Mi pequeña historia de Almendralejo

lunes, noviembre 27, 2006

Nunca sabrían Ester y Aurelia el tiempo permanecido sin moverse y con las manos unidas esperando un trágico final.
Cuando la luz del día fue iluminado por las rendijas de las maderas la estancia y el dolor de tener los ojos tan apretados les hizo ir abriendo primero uno y después el otro, viendo que no había nadie, de un salto ambas a la vez se tiraron de la cama y fueron corriendo hacía la puerta de la calle, la quisieron abrir y cuando lo consiguieron la luz que por ella entro igual que las miradas de la personas que por allí estaban trajinado, al verlas en camisón y desgreñadas, les hizo como si tuvieran muelles en el cuerpo girar sobre sus pies y cerrar la puerta, pegando las espaldad a la madera y con las caras juntas vieron el pasillo que la puerta que daba al exterior estaba entornada, señal que alguien la abría abierto o fueron ellas talvez.
Se dijeron, hemos soñado lo que vimos la noche pasada o lo vamos averiguarlo.
Dicho y hecho y se fueron hacia el patio donde estaba la enredadera, tapando aquel resorte. Aurelia temerosa le dijo que era mejor vestirse irse de aquella casa cuanto antes- pero las palabras habían llegado tardes y Ester había movido el artilugio y un ruido de bisagras oxidadas se empezó a oír mientras la puerta iba cediendo, saliendo del interior un olor nauseabundo. Aurelia dijo que ella no entraba pero Ester de un empujón la introdujo en su interior. Era tanto el miedo que sentían que cuando una cosa oscura empezó a moverse y venir hacia ella las dos se abrazaron y empezaron a chillar al sentir sobre sus cabezas, aleteos y tirones de pelo producido por unos murciélagos que había sido sacados de su letargo y empezaron a chocar con las paredes y objetos en un intento por salir hacia la claridad de la puerta.
Cuando los animalitos habían emprendido la huida, la estancia dejo ver el contenido del interior, estaban al borde de una escalera de caracol, la herrumbré había oxidado, haciendo la peligrosa, al pisarla empezó a chillar y moverse como si fuera a despegarse de sus anclajes.
Desde el primer escalón y vieron que al termino de ellos había un ventanuco con una maderas clavadas, bajaron y al aproximarse a la ventana, las dos a la vez tiraron con fuerza de las maderas consiguiendo romper una de ellas que se astillo lo suficiente para dejar entrar claridad.
Dejando se ver baúles apiñados al lado de muebles y un caballete de pintura con una lona tapando algo. Al tirar de la tela esta quedo al descubierto un cuadro tan empolvado que no dejaba verse lo que en un día se pintara sobre su lienzo. Aurelia muy pegada a Ester no dejaba mirar a los lados y hacia arriba de la escalera por donde había bajado.
Deseaba salir por la puerta que estaba al final de ella, con una sola idea, irse de allí cuanto antes, pues como se cerrara nadie las iba a encontrar, quien iba a saber donde estaban si nadie conocía la existencia de aquella estancia, La muchacha con mas miedo que la compañera se remango el camisón y limpio con los bajos el cuadro que dando al descubierto un rostro que le era conocido por a verlo visto pero sin saber en que lugar ni donde.
Cuando su pie se hundieron al pisar algo que cedió y que provoco que la puerta empezara irse cerrando que por muy pronto que quisieron subir la escalinata al llegar al fina la puerta, esta se cerro y por mucho que intentaron empujarla esta no cedió. Chillaron pedieron auxilios hasta quedar ronca todo en vano, cansadas volvieron a bajar la escalera e ir hacia la ventana intentando quitar las maderas, por si alguien las socorría, su desanimo fue mayor. El ventanuco daba aun túnel que valla usted a saber de donde le llegaba la claridad que se deslumbraba al final.
Como era la única salida, pensaron lo mejor era buscar algo hacerse paso por ella, buscando chocaron con algo rígido, una de ellas se agacho para cogerlo pensando que era un palo y con ganas lo levanto, dejando se ver en la séme penumbra el fémur de lo que había sido una pierna, al ver aquello tan tétrico que la compañera mantenía en alto, dio un chillo que asusto tanto Aurelia que al retroceder tropezó su espalda con un obstáculo que la despidió hacía Ester a la que le hizo perder el equilibrio y las dos rodaron hacia un extremo de la habitación, quedando ambas tumbadas, cuando se apoyo una de ellas sobre algo para tomar inercia e incorporase, esto hizo que una trampilla se abriera y empezó a inclinar haciendo que sus cuerpos empezaran a bajar por ella en una especie de torbellino mientras las dos se abrazaban y chillaban con mucho miedo y espanto, por aquel torbellino que las dejadas caer en algo blando y mojado las dos solo vieron oscuridad y olor a mojo.
Intentaban serenarse saber si estaban bien o algún huso contusionados y vieron que se podía incorpora, se sentaron en el suelo donde habían terminado y fue el momento en que el miedo era tanto y aquello tan irreal que pensaron que sus vidas estaban acabadas en aquel lugar. A esto que sienten un suave aire que venir de algún lugar. Arrastra y a tientas fueron hacia donde venia la corriente fría, era una puerta o ventana de algo que se abría hacía el exterior. Uniendo fuerzas pegaron los pies en aquella posible salida y con todas las ganas que da el miedo, empezaron a patear con rabia, de pronto vieron que se astillaba y entraba luz que venia del exterior y empezaron a reptar sobre el suelo y sentir sobre sus cuerpos mordeduras y arañazos de alimañas, tuvieron que quitarse del pelo de un tirón algo que a ellos se agarro de tacto peludo y áspero que ella con furia lo tiro contra una imaginada pared pues nada veía y debió estrellarse sobre ella pues no supo mas de aquella cosa. Al Estar la luz más próxima empezaron a deslizarse mas aprisa dejando entre las raíces parte de la ropa. Al llegar aquella posible salida al exterior y asomar sus cabezas por aquella overtura, Ester como el rayo puso la mano en la boca para paliar el chillo de espanto que estuvo apunto de salir de la boca de Aurelia.
Continuara….
ISABEL CORONADO ZAMORA—DESDE ALMENDRAALEJO

domingo, noviembre 19, 2006

ESTER ACEPTO PASAR LA NOCHE

Ester, no tuvo más remedio que aceptar, pasar la noche en aquel lugar pero sola nunca. Aurelia a regañadientes, la acompañaría, antes llevaría a su marido a casa.
Adriano era de poco bulto, no así su señora, que era saludable y fuerte, que lo tomo casi en voladas, para llevarlo con sus hijos, para terminar de curar lo y atender.
Ester, a solas en la estancia sin mover un miembro de su cuerpo, viendo palpitaba la llamita del quinqué, que dibujaba en la pared su silueta que tomaba moviendo cuando alguna corriente hacía palpitante la luz del carburo,
Los mas mínimos ruidos les parecía siniestros, al mirar hacia el techo, el cristal de la lumbrera dejaba ver un trozo de cielo estrellado con nubes que llevaban prisas por pasar y que a ella le parecían siniestras, como si fueran mano largas que rompiendo el vidrio del la clarabolla la llevaba a los confines de las tinieblas. Tanto miedo empezó a sentir que no tomo cuenta que una figura empujaba la puerta y con paso suave se ponía a su altura.
Ester al girar la cabeza, se dio con un rostro redondo y desgreñado, llevándose tal susto que la hizo dar un salto y tal grito, que la persona que estaba delante de ella que no era otra que la pobre Aurelia, que dio un espaviento, que unido al sofoco por haber corriendo por regresado con la mucha, que unido al susto y sobre salto la llevo caer de culo sobre una silla cercana, cuyas patas por el peso de la mujer se abrieron y chillaron.
Ester al ver la situación que su miedo sin sentido había provocado, no tuvo más remedio que admitir ante la mujer que era miedosa y disculparse.
Todo más tranquilo las dos fueron hacía la cocina a comer lo que traía Aurelia, era poca cosa, no era tiempos de abundancias, y lo que puso sobre la mesa era un queso serrano metido en aceite, pan y una botella de vino de la zona de Tierra de Barros. Mas tranquilas empezaron a comer y conversar mientras saboreaban comida y buen vino.
Les fue apareciendo sueño y decidieron irse a costar, como nada más había una cama se acostaron juntas y empezaron hablar sobre sus vidas pero pronto el sopor del alcohol las fue aletargando y durmiendo.
No sabía cuanto tiempo había pasado, cuando unos suaves roces las despertaron a ambas y con los ojos muy abiertos en la oscuridad se miraron, girando las caras levemente mientras sus corazones empezaron a palpitar, como si sus latidos resonaran por toda la habitación. Mientras a través de la tenue luz que entraba por la claraboya del techo y las rendijas, veían una sombra que por el pasillo se deslizaba suavement, las dos cerraron fuertemente los ojos y se cogieron las manos.Continuara..
Por ISABEL CORONADO ZAMORA

viernes, noviembre 17, 2006

PASEO DE LOS PADRES DE ALMENDRALEJO


Iglesia y paseo de los padres (fotografía del siglo pasado)
En ellas se pueden ver bellas imágenes.
Salen en procesión el Jueves Santo, sus pasos son
Transportados por costaleros.
En semana santa el jueves santo,
es el día de los Caramelos

jueves, noviembre 16, 2006

TERRAZA DEL CIRCULO MERCANTIL DE ALMENDRALEJO

Terraza del circulo
mercantil de
Almendralejo
allá por los años 1920

domingo, noviembre 12, 2006

MONUMENTO A CAROLINA CORONADO


Monumento a Carolina Coronado,
En Almendralejo, lugar de su nacimiento, poetisa del romanticismo.
Mujer que se anticipo en su tiempo, de gran inteligencia y sabiduría.
En esta foto se puede apreciar, la cárcel que hubo en este lugar, también el arco de San Antoñito. Antiguamente conocida por la plaza del Altozano, donde aya por 1700 se ofrecían corridas de toros.

martes, noviembre 07, 2006

Grupos escolares San Antonio- hoy Antonio Machado


Colegio construido en los años 1920.
En la guerra civil fue hospital.
Hoy un estupendo centro,
con un buen equipo educativo.
A la izquierda se pude ver
lo que fueran las viviendas
para maestros hoy hogar del Pensionista

Ester en su nerviosismo

Ester en su nerviosismo solo pensaba en como abandonar aquel lugar y tomar el primer tren que le llevara con los suyos.
Era tanta la prisa que no se percato que la puerta de la calle se abría lentamente y aparecía una luz por la abertura, al darse cuenta de la lamparilla que avanzaba por el pasillo fue tal el chillo acompañado de espanto, que aterrorizada, tomo el jarro de agua que estaba cerca de ella y con furia lo lanzo hacía lo que se movía, enseguida se oyó un alarido, mientras otra voz decía –por favor señorita pare, somos nosotros – La muchacha en su prisa no se había dado cuenta de la oscuridad que la envolvía y que estaba haciendo el equipaje, valiéndose de los sentidos que la hacían moverse por la estancia con destreza que da el terror. Pero enseguida reconoció la voz, del que había recibido el jarrazo, que se retorcía de dolor, mientras la sombra que llevaba el farol intentaba socorrerlo y reanimarlo, una vez que la luz iba iluminado la estancia y se fue viendo verse mejor y serenarse, empezaron las explicaciones de los visitantes que no eran otros que el cochero y su mujer Aurelia, que con nerviosismo limpiaba la herida del hombre y con habla entre cortada le decía – señorita esta usted bien que le pasa- contestando le Ester – pues si, aquí en esta casa pasan cosas raras yo me quiero ir de este lugar,. – Calle usted, contesto la otra- con el trabajo que nos ha costado conseguir una maestra para los niños como se va ir, ni pensarlo y mientras hablaba y la tranquilizaba, fue hacia el carburo y lo encendió para ver mejor y atender al marido que seguía lamentando se del trastazo sufrido.
Ester seguía en sus treces, metiendo la ropa en el baúl y Aurelia con la misma volvía a sacarla y le decía- mire mujer si es menester yo me quedo esta noche con usted y mañana vamos hablar con el Señor alcalde. Respondiendo Adriático que era como se llamaba el cochero, que hasta por la mañana temprano no salía otro tren, que el ultimo se había oído el silbato cuando ellos llegaban.
La muchacha iba de un lado a otro de la habitación, diciendo hay Dios donde estoy metida yo, si parece haber entrado en otra dimisión de la que no puedo salir.
No diga eso señorita, respondió la mujer mientras mojaba la toalla en el agua de la palangana, para aliviar el dolor de su marido y se quitaba el pañuelo que ella traía puesto y se lo liado a su marido en la magulladura recibida, sobre aquel pobre cuerpo débil y deforme, que no dejaba de lamentarse. Ester al oírlo le daba pena del desatino que había cometido sobre aquel esportón de huesos.

domingo, noviembre 05, 2006

Teatro Carolina Coronado de Almendralejo



Uno de los más vellos teatros de la provincia de Badajoz.

Se encuentra en Almendralejo.

Teatro Carolina Coronado

Bien porque el vino de Almendralejo

Bien por que el vino tomado durante la comida o el agotamiento de tantas emociones que después de comer, una suave soñolencia se fue apoderando de ella, no hubiera sabido el tiempo que estuvo dormida, cuando un roce la fue haciendo entre abrir los ojos sin distinguían bien, ni saber asimilar donde se encontraba, el aplanamiento hacía que le costara reaccionar, cuando pegado a su rostro una cara la hizo dar un salto del sillón, tomando rápidamente noción donde se encontraba, vio que nada estaba delante de ella , que había soñada, pero había sido una pesadilla tan real, le pareció sentir la respiración de aquella extraña presencia.
Con el cuerpo sudoroso y el corazón aún palpitando le como el aleteo de un gorrión hizo por serenarse y decidió salir al patio. Estaba atardeciendo y apareciendo las primeras tinieblas. Fue hacia la cocina a tomar un baso de agua, acciono la bomba y del grifo del fregadero empezó a salir un hilo de agua que fue llenando el recipiente que se llevo a la boca, estaba fresca y el sabor salobre y dulzor le hizo extrañarla, pero le calmo la sed. Al irse girando, para ir hacía la puerta de la cocina, se dio cuenta que estaba abierta, creía, recordar haberla cerrado, fue hacia ella para salir a fuera, cuando vio, que la hiedra estaba desviada de la pared, dejando al descubierto un dibujo borroso que el tiempo había descolorido los colores. Se arrimo más y vio unas fascines que pudieran se de una esplendida mujer.
Hay se dijo Ester, que cojo el tren y me voy de este lugar, que yo no espero a mañana, que no paso la noche en esta casa y dicho y echo se fue hacia el cuarto, abrió el baúl y empozo a echar en el interior la ropa, en esto estaba cuando en la puerta sonaron unos golpes secos, que la hicieron sentir desasosiego,..