TIERRA , SECANO EN EL ALAMA

Los cambios en la tierra son como el barbechos en secano o las estrellas, del alma de los cuentos  de la niñez,  se pierden en pasos que marcan la vida.
 El corazon dará los sentidos de un terreno de tierra que pisaste con el amor de un ser albergado en la conciencia de un sueño.
 La tela de araña hizo de un sueño la nube mas negra que marco nuestro entorno sobre el amor del secano de  las vides, reflejos de moradores de un valle, cuando el olvido son perdidas de sentimientos albergados en los sentidos del pensamiento, sin lucha  por un mundo que se fue.
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 La montañas rodean el valle del los sentidos, formados por extensos líneos que albergaban sueños de ideales perdidos, en antiguos sueños que se fueron y formaron nidos en la laderas del valle.

Nunca dejare de soñar  si encuentro la antigua vereda que empece llena de sueños caídos por el brocal del pozo de sentimientos amargos, como la hoja caída del viejo olivo.
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Nunca camine mas perdida con el sueño abandonado, amparo de caídas y vareos de ramas perdidas, sobre el lienzo de aquel telón remendado, lleno de sueños, tan ajados como las manos que una y otra vec lo doblo por la misma linea que formaban cada camino y vereda perdidas en la nostalgia del sueño perdido.

No se que fue del antiguo arado, abandonado, clavado en la tierra, comido por las raíces que formaban redes,  que lamían sueños abandonados en los varales de una vida, que sujeto los olvidos, que nunca  recogió en aquel viejo sentimiento que el amor temprano dejo en la cuneta de sueños.

No deje de pensar  en el despertar, doloroso de la nostalgia, sin rumbo ni estancias donde el marco de un paisaje, era vomito de sueños ajados en vistas cansadas, de ver pasar los días en un nublado sin lluvias.
 Con la nostalgia de ver sin mirar un mundo desconocido donde el secano absorbido de agua de lluvia derramada por los llantos de mirar  sin ver mas que un sueño volando en una cometa.

ISABEL CORONADO

SURCOS DE TIERRA DE BARROS

Nunca un día fue igual ni una poda a la otra.

 El campo esta lleno de imágenes de viñedos formados por perfectos surcos.
 Como si el guía que lo  planto fuera el alma que engendra el amor  al buen hacer de los sentimientos de un trabajo digno.

Ver  a atreves del cristal del coche, pasar un surco tras otro de viñedo recién podados,  buscando en las entrañas de la tierra, un agarre de nutrición para la nueva cosecha.

Bajo el subsuelo que engendra la tierra de un destino, un hombre rico en visiones abrazado por el silbido del viento, sobre la llanura marcada por la sombra de una nube llorando.

 Sobre el aliento del orgullo  amigo, que fue a conocer las llanuras inmensas del pensamiento, saco de sabidurías que caminan sin encontrar los abrazos, que fueron marcas de las fronteras del mas ni el menos, ni del venir sin ir sentados sobre un asiento formado por la forja de uno mismo.

Esclavos sobre los surcos que buscaste el amor de un trabajo, engendrado en el camino de una tierra poderosa,  nunca el mas listo fue el hombre, que pensó, sin meditar, se fue sin saber, que unas manos son el lienzo de una bandera sobre una frontera, marco de  las tierra rojas de secano bravío.

 El saber del sabio, el rico del amor del trabajo, de puestas de sol bajo las ramas de un olivo, que formo la frontera de los sentimientos, sabidurías de pensamientos, engendros de raíces  marcadas por la profundidad del saber, de creencias, de decir soy el surco mas viejo sobre esta tierra, amparo de un horizonte que se esfuma bajo la mirada del tiempo.
ISABEL COR0NADO