Mi pequeña historia de Almendralejo

miércoles, febrero 26, 2020

EL MARQUÉS DE MONSALUD




 
Don Mariano Carlos Solano nació en Madrid en 1858, heredó de su padre el título de V Marqués de Monsalud en 1886.

 De su infancia hay pocos datos biográficos, estudió en Bruselas en un colegio jesuita y después estudió en la Universidad de Lovaina
Cuando muere su  a vivir a su residencia de Almendralejo con su madre. Su vida en el palacio fue bastante tranquila en compañía de su madre.
 El Marqués realizaba excursiones arqueológicas por los pueblos extremeños en busca de restos arqueológico, padre vienes.
 Su colección de piezas iría aumentando con el tiempo y formando parte de su gran colección de objetos arqueológicos y artísticos que por desgracia desaparecieron en su mayor parte, pues murió sin descendencia directa en 1910 y poco después moría su madre pasando el palacio a sus herederos.

El título de Marqués de Monsalud se concede en 1762 a Juan José Nieto Domonte, Golfín y Ortiz de Zúñiga, regidor perpetuo de Almendralejo, señor de la villa y sierra de Monsalud. El título de Marqués de Villa-Marín, se concede en 1713 a Francisco Domonte y Robledo, Rojas y Villaza, regidor de la ciudad de Sevilla.

l morir su padre, pasó a D. Mariano el título de Marqués de Monsalud, habiendo recibido poco antes, el de Vizconde de Torres Secas. 

 Tras la muerte de D. Carlos, madre e hijo dejaron su mansión de Madrid por una casa más pequeña, en la que sólo pasarán pequeñas temporadas, ya que su lugar de residencia habitual será el Palacio de Monsalud en Almendralejo; ni la llamada académica, que requería la capital como lugar de estancia, supuso a D. Mariano la tentación de abandonar la Baja Extremadura. Mientras fue aspirante a numerario, lo único que hacía, era datar ficticiamente en la capital del Reino lo que en realidad escribía en Almendralejo, con la ayuda y comprensión de Fidel Fita5 . 

Cuando fue elegido Numerario de la Real Academia de la Historia, para ocupar la medalla 21, el 2 de diciembre de 1898, para lo que leyó el discurso de recepción el 3 de junio de 19006 , no tuvo empacho en optar por seguir haciendo vida en Almendralejo, aún a costa de un absentismo que, incluso, en alguna ocasión le ponía en situaciones delicadas7 . 

 En este palacio, hoy Ayuntamiento de Almendralejo, vivía el Marqués casi pobremente, sin utilizar apenas sus lujosas estancias, que no obstante, mantenía

El estudioso mantuvo un contacto muy fructífero por carta con el Padre Jesuita Fita, correspondencia importantísima porque en ella el Marqués le detallaba exhaustivamente cada pieza hallada, también publicaba sus hallazgos en la “Revista de Estudios Extremeños” y en el “Boletín de la Real Academia de la Historia”, formó parte de la Real Academia de la Historia desde 1898. Su vida transcurría entre las excursiones por el campo en busca de nuevos hallazgos, preparando sus trabajos e investigaciones y los viajes esporádicos a la Academia en Madrid.

La labor del Marqués se ha puesto en tela de juicio por los estudiosos Mallón y Marín en su libro “Las inscripciones publicadas por el Marqués de Monsalud”que lo acusaron de farsante, pero no vamos a entrar en esa discusión por eso remitimos a todo aquél que esté interesado a la bibliografía específica recomendada.

Pero sin lugar a duda el mérito de Monsalud fue recoger una gran cantidad de piezas arqueológicas que sin duda la mayoría de ellas nunca hubieran formado parte de ningún estudio ya que hubieran desaparecido; aunque en la actualidad la mayoría de estas piezas tienen un paradero desconocido, quedan algunas piezas repartidas por los museos y las propias que alberga La Colección de Monsalud en Almendralejo.

Monsalud pudo cometer muchos errores a entusiasmarse demasiado con las inscripciones y hacer quizás traducciones muy precipitadas, pero sin duda su reconocimiento mayor radica como hemos dicho en su empeño por salvar una gran cantidad de piezas del olvido y la destrucción, y debido a su prematura muerte no vio cumplido su sueño de realizar de un museo con las piezas de su colección.

Su vida en el palacio fue bastante tranquila en compañía de su madre, y ni siquiera se decidió a abandonar Almendralejo cuando fue nombrado miembro de número de la Real Academia de la Historia.

En tierras extremeñas desarrolló el marqués su afán de coleccionista y estudioso de la historia.

 Lo que comenzó siendo un puñado de objetos sin gran significación que caía en su poder de forma más o menos accidental, pasó a ser con el tiempo, fruto de su febril y apasionada investigación, una auténtica colección de piezas arqueológicas, conocida desde entonces como Colección Monsalud de Almendralejo, si bien lo que hoy tenemos no son sino escasos restos.

De vital importancia para conocer la personalidad y los trabajos de Monsalud es la correspondencia que mantiene con el padre Fidel Fita, jesuita catalán de gran erudición, publicada en 1997 por Luis García Iglesias .

Pero tal vez lo más importante de la figura del Marqués de Monsalud no fue su obra impresa, sino el haber salvado del olvido y de la destrucción infinidad de monumentos, objetos y documentos epigráficos, la conocida como Colección Monsalud.

El Marqués de Monsalud falleció en Madrid, el 6 de febrero de 1910.

 No dejó otorgado testamento, y la sucesión de sus títulos y propiedades se hizo de acuerdo a las previsiones legales ordinarias: su madre era heredera de cuanto dejaba.

 La Marquesa murió poco después, en 1911, dejando como heredero a Don Carlos Solano y Adán de Yarza, a quien imponía «la obligación de concluir las obras trazadas por el finado hijo de la testadora, señor Marqués de Monsalud, en el palacio de Almendralejo, con arreglo a las instrucciones que ha dejado el mismo, así como la instalación de las antigüedades y la colocación de todos los objetos del Museo, una vez terminadas las obras pendientes».

Pero el nuevo propietario del palacio no respetó estas condiciones.

 El palacio quedó deshabitado y su colección comenzó a sufrir pérdidas. 

Lo que quedaba de la Colección Monsalud pasó en 1930 a poder del librero barcelonés D. Rafael Casulleras, y sólo una parte pudo ser salvada por la Administración del Estado e incorporada al Museo Arqueológico Nacional de Madrid. 

Una parte limitada quedó en Almendralejo, que es la que actualmente se expone como Colección Monsalud en el Convento de San Antonio de la ciudad.

 Esta colección está formada unas noventa piezas, de los periodos neolítico, romano, visigodo y árabe. 

También tuvo ocasión de conocer el importante yacimiento de la vega del Harnina, en las inmediaciones de Almendralejo, correspondiente a la época Calcolítica.

En su afán de descubrir, encontró en la misma puerta de la alcazaba de Mérida, en terrada la placa, donde esta grabado el año de su construcción.

Esta placa se encuentra en el museo arqueológico donde se expone su colección.

 en Almendralejo.

El Palacio de Monsalud, considerado como una de las joyas del patrimonio de Almendralejo, es un edificio civil del siglo XVIII.

Durante la época del V Marqués de Monsalud, Mariano Carlos Solano Gálvez, el palacio alcanzó su máximo esplendor. 

Aficionado a la arqueología, el Marqués inició estudios y excavaciones, logrando una rica colección de piezas de diversas culturas, algunas de las cuales se encuentran ahora en el Museo Arqueológico Nacional.

 Tras su fallecimiento, el palacio quedó en abandono hasta su restauración en 1983, convirtiéndose en la actual sede del Ayuntamiento de Almendralejo.

Su exterior presenta una arquitectura austera, destacando una esquina decorada con balcones de hierro forjado y águilas bicéfalas. La puerta principal, flanqueada por mármoles, exhibe motivos barrocos y una orla conmemorativa del nacimiento de Espronceda.

En su interior, la cancela de hierro, la azulejería talaverana y sevillana en el patio porticado, y una escalera barroca son algunos de los elementos destacados.

 El primer piso exhibe una hermosa balaustrada de cerámica roja, mientras que la segunda planta alberga archivos municipales y un salón de actos con retratos pintados por Adelardo Corvasí, además de exhibirse el velocípedo del Marqués y fotografías de alcaldes de los últimos cien años.

Cuando en 1910 muere el V marqués de Monsalud, se interrumpe un trabajo pionero de investigación histórica de gran parte de Extremadura. 

De la importante colección de objetos arqueológicos que logra reunir apenas si queda una pequeña cantidad, el grupo más relevante se conserva en el Museo Arqueológico Nacional y el otro en la Colección Arqueológica Monsalud de Almendralejo.

 Las piezas de Almendralejo que se encuentran en el Centro Cultural, antiguo convento de San Antonio, se pueden clasificar en dos grupos: piezas de ornamentación arquitectónica y lápidas con inscripciones. Abarcan desde la época romana y visigoda hasta la medieval.

Al morir el marqués y su madre el palacio quedó en un estado de abandono hasta que en 1983 se llevó a cabo una gran restauración en la que se derribaron las dos torres que se encontraban en la parte trasera por no estar dentro de la estética del palacio.

 Una vez rehabilitado, se convirtió en sede del ayuntamiento.

Dese la muerte del V Marques de Monsalud (1910) su palacio en Almendralejo (hoy sede del ayuntamiento) nunca fue habilitado por su dueños y la importancia y la importante colección arqueológica del Marques, quedo desprotegida, .

Entre 1010 y 1939, fecha en que el palacio fue vendido, numerosos objetos, de la colección desaparecieron.

Con la venta de palacio la colección fue vendida, por lotes, algunos fueron a parar a manos particulares, con desigual, suerte, mientras el museo Arqueológico se quedo con lo mejor.

La Colección Monsalud actualmente esta en el Conventual San Antonio, donde se encuentra un acopia del Disco de Teodosio, que gracias a él se pudo lograr que el Estado Español,  se quedara con estando con el Disco de Teodosio. El original se encuentra en la Real Academia de la Historia.

ISABEL CORONADO  ZAMORA




”.
                                               

                                                             PEDRO NAVIA







 



Nació en 1897 en la calle Nueva de Almendralejo, hoy llamada Pedro Navia. Su padre muere en 1902 y su madre para sacar a su familia adelanteabrió una pequeña chacinería, con ayuda de familiares, pero la tienda no prosperó y se marchó a Sevilla para que sus hijos trabajasen.   Desde pequeño Pedro mostró su excelente habilidad para realizas trabajos con el barro y comenzó de aprendiz con el escultor José Lafita de Sevilla, allí aprendió la técnica del modelado y vaciado de escultura.Además de trabajar se matriculó en la Escuela Industrial de Bellas Artes de Sevilla obteniendo el diploma de Modelado y Vaciado. Gracias a los premios conseguidos y a su reconocimiento profesional el joven ceramista comenzó a trabajar en la conocida fábrica de cerámica de Ramos-Rejano de Sevilla desde 1920 hasta 1924, año en el que decide montar su propia fábrica en el Barrio de Triana de Sevilla con el nombre de "NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD. TALLERES DE ORNAMENTACIÓN ARTÍSTICA EN BARROS COCIDOS Y VIDRIADOS".



ceramica realizada por Pedro Navia
En estos años Sevilla se está preparando para celebrar la Exposición Ibero-Americana del año 1929 y le encargaron gran parte de la decoración de la Plaza de España que se estaba construyendo, este hecho hará que el escultor sea muy conocido en Sudamérica realizando para estos países numerosos encargos. En Sevilla lleva una vida tranquila y económicamente holgada, se relaciones con los artistas e intelectuales de la zona, hasta que muerea los 63 años de edad.   Su cuerpo fue trasladado por expreso deseo del artista a su lugar de nacimiento y yace junto a sus padres en una tumba decorada con una lápida sepulcral cocida en los hornos de su fábrica de Triana.

Su obra es muy extensa tanto en azulejaría como en escultura. Sus obras de azulejería destacan por los motivos decorativos usados, propios de la ornamentación renacentistas como guirnaldas, frutos, elementos vegetales policromos.Su obra escultórica se encuadra dentro de la temática   realista del siglo XIX, la tradición neorromántica y neobarroca de la imaginería local, relacionado con la corriente artística llamada “de transición”.

Su producción artística fue muy numerosa con obras en Sevilla, Huelva, Granada, Badajoz, Aceuchal, Valverde de Llerena y en Almendralejo los Bustos de José de Espronceda y Carolina Coronado situados en el parque de Espronceda, el zócalo del Baptisterio de la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación, imágenes religiosas y piezas de terracota que se encuentra en Museo Devocional, decoración del patio central y en la escalera principal que da acceso a la Comisaría de Policía en el antiguo ayuntamiento y un gran número de fachadas repartidas por toda la población que

MANUEL ANTOLÍN Y ROMERO DE TEJADA




MANUEL ANTOLÍN Y ROMERO DE TEJADA nació en 1895 en la calle El Pilar de Almendralejo y murió a los 43 años de edad. 
La infancia la pasó en varios pueblos extremeños, su padre era Juez de Primera Instancia e Instrucción y toda la familia se desplazaba con él donde era destinado.
 Su padre murió repentinamente y tuvo que regresar a Almendralejo, instalándose la familia en el número 13 de la calle Palacio, hoy calle Ricardo Romero.

 Desde muy joven mostró gran interés por la pintura, después de acabar sus estudios de bachillerato se dedicó de lleno a lo que más le gustaba, pintar. 

Se marchó a Madrid, becado por la Diputación de Badajoz, donde estudió en la Escuela de Bellas Artes.
 
El joven pintor para obtener algún dinero extra se dedicaba a copiar a los grandes maestros del Museos del Prado y de la Academia de San Fernando, vendiendo las copias.

Durante su estancia en Madrid el nunca perdió el contacto con su tierra y partición en varios eventos culturales.

Con motivo de la inauguración en 1920 del Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz donó una obra a pastel llamada “Estudio”.

 El Museo también adquirió dos obras más del pintor. 
En 1921 regresa a Almendralejo desilusionado por la falta de apoyo prometida por los organismos oficiales.
 Este mismo año se casó con su novia Josefa Sigffredi.
 En 1928 consiguió una plaza como profesor de dibujo lineal y artístico en Instituto Nacional de Enseñanza Media de Zafra y años después también impartiría clases en el Colegio de Nuestra Señora de la Piedad en Almendralejo.

Su obra artística es muy amplia a pesar de su corta vida, participó en varios salones de pinturas, exposiciones y concursos; destacando las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y La Exposición Iberoamericana de Sevilla.

 La crítica siempre le apoyó tanto en su forma de pintar como por su personalidad, pese a su juventud era muy conocido, estando a la altura de los importante pintores extremeños de la época. 

En 1935 el Círculo de Bellas Arte de Madrid organizó una exposición monográfica de sus obras, la cual obtuvo grandes elogios por parte de la crítica y del público.

 Sus obras se encuadran dentro de la pintura costumbrista extremeña de la primera mitad del siglo XX.

Son obras realizadas al óleo o pastel, que refleja la sociedad del momento, quizás algo idealizada, con trazos y pinceladas llenos de color,  vivacidad, que muestran a unos personajes alegres y cercanos, muy próximo a la temática y colorido de otro ilustre pintor extremeño de la época como Eugenio Hermoso.

 La temática de su obra fue variada como la campesina, la femenina o el retrato, fueron las más frecuentes. 

El retrato de Antolín es un retrato realizado con minuciosidad y serenidad, quizás el género que el pintor más cultivaría a lo largo de su trayectoria debido a los numerosos encargos que le realizaban; también realizó numerosas obras de temática infantil creando en un álbum fotográfico de sus tres hijos. 

Sus obras están repartidas por muchas ciudades de España, hay que tener en cuenta que la mayoría de las obras fueron por encargo o son retratos familiares y se encuentran en manos de particulares, hay muchas otras en paradero desconocido.

 En Almendralejo se puede contemplar un enorme lienzo en el Salón de Juntas del Ayuntamiento llamado “El santo del amo” que se presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1926.

 Algunas de las obras más conocidas son “Segador extremeño” reproducido en la portada de la revista Blanco y Negro en 1922, “La chaquetía,” “Fiesta en el campo,”“Violetas,”“ De lamesma cogolla,” “La novia del Grajo,” “La Morenilla,” “De la Tierra de Barros” o “La mujer del gallo” entre otras”.

Isabel coronado zamora
 

martes, febrero 25, 2020

                                                EL LABRADOR




                                                   JUAN CORONADO SUAREZ
Hace tiempo que no escribía en mi retiro de pensamientos como es este bloc, tan llenos de vivencia de lo que voy viendo y sintiendo, en mi tierra maravillosa  Almendrlaejo.

 Tierra de secano arcilloso, no falta el  ca-leño,  olores cuando las gotas de lluvias, dejan caer su llanto  lleno de sentimientos,  de una tierra tan agradecida como es Tierra de Barros.


Es este rincón, que nunca estuvo perdido pues sabéis que no fue abandonado del sueño de muchos labradoras, que amantes del compás del control de la razón del pensamiento, que nunca dejo pasar un tiempo ni dejar de mirar al horizonte, besando la besana que desnuda marcaba el sentir verdadero.

 El viento arrastraba el alma de sus pesare  de amarguras, que sus vistas dejaban ver la luz del miedo, que dejaban los sueños desnudos, pasajeros de sensaciones del polvo sobre sus labios llenos de verdades, queriendo toma la mano de la tierra, que se agarraba a  camisa de enamorados.

  Sus cuerpos a la tierra atrayendo los como un contrato de esclavitud, que lo dejaba de estar cuerdo sin saber donde iban los lamentos del labrador, amante de un campo lleno de luz de grandes extensiones de viñedos, que en la primavera empezaba a verdear sus yemas brotando a la vida que le trasmitía el labrador.


Convirtiéndose en sarmientes que sujetan vides de grandes racimos de grano apretado dorado al sol de secano.

No abra otro lugar tan maravilloso en verano, de sentir posar la vista en líneos perfectos que se van desde un origen hasta el fin del valle, tan perfecto sobre el rojo de la arcilla de la tierra de barros.

La mañana trasmite sensaciones de colores sobre el rocíos de sus hojas, atrapando en el resencio convertido en gotas de agua, que la planta chupa con ansias de saciar la sed que traerá el sol sobre el refugio de sus hojas.

No sintió un asta luego, ni el color de la tierra peinada por la reja del arado, sobre  las miradas de las puertas del cielo, que vigilaba, el alma de un corazon palpitante, de las entrañas.

Leyendas que van mirando temores de tormentas, aguas con granizo, fríos que toman a la tierra y la manejaran, que acaba con la abundancia que empieza en primavera sobre los líneos de vides.

Sentimientos de tierra que se convierte en el paseo del labrador que en lucha con la tierra, hombre sigiloso, abriendo puestas al campo que con el canto de la chicharra lo acompaña en un compás de palmas, sin conciencia ni silencio que vigilan la tierra y planta.

El ladrador es el rey sobre sus tierra que recibo como legado.

El campo de Tierras de Barros es como las teclas de un piano lleno de ritmo de sensaciones que se van elevando,  en un circulo que nunca esta en un nudo entre la vic  olivar, que mira silencioso sin alas de ramas, que baten alejando los puntos que mantienen la vida de las plantas.

El labrador que palabra tan bella, manigero de manos diestras en sentidos y conocimiento, de hace que la ilusión hacia la tierra lo lleve a mirar o tomar la distancia de una vuelta al vació, cuando ves que no entiende la tierra, su circunstancia, y climatología.

ISABEL CORONADO ZAMORA.