MERCADO DE CALATRABA EN MÉRIDA
Partiendo de la idea de que el Mercado de Calatrava es una huella del tiempo donde pasado y futuro deben dialogar en armonía, el propósito ha sido generar un espacio único, cambiante y expresivo. Para ello, los volúmenes y materiales tradicionales, como el ladrillo visto de la fachada, la cubierta de madera, las columnas de hierro de forja, se han mantenido y potenciado combinándolos con elementos modernos que los reflejan e iluminan, como son las celosías y el techo en el patio principal.
Un ejemplo de esta propuesta es el uso de los mosaicos romanos para crear patrones que delimitan las diferentes zonas y alturas del edificio.
La estructura de la planta, fiel al espacio central planeado por Ventura Vaca, estará lleno de vida y contendrá diversos usos conectados entre sí.
Ventura Vaca fue contemporáneo a la Revolución Industrial y la Exposición Universal de París. En el Mercado de Calatrava, el arquitecto quiso fusionar los paramentos o muros de carga de fábrica de ladrillo de influencia Neomudéjar con el hierro de fundición en los pilares y las cerchas de su interior, e incorporó pinceladas de color al conjunto mediante la cerámica que viste el perímetro de su cornisa exterior.
El propio autor concibió el Mercado de Calatrava de esta manera: “Por regla general estos edificios están exclusivamente dedicados al comercio de comestibles y no son frecuentados más que por ciertas clases de la sociedad.
la venta de abastos, actividad fundamental en la ciudad burguesa del siglo XIX.
Por ello, pronto se evidenció la necesidad de construir un mercado, al amparo de la
ciudad moderna y de las nuevas medidas higienistas y de salubridad. Así se constata
en 1856 en las actas de plenos cacereñas:
No fue hasta 1931 cuando se construye un edificio ex profeso como mercado
de abastos. A pesar de que fue precedido por varios intentos –en diversos emplazamientos– dilatados en el tiempo, lo cierto es que no llegaron a darse las condiciones
adecuadas para ello, por lo que el Ayuntamiento se limitó a conceder soluciones
temporales que nada satisficieron a la población.

El primero de estos proyectos, fechado en 1848, fue firmado por el arquitecto Calisto de la Muela2
, que planteaba su
emplazamiento en el solar del entonces recién derribado Convento de la Concepción.
Otros emplazamientos barajados fueron la plaza de Santo Domingo, la de San Juan
o el solar de las antiguas casas consistoriales, donde finalmente fue ubicado.
Es probable que la polémica generada y la falta de decisión municipal –motivada también por la falta de fondos– impulsasen al Consistorio cacereño a solicitar
al Ayuntamiento de Mérida en un momento incierto los planos de su mercado de
abastos, quizá para tener una fuente fiable de información a la hora de decidir el
proyecto más conveniente. O tal vez con la finalidad de conocer las necesidades
que el edificio debía cubrir. Sea como fuere, lo cierto es que el proyecto nunca fue
trasladado a su natural contenedor y quedó almacenado en el archivo cacereño.
La ausencia del material gráfico original del mercado en el Archivo emeritense
contrasta con el rico legajo conservado acerca de su proceso de construcción3
, episodio bien estudiado por Sánchez Gajardo4
. Este legajo recoge la desamortización,
venta y posterior derribo del ex Convento de San Francisco, así como con un temprano proyecto de ampliación del mercado –con presupuesto pero sin planos– del
17 de septiembre de 18965
.
Los documentos conservados en Cáceres corresponden a la memoria descriptiva
y planos originales del Mercado de Calatrava6
, siete en total: planta general, fachada
principal, detalles de construcción, dos secciones, fachadas laterales y plano de detalles decorativos. Están fechados el 7 de abril de 1885 y firmados por Ventura Vaca
y Parrilla7
en Badajoz. Titulado en 1882, Vaca fue un fecundo arquitecto que llegó
a ocupar el cargo de Arquitecto Provincial y de la Diócesis de Badajoz. Su obra se
extiende por toda la provincia pacense, siendo autor de interesantes proyectos como
el edificio de las Tres Campanas de Badajoz, el Palacio de Justicia de Almendralejo
o la Plaza de Toros de Mérida. Fue un arquitecto de corte ecléctico, que incorporó
las corrientes historicistas y los nuevos materiales arquitectónicos como el hierro8
.
Al igual que en otros proyectos, en esta ocasión Vaca supo resolver con éxito las
necesidades de la ciudad contemporánea. Recordemos que el mercado fue una tipología muy extendida en el siglo XIX –especialmente con la difusión de medidas
municipales de higiene y policía urbana– en la que diseño y ornato pasaban –sin
despreciarse– a un segundo plano, primando la funcionalidad. Esta nueva concepción
arquitectónica se percibe en la memoria descriptiva redactada por Vaca.
A pesar de que en otros proyectos se decantase por el uso exclusivo del hierro,
Vaca escogió para Mérida un diseño que combinaba dicho material con el uso del
ladrillo, madera en cubierta y vanos y, como toque decorativo, detalles de cerámica.
Es probable que el escaso presupuesto con que se contaba le impulsase a limitar
el uso del hierro a la estructura sustentante, cerrando los paramentos con ladrillo
y consiguiendo un interesante resultado, a caballo entre la influencia historicista
neomudéjar y la arquitectura del hierro propiamente dicha.
Con el presente artículo hemos querido difundir un valioso documento para el
estudio de la arquitectura contemporánea en Extremadura
La presente nota de varia tiene como objeto sacar a la luz el proyecto original del Mercado de
Calatrava de Mérida, que se consideraba extraviado. Tal documentación –que consta de planos y
la memoria descriptiva– ha sido localizada en el Archivo Municipal de Cáceres, quizá solicitados
por el Ayuntamiento y nunca devueltos a su lugar origen.
Palabras clave: Mérida, Mercado de Calatrava, Ventura Vaca, Archivo Municipal de Mérida,
Archivo Histórico Municipal de Cáceres, mercado de abastos.
Abstract
This varia note presents the original project for the construction of the Calatrava Market,
in Mérida, which was thought to have been lost. The documentation, consisting of plans and a
descriptive report, was found in the Municipal Archives in Cáceres, where it was filed, perhaps
after being borrowed by the Town hall, and never returned to Mérida.
Keywords: Mérida, Calatrava Market, Ventura Vaca, Municipal Archives in Mérida, Historic
Municipal Archives in Cáceres, Market.
Los archivos administrativos encierran valiosos documentos que pueden pasar
inadvertidos, hasta que la casualidad hace que salgan a la luz. De esta manera,
entre los legajos del Archivo Histórico Municipal de Cáceres hemos hallado los
planos y la memoria descriptiva del proyecto del Mercado de Calatrava de Mérida,
una joya documental firmada por Ventura Vaca en 1885, que hasta ahora se había
considerado extraviada.
La razón por la cual los documentos llegaron al Archivo cacereño nos es desconocida. Una opción es que salieran del Archivo de Mérida a través una solicitud de la
población vecina que, al verse envuelta en un interminable proceso de construcción
del mercado de abastos, considerase oportuno tomar como referencia el exitoso y
recién construido mercado emeritense. O quizá se encontrasen en un archivo privado
y, años después, los planos se depositasen en el archivo municipal más cercano.
En relación con la cuestión cacereña de construcción del Mercado, el Ayuntamiento constitucional fue pronto consciente de la precariedad con la que se realizaba
LOS PLANOS DEL MERCADO DE CALATRAVA
DE MÉRIDA
María Jesús TEIXIDÓ DOMÍNGUEZ
Universidad de Extremadura
NORBA, Revista de Arte, vol. XXXI (2011) / 261-266
262 Los planos del Mercado de Calatrava de Mérida
la venta de abastos, actividad fundamental en la ciudad burguesa del siglo XIX.
Por ello, pronto se evidenció la necesidad de construir un mercado, al amparo de la
ciudad moderna y de las nuevas medidas higienistas y de salubridad. Así se constata
en 1856 en las actas de plenos cacereñas:
«Vistas las comunicaciones dirigidas por el Sr. Gobernador Civil relativas a
la reedificación de las Casas Consistoriales, Construcción de un mercado público,
traída de aguas potables a la Capital, reparación del local que ocupó el extinguido
Combento de la Concepción, construcción del Matadero y reparación del Puente de
San Blas, se acordó que continúen su tramitación»1.
No fue hasta 1931 cuando se construye un edificio ex profeso como mercado
de abastos. A pesar de que fue precedido por varios intentos –en diversos emplazamientos– dilatados en el tiempo, lo cierto es que no llegaron a darse las condiciones
adecuadas para ello, por lo que el Ayuntamiento se limitó a conceder soluciones
temporales que nada satisficieron a la población. El primero de estos proyectos, fechado en 1848, fue firmado por el arquitecto Calisto de la Muela2
, que planteaba su
emplazamiento en el solar del entonces recién derribado Convento de la Concepción.
Otros emplazamientos barajados fueron la plaza de Santo Domingo, la de San Juan
o el solar de las antiguas casas consistoriales, donde finalmente fue ubicado.
Es probable que la polémica generada y la falta de decisión municipal –motivada también por la falta de fondos– impulsasen al Consistorio cacereño a solicitar
al Ayuntamiento de Mérida en un momento incierto los planos de su mercado de
abastos, quizá para tener una fuente fiable de información a la hora de decidir el
proyecto más conveniente. O tal vez con la finalidad de conocer las necesidades
que el edificio debía cubrir. Sea como fuere, lo cierto es que el proyecto nunca fue
trasladado a su natural contenedor y quedó almacenado en el archivo cacereño.
Los planos
La ausencia del material gráfico original del mercado en el Archivo emeritense
contrasta con el rico legajo conservado acerca de su proceso de construcción3
, episodio bien estudiado por Sánchez Gajardo4
. Este legajo recoge la desamortización,
venta y posterior derribo del ex Convento de San Francisco, así como con un temprano proyecto de ampliación del mercado –con presupuesto pero sin planos– del
17 de septiembre de 18965
.
1 Archivo Histórico Municipal de Cáceres (A.H.M.C.), Libro de Acuerdos, 24 de abril de 1856. 2 A.H.M.C., Planos II, Concepción. 3 Archivo Histórico Municipal de Mérida (A.H.M.M.), Obras y Urbanismo, Sección Obras Públicas, leg. 556. 4 Véase SÁNCHEZ GAJARDO, M. I., «El solar de San Francisco en la arquitectura emeritense del
siglo XIX», Norba-Arte, vol. XXV, 2005, pp. 149-163. En este artículo se constata el extravío de los planos. 5 A.H.M.M., leg. 556. Según la memoria descriptiva, este segundo proyecto consistió en el añadido
de «la habitación de sótanos, al aumento que han tenido ciertas clases de fábricas a consecuencia de
la rasante adoptada o de la mayor profundidad de la cimentación y, por último, a la comodidad y
ornato del edificio». Da la impresión de que la escasez de fondos impidió ejecutar la construcción de
NORBA, Revista de Arte, vol. XXXI (2011) / 261-266
MARÍA JESÚS TEIXIDÓ DOMÍNGUEZ 263
Los documentos conservados en Cáceres corresponden a la memoria descriptiva
y planos originales del Mercado de Calatrava6
, siete en total: planta general, fachada
principal, detalles de construcción, dos secciones, fachadas laterales y plano de detalles decorativos. Están fechados el 7 de abril de 1885 y firmados por Ventura Vaca
y Parrilla7
en Badajoz. Titulado en 1882, Vaca fue un fecundo arquitecto que llegó
a ocupar el cargo de Arquitecto Provincial y de la Diócesis de Badajoz. Su obra se
extiende por toda la provincia pacense, siendo autor de interesantes proyectos como
el edificio de las Tres Campanas de Badajoz, el Palacio de Justicia de Almendralejo
o la Plaza de Toros de Mérida. Fue un arquitecto de corte ecléctico, que incorporó
las corrientes historicistas y los nuevos materiales arquitectónicos como el hierro8
.
Al igual que en otros proyectos, en esta ocasión Vaca supo resolver con éxito las
necesidades de la ciudad contemporánea. Recordemos que el mercado fue una tipología muy extendida en el siglo XIX –especialmente con la difusión de medidas
municipales de higiene y policía urbana– en la que diseño y ornato pasaban –sin
despreciarse– a un segundo plano, primando la funcionalidad. Esta nueva concepción
arquitectónica se percibe en la memoria descriptiva redactada por Vaca:
«En nuestros tiempos las costumbres han modificado la condición de los mercados
públicos. Por regla general estos edificios están exclusivamente dedicados al comercio
de comestibles y no son frecuentados más que por ciertas clases de la sociedad. El
lujo aquí sería completamente superfluo, así es que la condición esencial en este caso
es la de dotar de un abrigo cómodo a los vendedores y compradores. La limpieza
y salubridad son tan bien condiciones que deben exigirse en primer término en
todo mercado y otro tanto puede decirse respecto a la facilidad y comodidad en la
circulación interior. Para cumplir las condiciones expuestas se hace preciso que los
diversos departamentos del mercado sean espaciosos y cubiertos, que haya la dotación
suficiente de aguas y que una ventilación bien dispuesta arrastre incesantemente al
exterior los miasmas desprendidos por las materias animales o vegetales».
A pesar de que en otros proyectos se decantase por el uso exclusivo del hierro,
Vaca escogió para Mérida un diseño que combinaba dicho material con el uso del
ladrillo, madera en cubierta y vanos y, como toque decorativo, detalles de cerámica.
Es probable que el escaso presupuesto con que se contaba le impulsase a limitar
el uso del hierro a la estructura sustentante, cerrando los paramentos con ladrillo
y consiguiendo un interesante resultado, a caballo entre la influencia historicista
neomudéjar y la arquitectura del hierro propiamente dicha.
Con el presente artículo hemos querido difundir un valioso documento para el
estudio de la arquitectura contemporánea en Extremadura.
dichas dependencias en un primer momento. Sin embargo un año después se contó con los caudales
necesarios para ello. 6 A.H.M.C., Caja 20/40, Expediente n.º 7. 7 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M. y BAZÁN DE HUERTA, M., «Arquitectura pública
en Almendralejo», Norba-Arte, vol. X, 1990, pp. 179-205. 8 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M., y CRUZ VILLALÓN, M., La arquitectura en Badajoz y Cáceres. Del eclecticismo fin de siglo al racionalismo (1890-1940), Badajoz, A
262 Los planos del Mercado de Calatrava de Mérida
la venta de abastos, actividad fundamental en la ciudad burguesa del siglo XIX.
Por ello, pronto se evidenció la necesidad de construir un mercado, al amparo de la
ciudad moderna y de las nuevas medidas higienistas y de salubridad. Así se constata
en 1856 en las actas de plenos cacereñas:
«Vistas las comunicaciones dirigidas por el Sr. Gobernador Civil relativas a
la reedificación de las Casas Consistoriales, Construcción de un mercado público,
traída de aguas potables a la Capital, reparación del local que ocupó el extinguido
Combento de la Concepción, construcción del Matadero y reparación del Puente de
San Blas, se acordó que continúen su tramitación»1.
No fue hasta 1931 cuando se construye un edificio ex profeso como mercado
de abastos. A pesar de que fue precedido por varios intentos –en diversos emplazamientos– dilatados en el tiempo, lo cierto es que no llegaron a darse las condiciones
adecuadas para ello, por lo que el Ayuntamiento se limitó a conceder soluciones
temporales que nada satisficieron a la población. El primero de estos proyectos, fechado en 1848, fue firmado por el arquitecto Calisto de la Muela2
, que planteaba su
emplazamiento en el solar del entonces recién derribado Convento de la Concepción.
Otros emplazamientos barajados fueron la plaza de Santo Domingo, la de San Juan
o el solar de las antiguas casas consistoriales, donde finalmente fue ubicado.
Es probable que la polémica generada y la falta de decisión municipal –motivada también por la falta de fondos– impulsasen al Consistorio cacereño a solicitar
al Ayuntamiento de Mérida en un momento incierto los planos de su mercado de
abastos, quizá para tener una fuente fiable de información a la hora de decidir el
proyecto más conveniente. O tal vez con la finalidad de conocer las necesidades
que el edificio debía cubrir. Sea como fuere, lo cierto es que el proyecto nunca fue
trasladado a su natural contenedor y quedó almacenado en el archivo cacereño.
Los planos
La ausencia del material gráfico original del mercado en el Archivo emeritense
contrasta con el rico legajo conservado acerca de su proceso de construcción3
, episodio bien estudiado por Sánchez Gajardo4
. Este legajo recoge la desamortización,
venta y posterior derribo del ex Convento de San Francisco, así como con un temprano proyecto de ampliación del mercado –con presupuesto pero sin planos– del
17 de septiembre de 18965
.
MARÍA JESÚS TEIXIDÓ DOMÍNGUEZ 263
Los documentos conservados en Cáceres corresponden a la memoria descriptiva
y planos originales del Mercado de Calatrava6
, siete en total: planta general, fachada
principal, detalles de construcción, dos secciones, fachadas laterales y plano de detalles decorativos. Están fechados el 7 de abril de 1885 y firmados por Ventura Vaca
y Parrilla7
en Badajoz. Titulado en 1882, Vaca fue un fecundo arquitecto que llegó
a ocupar el cargo de Arquitecto Provincial y de la Diócesis de Badajoz. Su obra se
extiende por toda la provincia pacense, siendo autor de interesantes proyectos como
el edificio de las Tres Campanas de Badajoz, el Palacio de Justicia de Almendralejo
o la Plaza de Toros de Mérida. Fue un arquitecto de corte ecléctico, que incorporó
las corrientes historicistas y los nuevos materiales arquitectónicos como el hierro8
.
Al igual que en otros proyectos, en esta ocasión Vaca supo resolver con éxito las
necesidades de la ciudad contemporánea. Recordemos que el mercado fue una tipología muy extendida en el siglo XIX –especialmente con la difusión de medidas
municipales de higiene y policía urbana– en la que diseño y ornato pasaban –sin
despreciarse– a un segundo plano, primando la funcionalidad. Esta nueva concepción
arquitectónica se percibe en la memoria descriptiva redactada por Vaca:
«En nuestros tiempos las costumbres han modificado la condición de los mercados
públicos. Por regla general estos edificios están exclusivamente dedicados al comercio
de comestibles y no son frecuentados más que por ciertas clases de la sociedad. El
lujo aquí sería completamente superfluo, así es que la condición esencial en este caso
es la de dotar de un abrigo cómodo a los vendedores y compradores. La limpieza
y salubridad son tan bien condiciones que deben exigirse en primer término en
todo mercado y otro tanto puede decirse respecto a la facilidad y comodidad en la
circulación interior. Para cumplir las condiciones expuestas se hace preciso que los
diversos departamentos del mercado sean espaciosos y cubiertos, que haya la dotación
suficiente de aguas y que una ventilación bien dispuesta arrastre incesantemente al
exterior los miasmas desprendidos por las materias animales o vegetales».
A pesar de que en otros proyectos se decantase por el uso exclusivo del hierro,
Vaca escogió para Mérida un diseño que combinaba dicho material con el uso del
ladrillo, madera en cubierta y vanos y, como toque decorativo, detalles de cerámica.
Es probable que el escaso presupuesto con que se contaba le impulsase a limitar
el uso del hierro a la estructura sustentante, cerrando los paramentos con ladrillo
y consiguiendo un interesante resultado, a caballo entre la influencia historicista
neomudéjar y la arquitectura del hierro propiamente dicha.
Con el presente artículo hemos querido difundir un valioso documento para el
estudio de la arquitectura contemporánea en Extremadura.
dichas dependencias en un primer momento. Sin embargo un año después se contó con los caudales
necesarios para ello. 6 A.H.M.C., Caja 20/40, Expediente n.º 7. 7 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M. y BAZÁN DE HUERTA, M., «Arquitectura pública
en Almendralejo», Norba-Arte, vol. X, 1990, pp. 179-205. 8 Véase LOZANO BARTOLOZZI, M. M., y CRUZ VILLALÓN, M., La arquitectura en Badajoz y Cáceres. Del eclecticismo fin de siglo al racionalismo (1890-1940), Badajoz, Asamblea de
Extremadura, 1995.
ISABEL CORONADO ZAMORA