Mi pequeña historia de Almendralejo

domingo, noviembre 24, 2024

 

JOSÉ CORONADO CANO  14-3-2017



 



 

José Coronado Cano, emprendería el día 10 de mayo un camino sin regreso, dejando un espacio en la senda a generaciones venideras con un legado lleno de la historia popular de Almendralejo.

José Coronado Cano era un entusiasta de la cultura y autodidacta de ella. Gustaba  transmitir sus sapiencias del pasado y de lo vivido  en un Almendralejo tan distinto, por suerte, al que hoy disfrutamos.

Le apasionaba hablar de los campos que desde niño transitó montado en borriquillos, mulas etc. Conocedor de caminos, veredas, padrones y pozos del término de Almendralejo.

Persona generosa, como la tierra que pisaba cada día, su inteligencia y sabiduría en situaciones y momentos vividos le ayudó para obtener la noble carrera de ser Hombre de Campo, cuya especialización sólo lo logran los años y aún así no todos consiguen la Diplomatura, al ser la naturaleza difícil de conocer. Cuando la vida de la planta depende del labrador, como las personas de un médico, si el tratamiento no es el adecuado el paciente no arriba y puede perecer al igual que la planta.

José como otros de su época tomó el oficio de labrador a lo mejor porque no había otra opción, le gustaba o porque venía de una casta de labradores, que les transmitieron el arte y oficio de conocer con maestría la tierra y su evolución sobre los sembrados.

Con pena veía como el oficio se iba perdiendo, opinando que sería bueno que los mayores dieran conferencias y enseñaran trucos y conocimientos, que en ocasiones Peritos Agrónomos habían aceptado.  El hombre de campo con la práctica de años y sus observaciones sobre la planta, sabe reaccionar ante una epidemia, con experiencia puede evitar anomalías que puedan surgir, tratando cada vez de forma distinta según venga el ogaño (año) y se presente la cosecha. Haciendo al labrador Catedrático con sus trucos, técnicas y modos adquiridos por ellos y conocimiento recibidos de padres a hijos, como tomar de referencia las fases de la luna para descargas de vides y olivos,  porque puede ayudar a dar buena cosecha y lograban que la planta produzca más, esta profesionalidad es difícil encontrar en los libros.

Como buen labrador adoraba la naturaleza y sufría por su degeneración, gustaba asomarse al campo al atardecer a sentir el viento suave, que se expandía sobre la sementeras y barbechos despidiendo aroma a hierba fresca, que siente el resencio del ocaso del día. Le encantaba coger ramilletes de margaritas silvestres y obsequiárselo a su mujer, decía que no había mejor ramo de flores, florecillas silvestres que con humildad florecen en las lindes de los caminos, sin más pretensión que alegrar la vista del caminante a su paso por los senderos.

Le apasionaba el arte del injerto, fue uno de los primeros en saber tal oficio aprendido de su padre Juan Coronado, al igual que sus hermanos Antonio y Dionisio.

Una de sus preferencias pasear, cuando sus nietos eran pequeños gustaba de llevarlos por los lugares de nuestro pueblo y del campo, contándoles cuentos e historias.

 Persona de gran fantasía, en las noches de verano gustaba rodearse de sus nietos y de los niños-as de su calle, que sentados en corro en sus sillitas le escuchaban contar dos cuentos mezcla de realidad y ficción, El de la Pata Larga y el de la Coguta, siempre era la misma historia, con variaciones y cambios de entonación e interpretación al hacer la narración. Estos cuentos fueron escuchados por varias generaciones, los que los oyeron recuerdan aquellas veladas al calor de la candela o de la mesa camilla, o a la luz de las

 luna en las calurosas noches de verano, narraciones que todos los niños esperaban para deleitarse con los cuentos de José, con uno de ellos su nieto César consiguió un premio en la semana de la juventud del ayuntamiento.

Fue un gran hombre descendiente de una buena casta y de gran Corazón  fiel a  ideales y creencias. Siempre estará con sus hijas.

Isabel Cornado Zamora

 

 


CANCIONES DE QUINTOS DE ALMENDRALEJO




CANCIONES DE QUINTOS DE ALMENDRALEJO


 “Cuando salió del cuartel hasta el caballo lloraba,

y el capitán le decía: La virgen contigo vaya”.


“Para que me das Pañuelo, recuerdo para llorar

Soy quinto de este año y no me puedo librar”.


Esta canción me contaba Jose Coronado que la cantaban cuando iban hacia el ayuntamiento acompañados de amigos, hermanos y padres.

La madre en casa preparando con el resto de la familia la caldereta, del borrego criado par la ocasión.


Somos los quintos mi madre llora y mi morena se queda sola.


Algarín , Algarín lechuga, Algarín cogollo vámonos al huerto si si y allí veremos los toros y a Dios.


Madre ya se van los quintos y se llevan ha mi hermano ya no tengo quien me traiga la sortija de mi mano .


Somos los quintos mi madre llora y mi morena se queda sola.


Por una calle me voy por la otra doy la vuelta, la mocita que me quiera que tenga la puerta abierta.


Madre ya se van los quintos y yo no me quiero ir porque tengo en la calle un capullo por abrir si te toca te jode que te tienes que ir porque tu madre no tiene 6000 reales para ti.


Madre ya se van los quinto y yo no me quiero ir por que en esta calle tengo una rosa medio abrir. No se si será esa pero se cantaba entonces.


Todos los caballos blanco se los llevan los cornetas...

a viene la arrastradera la que arrastra los vagones, se lleva a los buenos mozos y quedan los

...

Por una calle me voy por la otra doy la vuelta, la mocita que me quiera que tenga la puerta abierta.


Tira tira maquinista

Tira tira maquinista para llegar a mi casa......


Quinto peludo no llores más mira tu pare mira tu padres que alegren están.


No me importa ir a África ni pasar por el estrecho,

lo que importa es mi novia que la quedo de barbecho”.


Vamos los quintos para arriba que nos llaman las campanas, vamos los quintos para arriba que nos llaman las campanas y que Dios reparta suerte.


Para unos buena y para otros mala (bis).


Ya no son las. madres solas las que lloran por los hijos...


Que también lloran las novias cuando se van al servicio.


Isabel Coronado 


 Cae la nieve.

Caen las palabras por senderos perdidos, divisando el horizonte, 

Palpitos de recuerdos que se revelan, palabras que se van por caminos que no encuentro.

Haber sentido el amor en los sentido de la perdida .

Los encuentros pedidos en la nostalgia, que se fue llendo dentro de no ir y no venir.

 Mirar sin ver perder sin ganar saber ignorando.

Soledas de un transeunte, que mira de frente, sin ti, que miras en tristeza, de encontrarte, de temer de no poder ir a tu encuentro en una escura esperanza perdida, donde tu mirada y la mia que en soledad 

No sonar donde hay ruido. andar sobre ruedas y siempre mirar a las estrellas.

El terreno que exije, que gana y pierde , familias en padrinadas sin musicas ni rondodores que el corazon  va aprtiendo sin el brillo de tus ojos como relampagos apagados en mi alma.

Mi corazon esta tan triste, con sentimientos de retroceoss que buscan un minuto para poder remediar encuentros perdidos..

Isabel coronado zamora

 Convento de Monteviergen :


El convento de Ntra. Sra. De Montevirgen se sitúa a dos kilómetros y medio junto al río Guadajira.
Aunque desde muy lejanos tiempos, existía en el lugar una humilde ermita con gran devoción a esta Virgen, las primeras noticias escritas llegadas hasta nosotros refereridas a ella se remontan al año 1515; en el que un visitador de la orden de Santiago, visitador de la villa de Aceuchal, indicaba la existencia de una ermita bajo la advocación de Santa Maria de Montevirgen en el Ducado de Feria.
Según Leyenda, la imagen apareció sobre un pilar de piedras, e intentando llevarla a la villa de Zafra a lomos de una mula que reventó; por lo que el intento se abandonó por creer era designio de la Señora.
El padre franciscano Juan de Trinidad, relata la aparición de esta forma: Un agricultor que pasaba por allí se extrañó de una urraca volaba hacia él y saltaba sobre las piedras gritando la palabra Montevirgen. Su curiosidad le llevó a remover aquel montón de piedras encontrando la imagen sobre un pilar que le servía de peana; y que por esta razón, los Condes, decidieron se construyera allí una ermita.
En aquella primitiva y humilde ermita, vivieron numerosos religiosos de la orden de San Francisco, haciendo vida eremítica. Uno de estos fue fray Francisco de Ulmería, a cuya petición, el Papa concedió Bula de perdones para todos los que visitasen la ermita.
Acrecentándose la devoción a la Virgen, aumentaron las visitas y aunque los vecinos disponían de un fraile santero que atendía con gran devoción y esmero al cuido de la ermita, eran sus deseos como también los del Duque el que se edificase un convento en el lugar.
El 26 de agosto de 1568, en la reunión definitoria celebrada en el convento Madre de Dios de Alburquerque, recibía la ermita el Ministro Provincial Fray Juan de Talavera, concediendo su permiso para tomarlo como monasterio el Comisario General fray Francisco de Guzmán, dando a ello su bendición el Obispo de Badajoz, más tarde San Juan de Ribera.
Don Gómez Suárez de Figueroa y su mujer Doña Juana Dormer tomaron a su cargo la edificación del convento, sin embargo cuando se llevaba construida la mitad de la obra, falleció Don Gómez, hecho que hizo paralizar por algún tiempo las obras que continuó su hijo Don Lorenzo.
La antigua ermita mientras tanto se utilizó como iglesia durante varios años, pero al quedar algo desviado de la nueva se decidió en 1585 trasladar la imagen de la Virgen y el Santísimo al cuarto construido hasta que se terminó de construir la iglesia grande ya comenzada. La antigua ermita quedó abandonada y con el tiempo se derribó.
No se creyó suficiente la iniciada grande, ya que en 1591, el Ministro Provincial padre Juan Bautista Moles puso la primera piedra con gran solemnidad el lunes de Semana Santa 8 de abril. Doña Juana Dormer había contratado con el Alarife maestro de obras vecino de Zafra Andrés de Maheda, tardándose cinco años en construirse. En 1596 a punto de cerrarse la bóveda, fray Juan Guirnaldo, Guardián ya anciano, subió para ver la obra desde el más alto andamio del que cayó cavaza abajo diciendo: “Señora de Montevirgen, valezme.” llegando al suelo de pies sin daño ni lesión alguna.
La fama de hacer milagros que tenía esta sagrada imagen se extendió por toda la región de la que acudían para postrarse a sus pies a pedirle remedios.
La iglesia conventual consta de una nave rectangular de 15 metros de largo y unos seis de ancho, cubierta por bóveda rebajada de lunetos. A su capilla mayor situada en la cabecera Este de la iglesia, se accede bajo un arco toral de medio punto, parecido al de la parroquia, que descansa sobre pilastras de base cuadrada adosada a los muros laterales; es de planta cuadrada sobre la que se eleva cúpula con cimborrio o linterna de la que recibe la luz.
En hornacinas laterales se sitúan imágenes de Santos importantes de la Orden a los que la villa siempre tuvo devoción. Hacia la mitad del lienzo Norte, a la derecha de la entrada principal y sobre una pequeña columna se sitúa el humilde púlpito, coronado por una concha invertida. A los pies de la iglesia se construyó el coro alto, de unos cuatro metros de largo por seis de ancho, con sencillísimo barandal de hierro y sostenido por una bóveda de cañón apoyada en la parte frontal por dos columnas incrustadas en los muros.
Bajo el coro, en el muro hastial sobre el que luce una sencilla espadaña de único hueco con campana, se abre otra puerta de la iglesia que comunica con la portería y el exterior; la principal se abre en el centro del lienzo de la parte el septentrional y sobre ella una hornacina enmarcada, que en la actualidad se encuentra vacía.
La sacristía por su parte, se comunica con el presbiterio y el claustro bajo del convento.
El claustro bajo del convento, con deambulatorio cubierto por bóvedas de crucería que descansan en los doce pilares de base cuadrada, lo forma un cuadrado de seis metros de lado.
El primitivo claustro alto tenía dieciséis arcos rebajados sostenidos por pequeñas columnas con basas sobre plintos de cincuenta centímetros de altura; cerrándose con cubierta de madera. Por causa de incendio fue abovedado, sin suprimir las primitivas columnas.
En 1907, debido al mal estado en que se encontraba la imagen de la Patrona, el Obispo Don Félix Soto Mancera, propuso a la Junta Directiva de la Hermandad la restauración en Sevilla a costa del prelado. La imagen fue enviada a Don Juan Sánchez, párroco de San Lorenzo de Sevilla quién la llevó para restaurar al notable escultor sevillano Don Adolfo López.
Así, el 28 de febrero de 1908, la imagen que se conocía vestida, se mostraba en talla sedente con elevado respaldo del sillón y ráfagas a su alrededor, con manzana en su mano derecha y sujetando al Niño Jesús con su izquierda.
A partir de estos momentos, la devoción de Villalba de los Barros a su Patrona Nuestra Señora de montevirgen permaneció admirablemente en auge; su iglesia es cuidada con esmero por los vecinos, orgullosos de haber librado al monasterio y su iglesia de la insidia del tiempo y del abandono de las personas.

jueves, noviembre 14, 2024

 

LUIS BARRAGÁN BOTE

                              LA SAGA BARRAGÁN

Casa conocida por el chalets de los Bilbaino, hoy donde se encuenra el super de Lider, fue demolida. Estuvo en la Avd. de Sevilla


Estación Enologica de Almendralejo realizada por el

Luis Barragán Bote “abuelo de Paca Barragán” fue maestro Alarife de la Plaza de abasto de Almendralejo, ayudado por su hermano Nicolás. Hizo los aguaduchos habidos en la localidad, quedando uno en el paseo central de la Piedad. Al casarse se hizo su casa, aun igual en calle Zorrilla que luego fue de los Rosados.
El oficio de albaniñ no era suyo y lo aprenderia ya de mayor por su gran inteligencia.
Ocurrio que tenia una taberna en la calle el Pilar a la altura del llamado Pilar Viejo y ocurrio que le dicen que para dicho abrebadero fuera mas respetado que el estuviera altanto de cualquier vandalismo, entonces en pieza a entablar amistad con el maestro de la Villa y de hay empezo hacer obras de
Pavimento de losas de piedras las calles Piedad y Rano (Donoso Cortes), construyo el primer chalet realizado en el pueblo en la carretera Sevilla, conocido por Los Bilbaínos, cuyo dueño traía de empleado al padre de Alfonso Iglesia, (amigo del padre de Paca Barragán, siendo niños).
El final del tejado del chalet terminaba en una cúpula muy inclinada, que por su riesgo ningún trabajador quería colocar las tejas, recurriendo a su hijo Santiago (padre de Paca), un crio, al cual le rodean a la cintura, una cuerda que atan al para rayo del edificio e indicado le como tenía que poner la pizara lo realizo. Los ladrillos y tejas de estas construcciones eran suministrados por el almacén de materiales de Santiago Zapata en la calle Ortega Muñoz.

Entre sus trabajos esta el haber construido el Cortijo del Conde Bagai. Cuenta Paca Barragán, que estando haciéndose esta construcción, para suministrarse de cal, venían a Almendralejo a por los materiales, que era transportada con carros de arreatas, tirados por mulas, un día se presento una tormenta muy grande, cogiendo al padre de Paca en el trayecto y empezó llover intensamente, al caer el agua en la cal esta empezó arder y quemo el carro, los animales salieron en estapinda y su padre con poca edad corrió hacia el cortijo a busca socorro, en donde no lo estaba pasando mejor pues la intensa lluvia, havia anegado la obra y las chozas donde se quedaban los trabajadores, los colchones que eran de paja se estropearon igual que mantas y demas cosas.

Luis Barragán Bote, construyo la Estación Enológica, colaboro en la reforma de la plaza de toros, cambiando los escalones de adobes por los de cemento.

Su hijo Santiago Barragán, se caso con Guillerma Rangel Coronado, tuvieron diez hijos, de los cuales gustaba rodearse y por la noche leerles obras y novelas. El trabajo en estos años era duro y peligroso, al subir a los andamios con el Tablacho, (tabla rematada por un zócalo de madera, para evitar derramar la cal), que se colocaba sobre un Rodete de arpillera sobre la cabeza, asiendo el Tablacho con una mano y con la otra se agarraba a la escalera para subir al andamio, donde estaba el maestro esperando la masa, así empezaban los niños el oficio y se decía “ Si todos son maestros quien va a llevar el Tablacho”.
Santiago quería evitar a sus hijos trabajar ajeno y explotados, aprendido con los años, con él, era más rápido y mejor, así que compraba parcelas y construía casas para venderlas, no siempre le sacaba ganancias pues no cobraba mucho, si hubieran ganado lo trabajado las “Tejas de su Casa hubieran sido de Plata. Le contrataban personas necesitadas y las viviendas que realizaban eran de una nave, dos habitaciones y cocina, que le pagaban por meses a veces alquilando una habitación con lo sacado, lo contrataban para otras mejoras. El techos de las casa eran de tablas y cañas, al apilar los haces, criaban un polvillo entre las cascarilla al limpiar estas con el hocino las manos y genitales se hinchaban.
Cuando Vivian en la calle León XII, enfrente del estanco, a un había huertos, igual pasaba en la calle Divinos Morales y chavolas en los años 1940-1950.
Santiago Barragán socorría al necesitado, una vez un padre e hijo, dormían en el pajar del un labrador que los había contratado y por tomar dos huevos del gallinero, los echo, teniendo que ponerse a pedir, sabedor del desamparo y hambre de estas personas, los recogió en una habitación de la taberna que tuvo esquina carretera Sevilla con Alange, que le traspaso Maria Pulia, que puso al haber poco trabajo y dio en padecer del estomago.

Viviendo enfrente de la posada San Antonio su dueño fue Miguel Calado, vio desvanecer a una persona de hambre le dio cobijo y comida.
En la vivienda de la calle Espronceda a un pobre hombre sin y familia le dio cobijo y contrato de carrero, para llevar a las obras en un bidón el agua de los pozos del motor de Quesada, y de la seña Felipa en Ortega Muñoz, sacada manualmente pues la mitad de las veces se iba la luz. Su buena fe a veces era pagada con desagradecimiento.
Sus hijos desde pequeños trabajaban con él. La parte de arriba de la calle las Mercedes y casi toda la barriada San José fue construida por Santiago Barragán y cuenta que vinieron los misioneros al pueblo y le dijeron a un niño “Quien hizo el mundo” contestando le “Santiago Barragán el Viejo”que ha hecho mi casa y las del barrio.
Javier Barragán, por su estilo al realizar el trabajo fue conocido. Hizo la mili en Madrid y se fijaba en las cornisas las dibujaba y el molde se lo llevaba al carpintero y le realizaba las Tajadas (moldes) de madera. Las bóvedas, remates con florones y cornisas fueron sello de identidad de Santiago e hijos. A Javier no lo igualaron haciendo bóvedas, trabajo de chino, hasta no poner el ultimo ladrillo podía caerse, se empezaba por la “Pechinas”..
Las paredes de “Tapias” debían ser de escombros si no se desbarataban. Donde hoy esta el estadio Francisco de la Hera fue terreno desnivelado y para hacer un parque en el lugar el alcalde pidió que se echaran los escombros para rellenarlo, Santiago se vio obligado a cambiar los ripios por tierra del campo que encargo a los carreros. Para hacer las Tapias se ponía los tápiales ( planchas) de maderas sujetadas por dos agujas de hierros larga atravesando los largueros con unos tornillos para no moverse, en su interior se echaba la tierra regada con agua y tupida con los pisones
Las tapias matrices eran de Sesenta centímetros las demás de cincuenta y cuarenta.

Los tabiques hace años eran de ladrillos de adobes y lucido con barro mezclado con paja donde iba cereal para ligar, en ocasiones la humedad hacía brotar el grano en las paredes como un prado.
Los cimientos se hacían con las piedras de las pedreras de San Marcos y las Pizarrillas, detrás del Paraíso, los picapedreros al ir extrayendo las rocas producían una gran profundidad, inundada por manantiales y lluvia, las piedras tenían adherida limo y la extracción era peligrosa, las pizarras y piedras eran trasportadas con carros de arreatas de Mulas y la arena era traída por los carreros del rió Guajira.
La cal de lucir las paredes procedía de Fuente del Maestre y se debía apagar bien, si no le salía al lucido saltones (desconchones).
Las hijas de Santiago, ayudaban a la madre o de modistas y bordadoras. A Paca Barragán nadie le enseño el oficio de la aguja, fue autodidáctica. Cuando nada era comprado confeccionado, sino realizado por modistas y sastras del pueblo, que iban a las casas por días que las necesitaran o pudieran y le quedaban las ropas enjaretadas, ella se fijaba y fue aprendiendo a base de romperse la cabeza hasta lograr la prenda.

El buen hacer de Santiago y esposa fue premiado, cuando su hijo Manolo en Bilbao enfermo los emigrantes de Almendralejo, lo acompañaron hasta la llegada de su madre y nunca estuvo solo cuenta su hermana Paca.

ISABEL CORONADO ZAMORA

sábado, noviembre 02, 2024

                                               LA LEJANIA

De tanto soñar en un mundo que quería para mí, que no exitista, de tanto vocear, querer ser lo mejor a otros, me hicieron no sentir lo mejor de mí.

De caminar por una vida que no era lamia, de buscar en otros lo que fuera mejor para ellos, de hacerles sentir que yo era para ellos.

De tanto ver en mi la vida la lucha que era necesario, de no sentirme de soñar una vida que no existía.

A veces no sentirte no verte tu espejo, que lo que encuentras, no es correr en contra del reloj.

De dormir viendo una vida que no era la que cuando despertabas.

De tanto buscar sentimientos que convencer, de hacer lo que otros esperaban de ellos mismo, me hicieron sentir que todo era mejor menos yo.

Ansias de ser buena chica, para otros que me agradecieran acosta de un yo que no era.

Que se para el reloj del mundo, que me hace girar alrededor de una vida que no es la mía.

 Caer en un muelle que rebosa el choque de las olas que no son las que encuentro.

Trate de buscar un amor que no era mío, que el aburrimiento, ese aro, que gira, que hace infinita la eternidad.

 El amanecer es mío, ilusiones, que logren hacerte soñar, tus realidades solo mías.

Apartarme de este mundo dolorido enjuto, sin ser lagrimas que corre y no son merecidas.

Amar es la belleza la pasión de mis sentimientos.

Nadie es un fantasma, que no tiene ni forma ni risa ni perder ni ganar

Cuantas veces llores y fueron surcos perdidos en la pasión encontrada, esperando que era ese nadie que ni ama ni encuentra un camino, nadie es la palabra, sin forma ni futuro.

Mi vida, siento que se va, estoy viendo que el camino cada vez se hace más estrecho, pero cada día me encuentro con una personalidad escondida que me he perdido.

 Absurdas figuras, con una forma desconocida, un espantapájaros, en medio de mi vista, espantando todo lo que no es mío.

 Encontrando ese camino que se estrecha, que está lleno de locuras, de encuentros, de sentidos que esperan en cada recodo, lleno de alaridos de ilusión desconocidos.

Busco, es verdad, que estoy sola como siempre estuve, algo cansada de haberme olvidado de mirar paisajes, que hoy me parecen nuevos, que llenan el corazón, ese que deje apartado, olvido de dar le besos.

Cuantas ilusiones caídas, en ese camino de baches profundos, donde la liberta se anido en un amor que se quedó en el olvido.

Cansada de convivir con un niño, que está en lo alto de los sentimientos, atado, sin ver las montañas de la pasión de un corazón navegante.

Quizás, haga la noche ver las sabanas de arcoíris, donde la lluvia te caiga sobre la cara sintiendo el frio de un bello sueño.

Donde está en ese camino, un poquito de aquel sueño que fue quedado, en gritos sin compañía, falto de arrimarte a esa playa donde la marea, hizo desaparecer con el atardecer.

Nubes en el horizonte, que trajeron, lluvias de canciones, llenas de silbidos de amor soñador, que estaba tan lleno de aquella juventud, que viajo a ese mundo perdido, que no está en ti, ni en tus alas, que brotan de tu imaginación, que vuelan en busca de un mundo que no te pertenece, que quieres encontrar en medio de ti, ven a mi encuentro.

Que echo con la vida, la he dado sin pensar en mí, reclamarla hacerla regresar, alcanzar ese día, que se te acaba, no encontrabas, lo buscabas, que dabas sin recibir nada, cuanta soberbia ante una marejada.

Querer encontrar, lo hallado de otros, que no eras tú.

Cansada sin sentimientos, de amores prohibidos, sin estar contigo, besos en la piel, deseos de miradas que se prendieron en cualquier suspiro

Fantasmas que no eran tuyos, te hiciste dueña de obligaciones que no te pertenecían, obligaciones de otros viajeros sin zapatos, prohibiciones sin testigos, sin piel, ver el espejo de ti mismas que te hacia dar cuenta que era lo mejor de ti.

Mares perdidos de un ser enjaulado, sin puertas, que te impedía, volar, hacia ese castillo lleno de libertadas, de prohibiciones, que querían limar, tus sueños, en las noches que depositabas tu cabeza en la almohada, al lado de otros sueños que no eran los tuyos.

Nubes de encuentros, en un lugar marchitos, existir, respirar, la sed sedienta que abecés te asfixiaba, sin sentir un ser que almacenabas.

Bueno sería dar pasos, que llenaban de sueños conseguidos, manos que acariciaran, que recuperar, volar como ese gorrión, que avisa en los cristales, que, en la mañana, está aquí, sin respiración, encontrar el agua que calme mi sed.

Lamentos del viento sobre mi cara el frio de sentimientos que fueron muriendo en un cajón donde al abrir solo encuentras una pasión perdida, retratos que caen de tus manos, en visiones que se fueron con el sonido de la canción de juventud.

A veces te sientes perdida, sin encuentros que las olas te hagan ver esas nubes que empañan el horizonte.

Solo te encuentras en ti, saltas y encuentras las ganas de un ser que nunca te perteneció, solo anidaban ilusiones, que se fueron en la primera cita sobre la cama.

Soñar es un globo que flota sobre nosotros nada es imbécil, que se te adiare en contemplar lo que no es tuyo.

Dejar espacios que no pertenecen, tomar las vidas que habitan en ti, retomar tramos de camino tan estrechos, que perecen sobre los sueños, como piedras blancas que deje el en camino que no quiero buscar ni encontrar.

Sentirme dueña de mí, dejar lastres que se fueron haciendo maldades, que hoy veo, que me obligaron responsabilidades que no eran mías.

Personas que se hicieron dueños de mis dueños, que provocan tomar decisiones que no eran tuyas.

Lluvia sobre el cristal, que cegaban y no lograban mojar los sentimientos, que impedían poder vivir, nunca me dieron pasión ternura, no fue mío el fuego, sobre mi pasión.

Nunca sentí aquel mundo que navego sobre las hojas de árboles, que se fuero agarrando a mi alma.

Fui fiel a todo el que me prestaba atención, sentir una mueca de sonrisa, conformándome con poco, ver que estoy fuera de un circulo que me aburre, con personas que me obligaron hacer lo que ellos quisieron.

Lo mejor dónde está, no lo sé, que has dado todo, dar por dar toda la vida aburre.

Las palmeras baten y mis ojos, buscan el tren que me lleve a ese mundo sin destino, que se encuentra perdido en mi mundo, que no es otro que mi entorno, me salgo del espacio de otros buscando el mío.

Quizás es mejor mantenerte en el tuyo, salir de la soledad perdida, sin encuentros que navegaban en mis espaldas, sin contar con otros, sin pensar.

Todo lo que fue se dilato, no queriendo encontrar las ganas de un saber, de pensar, en el mundo de la imaginación que hizo esperar en ese camino que se estrecha, el amor que aún hay en mí, lleno de inocencia.

Dejar al fin que mis ser encerrado, salga, libre, sepárame de aquellas ramas que me impedían ver mi interior olvidado en un tronco marchito.

 La soledad, tristeza de un navegador en una barca, que nunca fue tuya, remando sin remos, que utilizaron por costumbre, perdido en la playa de la vida.

Buscar quien te quisieron, tu ser necesario de palabras, que avívenla la luz apagada, de estrellas que fueron depositadas en sentimientos derramados al principio de una juventud prendida en LA LEJANIA.

Isabel Coronado