Mi pequeña historia de Almendralejo

martes, febrero 14, 2017




                           

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lunes, febrero 13, 2017



EL SURCO HERIDO



Las heridas se agarran en el alma cuando la dificultar se va engendrando, nunca se cose sobre roto en un nido de confusiones, como la cepa que el arado agarro y las ruedas de un tractor  sucumbió en el olvido, sobre un cielo engendro de nubes, que se mecían  sobre la sombras de lomas que evadían el  horizonte, que nunca a sus ramas alcanzaban.

Cuando el borrico: aquel de pelo blanco, fue remplazado por las potentes rejas de un arado que anulo la fuerza del borriquillo nunca logro vencer.

 Siempre fue el cielo su cobijo, cuando la lluvia caía, sobre, el alma se sentía,  unida por una sabana de nieves que nunca el cielo alcanzo.

 Sembrados tan grandes que la mano se agarra par arrancar la raíz, que fue el principio de las fuerzas que mandaban, el núcleo de una tierra que mecía, se negaba   pues daba, pero no era agradecida y aquella tierra daba mas y mas.

Una vec se canso de ver su prado que pario de las entrañas de la tierra  y como era pisoteado por las manos ásperas de la indiferencia y la tierra se volvió terruños duros, que no se podían limar.

Y el hombre  le pregunto porque la lluvia no la mojaba  y el mensaje  lo dejo sobre un filo de nostalgias olvidadas lindas.

 Que mas daba,  el abuso del que la tierra pensaba ser amiga  y vio que las cosas eran miradas sin ver,  que las ideas eran toboganes mecidos por hilos que rompían las palas del arado.

  Cuando  los horizontes eran lejanos, que el sol nunca se volvería a poner sobre el prado lleno de espinos, que el hombre no lograba arrancar.

 Vinieron tiempos esperados, pensados y la tierra se canso de ver rotos sus líneos des  sus us raíces y se convirtió en el yermo, que se canso de espera.

 Las miradas se volvieron  a esconder en las entrañas, nave de entrañas donde salio pues el exterior era la margarita de la incertidumbre..

Hizo senderos sobre daños que nunca se forman de una helada, sintiendo los recuerdos, de  aquellos que nunca volverán.

 Chozo de pajas en prados de  días, andante de caminar, de sentir el sentimiento, sin saber en que fue lo malo o lo bueno refugio de recuerdos.
Cuando la tierra quiere, se refugia en el amor nunca se sabe por ella misma en que punto no hizo bien la cosecha ni como todo se fue.

ISABEL CORONADO

domingo, febrero 05, 2017

                                             


                                                                 LA IMAGEN EN TIERRA DE BARROS




Me senté y vi que todo era nuevo, una imagen me miraba desde el altar, siempre estuvo allí y no repare en sus colores y pensé, Cuantas plegarias, suplicas, y promesas abra escuchado y presenciado delante de ella.
 Mis ancestros, de seguro que también fueron a pedirle a la imagen que tuvo su casa en medio del campo, ermita guardada por un cura que vivía en una casita rodeada de una fértil huerta.
Tuvo que venir una guerra y la casa de la imagen tomada y cañoneada y los lugareños temieron por su imagen, aquella donde depositaba una vez al año, suplicas y promesas y decidieron llevarla al pueblo para que no sufriera daños.
 El buen religioso  era mayor y se quedo en aquella casita que pronto quedo aislada, nadie frecuentaba la ermita al estar sin la imagen, de la que los lugareños eran devotos.

El sacerdote, pidió que no se la llevaran que el la protegería, todo fue en vano.
El lugar por ser cruce de caminos, era parada obligada del caminante y de conversación con el cura, que ofrecía al viandante, hortalizas mientras saboreaban compartían una calabaza llena de agua fresca del manantial.
Pronto se dejo de  frecuentar y el sacerdote de recibir visitas,  como era ya anciano, sus fuerzas fueron mermando  y por más que luchaba por mantener aquel lugar este se fue deteriorando y sus paredes derrumbando, los pastores lo fueron usando de refugio de lluvias y fríos y el pobre, sacerdote, sin fuerza con pena recodaba tiempos alegres cuando venían de todo la comarca en romería.
A la paz que las fuerzas del cura iban mermando, la ermita se iba derrumbado y los santo que eran menos venerados, saqueados o entrados en la tierra al derrumbarse las paredes.
Un día el sacerdote se canso de vivir y emprendió el camino del cielo. Y el lugar se fue olvidando y donde hubo una casita y huerta y ermita se convirtió en un prospero viñedo.
Y la imagen de la ermita fue llevada a otra mas segura y luego a la parroquia y allí se fue olvidando un poco su historia por los habitantes del pueblo.
La imagen desde el altar mira y recuerda aquellos tiempos cuando entraba el sol y el aire del campo por la puerta llenando de olores de flores silvestres su ermta.

ISABEL CORONADO ZAMORA


EL PATIO DE MI CASA


                                              ESTE LUGAR ESTA EN EL PUEBLE CITO SERRANO
                                     -------  DE  FERIA----- EN LA PROVINCIA DE BADAJOZ


EL PATIO DE MI CASA




TORRE DE LA PURIFICACIÓN EN ALMENDRALEJO

Mi patio lleno de macetas olvidadas, esperando que se vuelvan a  fijar. Patio de luces y flores donde reinaba la  bellezas,  frescura y sabor a fruta de arboles y emparrados.

 Patio de mi recuerdo, donde los niños jugaban y las historias, eran reina junto aquel borrico que se asomaba a la puesta de la cuadra queriendo escuchar en las tardes calurosas de el cielo que se veía su azul por entre el emparrado,.
La obispas buscando el agua que goteaba de las macetas mientras, las moscas pegajosas se hacían sentir, sobre los zarpazos que dejabas caer sobre ellas, esperando el cansancio de sus picotazos.

Escalera de aquella terraza colmada de macetas sobre tiestos pintados es puesto al sol, variedad de recuerdo en flores olvidadas.
 Todo quedo a tras solo fotografías dejan ver lo que fue y poseyo un lugar que nada es, solo los que formamos las listas de las inquietudes que caminan a mi lado, sentir es formar lo que siempre estamos pensando en recuerdos que la música del trino del pajarillo en la jaula lanzaba, pidiendo agua y alpiste, mi entra su trino se iba haciendo lento axfisiado por el calor sofocante de un patio es puesto a un sol radiante, colmado de tantas plantas que era dificil enumerar.

Isabel Coronado zamora