Salguero. Siendo el lugar una zona de labradores no podía faltar la Albardería de Picatoste, donde se hacían las albardas, que se le colocaban encima a las bestias, calle donde también estuvo la Carnicería de María “la de Emilio” ocupada después esta casa por la escuela del Maestro Peguero.

 

 Enfrente la bodega y tienda de comestibles de Hipólito Calvo, que hacía esquina con la calle Herrería donde estuvo la Espartería de Lázaro, que tejía el esparto para realizar con él aguaderas de cuatro departamentos, que se colocaban encima de la albarda para llevar los aperos de labranza, cántaro o barril con agua y talega al campo, también realizaba serones, esteras, etc.

 

El caminar por el pasado nos conduce a la calle Mérida donde estaba la Tahona de Melitón, que se encontraba dentro de su vivienda, las mujeres del barrio iban a hacer el pan que comían cada día los suyos.

 

 Sin dejar esta calle veremos la escuela de Pepa para niños pequeños, hoy una farmacia y a continuación la carpintería de Barrientos, seguida de la Ebanistería de Lorenzo González, apodado “el Gallo”, que fuera maestro en este oficio, manos que tallaron trabajos que aún perduran.

 

 Fue el carpintero encargado de todos los trabajos que precisaba la ermita de Nuestra Señora de la Piedad y la Parroquia de la Purificación, donde están parte de sus obras.

 

En el pasado la calle Mérida estuvo llena de arte que salía del taller de Escultura de “Zambrano”, maestro en esculpir la Piedra, su obra se puede observar en un busto de Santiago Ramón y Cajal, donada al pueblo de Almendralejo, que se encuentra en el parque de la Libertad.

 

Sin dejar la andadura por el ayer en la calle Mérida vemos el estanco y al lado tiendas de comestibles de Manolo Martínez “Franganillo”, hoy de Manolito Campos, que perdura en el lugar dando testimonio de una época.

 

 Que convirtió a la barriada con sus múltiples negocios, en la más negociante del pueblo, pues en ella estuvieron también los molinos de aceite de los Díaz, el Vizconde y la Molineta, hoy el bar Bristol.

 

 Enfrente de la ermita de Santiago, fue en la antigüedad parada de Postas, donde las diligencias tomaban aprovisionamiento, según la persona que me lo contó fue punto de llegada de carruajes de viajeros por estar Mérida y Alange a igual distancia de Almendralejo.

 

Sin dejar la calle mencionada, cerca del actual ayuntamiento, estuvo el baile llamado Monsalud cuyo dueño fue Manuel Coronado “Cartilla”.

 

La historia de un pueblo dice que se hace andando, sin dejar de caminar por el pasado llegamos a la calle Ermita y encontraremos la carbonería de Dolores, que vendía el carbón tan necesario para calentar y guisar la comida, combustible que se ponía en un hornillo “anafre” que primero había que encender, después soplar con un soplillo, hasta que tomaba la combustión necesaria para hacer los guisos.

 

 Enfrente de ella el taller de mecánico del “Gordo” y la muy querida zapatería de Demetrio, lugar de reunión y tertulia mientras el zapatero remendaba los zapatos.

 

El mapa del ayer está lleno de surcos, hechos por las personas que hicieron un pueblo, con ellos industrias.

 

  En la carretera Sevilla, la ya desaparecida Bodega de “Domec”, seguida de la Herrería de Borzas.

 

 Lugares que motivan recuerdos que quieren hacernos ver cómo fue una de las industrias más importantes, que en el pasado hubo en Almendralejo.

 

En la esquina de la carretera Sevilla con Santa Ana, se fabricaba jabón, alcoholes, también en el mismo recinto hubo un molino de aceite y bodegas, cuyo dueño fue Don Zacarías de la Hera.

 

 Este complejo industrial se suministraba de agua del pozo que estaba en la huerta de Jaime, que también fuera una vaquería en la carretera de Badajoz, la cual llegaba al pueblo mediante un motor que hacía subir el líquido a un depósito que aún se puede ver en lo alto del cortijo de Zacarías de la Hera, y a través de tubos, que estaban al aire y en alto sujetados con barras de hierro y otros artilugios, por su peso llegaban al industrial mencionado, que cogía casi toda la manzana.

 

Esta agua también suministraba a unos cañitos que estuvieron detrás de la fábrica, que su dueño facilitaba a los vecinos gratis el agua.

 

El pozo continúa con su venero facilitándole el riego a los sembrados de la zona y a los ajos que los piporros siembran o sembraban en esta zona.

 

Después de lo narrado sólo podemos pararnos a pensar que las personas que han ido haciendo Almendralejo, se preocuparon por él y que nunca se estancaron en la historia.

Ni vivieron de ella, pues para ello cada día cuando salía el sol empezaba una aventura que les llevaba a una lucha diaria donde el ayer era pasado.

 

ISABEL CORONADO ZAMORA

 

domingo, febrero 06, 2022

 SAN BLAS DIA DEL CHORIZO




El tres de febrero San Blas, en Almendralejo día del Chorizo. 

Antaño los niños con una cestita de mimbre rojo, donde las madres ponían un trozo de chorizo, salchichón, huevo cocido y un Pero (manzana), al llegar la tarde con la merendilla (merienda) se iba a la Era a comerla y jugar los niños al balón, las féminas saltar con una soga de esparto o a la Bola, que consistía en ver quien lanzaba la pelota más alta y cogerla.

Mi tío Dionisio contaba que en San Blas, entre la alberca vieja y la nueva, EN EL CAMINO CHARNECAL, había una feria con puestos de golosinas.

El camino se llenaba de algaravia y animacion de los becinos del pueblo.

Que en este lugar iban a pasar la tarde,  comerse la merendilla, utilizando las barrancas del camino para sentarse mientras degustaban las viandas.

El camino se llenaba de algarabía y animación, de vecinos del pueblo.

 

Que en este lugar iban a pasar la tarde y comerse la merendilla, utilizando las barrancas del camino, para sentarse mientras degustaban las viandas.

 

 Los niños jugando con una pelota, a veces de trapo que las madres o ellos mismo confeccionaban, con las telas viejas que le daban las vecinas.

 

 E iban juntando los trapos, con los que hacían tiras, haciendo un ovillo, todo lo redondo y grande que le facilitaba sus mañas y las tiras.

 

Que una vez enrolladas cuando estaban listo, la bola de tela, en la cal introducían en cal viva, que empapaban y sacaban, secándola al sol, esto endurecía, el ovillo de tela y cuando estaba bien seco, estaba lista para jugar y dar patadas en ellas.

Gracias a los habitantes de Almendralejo, en su entusiasmo por esta fiesta que a  permanecido, luchando contracorriente cuando autoridades de antaño pusieron trabas a que se llevara cabo, según ellos previniendo posibles altercados. Hoy es una fiesta muy bonita que todos los años el uno de febrero puedes venir y ver el cielo en la noche como se llena de un resplandor divisado desde muy lejos. 

El dia del chorizo fue una fiesta tradiiconal pasada a lo largo de la historia de Almendralejo,.

Siempre era por la tarde despues de comer, con lo que las personas tenian y veces sin nada compartiendo lo que habia las vecinas con los niños y familiares se iban a la era que estaban a las afueras del pueblo y alli se pasaba una tarde agradable.

Tradicines que no se comprenden como un buen dia desaparece y quedan el olvido.

Una pena pues en los ultimos años se toma el dia aveces entero y se iba a San Marcos.

Este año ni San Blas que la spersonas mas jovenes cuando se lo comentan como no lo han conocido ni saben de que era.

y este año han faltado las candelas .

ISABEL CORONADO