LA VIDA ES UNA CARTA
DIBUJO DE PABLO
La vida está hecha de grandes momentos y pequeños.
Quizás seamos personas de vivir pequeños momentos, con tanta intensidad, cariño, feliz, aprovechándolos al máximo.
Te entregas, lo das todo, te llena de felicidad, que quisiera compartir.
Pedir a la vida ese pequeño momento, donde el amor el cariño, la felicidad lo es todo.
Somos crueles con la naturaleza, con seres que nos rodean, con nosotros mismos, empecemos mirando, un grano de arena, que se escapa de las manos, esa ínfima cantidad que queda de una piedra o de una gran roca de una montaña.
Hagamos nuestro el grano de arena, olvidado pisoteado ignorado.
Ser feliz es difícil, mantener la felicidad mas, pero cuando ves pasar los años, que se clavan, en los sentidos en nuestro cuerpo, te das cuenta, de no que coger el grano sino puñado de arena, cerrando el puño.
Fijándote en el horizonte, sentirnos, identificados, con esta cúpula de cielo azul, que está por encima de todos nosotros y que despreciamos e ignoramos..
Amar, sentirte amada, ignorar idioteces, pero nunca dejar pasar ese pequeño grano de arena de felicidad.
El verano me ha dado, ese granito de arena, la felicidad que hasta la quisiera enmarcar, disfrutando, colmado de cariño, amor de este universo azul con un horizonte y puesta de sol.
Andar descalza, sintiendo la arena, piedras sobre la planta de mis pies, queriendo correr, por esta playa, tan andada y sabedora de cada pisada de días grises.
Sentir el calor del frío del viento, la humedad, en los largos paseos, un todo tan grande como un grano de arena, que haces volver a esa gran roca, qué es el amor.
Cuándo nacemos lo hacemos solo sin ropa desnudos ante el mundo, cada año que pasamos en el mundo, por culpa del entorno, nos vamos dejando caer, ser lo que somos.
La carta que un día, nos dieron para nuestro cuerpo, llena de inteligencia de sabiduría, amor qué pronto dejamos, olvidamos, nos adaptamos a imposiciones, por pura supervivencia, obligados a tomar un todo para vivir.
Cuando el entorno te hace dejar cuestiones, formas que pronto te hacen un molde de arcilla, semejante a otro molde, qué te llena de insatisfacciones, olvidando ese cuerpo, que un día vino al mundo.
Con esa carta también escrita sobre tu cerebro, que no necesitas más pero qué pronto vas copiando de uno de otro, imposiciones, rebeldías, para dejar de ser lo maravilloso que somos cuando somos niños.
Y tanta prohibición, hace que ese niño se meta en sí mismo lo olvidemos, en un rincón de nuestro cerebro, sin dejarlo salir.
El ser humano no se da cuenta, hasta que los años te hacen ver que a ese niño hay que sacarlo a pasear, y bañarlo en una playa.
ISABEL CORONADO ZAMORA